Historia de los tártaros

Los mongoles fueron asimilados y pronto “mongol” y “tártaro” se consideraron sinónimos. Otra teoría, menos aceptada, se remonta a un diccionario de lenguas túrquicas del siglo XI donde se menciona la existencia de una rama tártara.

La procedencia de los tártaros también es incierta, pero hay tres teorías principales. La teoría bulgarista afirma que estos pueblos ya vivían en la Bulgaria del Volga, en la actual Rusia, desde el siglo VIII, y los pueblos vecinos los apodaron así. Bajo esa óptica, serían autóctonos de la región rusa de Tartaristán. Por otro lado, la teoría tártaro-túrquica considera que surgieron en el siglo VI y recibieron influencias de etnias túrquicas y del Imperio mongol. Por último, la teoría tártaro-mongola considera que los tártaros y los mongoles eran tribus nómadas de Asia Central que invadieron la actual Tartaristán. Estudios genéticos han demostrado que las distintas poblaciones tártaras, como los del Volga o los de Crimea, tienen orígenes diferentes.

Los tártaros es un nombre que se aplica a los pueblos túrquicos de Europa Oriental y Siberia. El nombre deriva de Ta-ta o Dada, tribu mongol que habitaba el noroeste de la actual Mongolia en el siglo V. Se llamaba tártaros a los pueblos que dominaron partes de Asia y Europa bajo el liderazgo mongol en el siglo XIII.

El uso de este nombre se extendió después para incluir a casi cualquier invasor nómada de origen asiático, tanto de Mongolia como del occidente de Asia. Antes de la década de 1920, los rusos usaban la palabra Tatar para designar a numerosos pueblos, desde los turcos azeríes a las tribus de Siberia. También fue empleada para denominar al conquistador Timur y sus seguidores.

Los tártaros estuvieron vinculados por siglos con los pueblos mongoles y turcos. En el siglo XIII participaron en las campañas militares de Gengis Kan. El imperio de este líder mongol abarcaba una vastísima región, comparable en tamaño a la antigua Unión Soviética. En 1236, unos 150.000 de sus guerreros marcharon rumbo a Europa, que comienza al oeste de los montes Urales, y empezaron por atacar diversas ciudades rusas.

No tardaron en conquistar Rusia, tras lo cual fundaron el Estado turco-mongol. La parte occidental llegó a ser conocida como la Horda de Oro, y su capital, Sarai, se ubicaba a orillas del bajo Volga. Dicho estado abarcaba regiones de Siberia, los montes Urales, y llegaba hasta las cordilleras de los Cárpatos y el Cáucaso, en Ucrania y Georgia. Los principados rusos se vieron obligados a rendir tributo a la Horda. En el siglo XV, la Horda se fragmentó y dio lugar a  Crimea, Astracán y Kazán.

Crimea – El infierno tártaro

En el siglo XVII, se llamó «tártaros» a los manchúes, persistiendo hasta la caída del imperio Qing en 1912. ​ En la actualidad, la mayor parte de los tártaros viven en el centro y el sur de Rusia la mayoría en Tartaristán

Hubo un tiempo en el que los tártaros inspiraban temor y con solo pronunciar su nombre, temblaba el mundo. ‘Tártaros’ es como se ha denominado en Occidente a los mongoles. Los llamaron así porque esa palabra se asemeja al término tartarus, un infierno en la terminología grecorromana. A ojos de los occidentales, estos jinetes, salvajes y crueles, solo podían haber salido del infierno mismo.

Tampoco contribuyó a su buena fama el haber sido los responsables de la propagación de la peste negra por Europa en el año 1340. Los tártaros de Crimea luchaban contra los genoveses en Caffa, actual ciudad griega de Teodosia, muchos de sus guerreros contrajeron la enfermedad. Decidieron librar una de las primeras guerras bacteriológicas de la historia y catapultaron hacia el sitio de sus enemigos a sus soldados muertos de peste negra, contagiando a los genoveses, y estos propagaron la pandemia por medio mundo, desde Noruega hasta Egipto.

Aquellos fieros guerreros mongoles, imbatibles con el arco, jinetes de gran habilidad, llegaron a ser dueños bajo la autoridad de Gengis Kan, del mayor imperio de Asia y uno de los mayores de la Historia. Sus dominios se extendían desde Corea hasta el Danubio, contenían lo que hoy es China, Irak, Irán y otras muchas naciones y albergaban, en el siglo XIII, la astronómica cantidad de cien millones de habitantes.

Cuando Gengis Kan murió, dos generaciones después el imperio mongol se dividió en cuatro grandes kanatos: uno abarcaba China, otro se extendía por Asia Central, el tercero se desplegaba por Irán y Oriente Próximo, y el cuarto, llamado Horda de Oro, dominó, hasta el siglo XV lo que ahora es el sur de Rusia y de Ucrania, e incluso amplió sus correrías por territorios que hoy pertenecen a Hungría y Polonia, siendo los tártaros de Crimea descendientes de estos mongoles de la Horda de Oro, que se establecieron durante el siglo XIII en esta península de clima suave, una zona estratégica para el comercio.

Crimea fue un kanato tártaro por poco tiempo, solo de 1441 a 1475. Su independencia terminó con la irrupción de los otomanos, que decidieron añadirlo a su imperio como vasallo. Esa invasión fue una suerte para los tártaros de Crimea pues los protegió de las arremetidas de los rusos.

El resto de los kanatos acabó por sucumbir ante la voracidad rusa, pero los tártaros de Crimea permanecieron fuera de Rusia hasta el siglo XVIII gracias al escudo del poderoso Imperio otomano. Con los turcos, estos tártaros se convirtieron al islam.

El escudo turco se resquebrajó cuando el Imperio otomano se encontró frente a una zarina inteligente y ambiciosa, Catalina II de Rusia, una princesa alemana convertida en emperatriz de Rusia al casarse con Pedro III y que ha pasado a la Historia como Catalina la Grande.

Catalina venció a los turcos en la primera guerra de Crimea en 1774. En 1783 decidió anexionarla a su imperio, y en la primavera de 1787 emprendió un viaje para conocer sus nuevos territorios y deslumbrar con su poderío. Siete enormes galeras decoradas al estilo romano, seguidas de una flotilla de ocho embarcaciones, transportaron por el río Dnieper a Catalina y las 3000 personas de su séquito en el viaje que realizó a Crimea. La llegada de la reina sellaba el inicio de una nueva etapa en la muy agitada historia de Crimea. La zarina decidió transformarla dando órdenes de hacer carreteras y puertos. Llevó ganado y mandó levantar astilleros para construir buques de guerra y bases navales para la nueva flota rusa del mar Negro, que todavía sigue allí. Ordenó también que se respetase la religión y la cultura del lugar y levantó nuevas mezquitas.

El entendimiento duró poco. Tras la segunda guerra de Crimea en 1886, los rusos acusaron a los tártaros de haber simpatizado con sus enemigos, ingleses y franceses, y cientos de miles de estos descendientes de mongoles tuvieron que emigrar al Imperio otomano.

El nombre de tártaros, dado a los invasores, se extendió posteriormente para ser aplicado a otros miembros de la misma rama túrquico en Rusia, incluso hasta el punto de que la mayoría de los habitantes de la meseta de Asia quedó definida bajo el nombre genérico de Tartaria. Este nombre casi ha desaparecido de la literatura geográfica, pero permanece el nombre de tártaros en el sentido limitado al que se alude más arriba.

Los actuales habitantes tártaros de Eurasia forman tres grandes grupos: Los  tártaros de Crimea, Ucrania, Bulgaria, Rusia, Lituania,    PoloniaRumanía y Turquía, los del Cáucaso y los  de Siberia o sibires.

Debido a sus continuas migraciones y mezclas entre diferentes pueblos, la utilización del adjetivo «tártaro», se cuenta como tales a gentes que tienen el aspecto de mongoles o el de caucasoides. Los tártaros originales de Mongolia se parecían más a los invasores mongoles de Asia Central en tiempos de Gengis Khan.

Los rusos llamaron tártaros, o más bien «tataros», a los descendientes del pueblo llamado Bulgaria del Volga. Los tártaros del Volga viven en el centro y el este de la Rusia europea. En la Rusia actual, el término «tártaros» se refiere solo a los tártaros del Volga. Otros grupos étnicos, como los tártaros de Crimea, no fueron reconocidos como parte de los tártaros, sino contabilizados por separado como una etnia.

Tartaros luchando contra los cosacos

Los tártaros del Volga, en la parte europea de Rusia, son descendientes de los protobúlgaros del Volga, que fueron dominados por la invasión de los mongoles en el siglo XIII y mantuvieron el nombre de sus conquistadores.

Los tártaros de Siberia son supervivientes de otra población túrquicomongoloide, mezclada con hablantes de lenguas urálicas, y con mongoles.

En el Volga se mezclaron con los restos del antiguo Imperio búlgaro y con pueblos que hablaban las lenguas finoúgricas, así como con restos de las antiguas colonias griegas en Crimea y caucasianos en el Cáucaso. La mayoría de los tártaros del Volga son tártaros de Kazán, siendo el principal grupo de población y la población aborigen de Tartaristán 

Hoy en día, más de 250 000 tártaros de Crimea que viven en Crimea y alrededor de 150 000 permanecen en el exilio en Asia Central, en Uzbekistán.

Casi 5 000 000 de personas de origen tártaro de Crimea habitan en Turquía, los descendientes de quienes emigraron en los siglo XIX y principios del XX.

El nombre proviene de los mongoles Ta-ta, que en el siglo V habitaron el noroeste del Gobi, y tras ser subyugados en el siglo IV por la dinastía Liao, migraron hacia el sur, fundando el Imperio mongol bajo Gengis Kan.

Bajo el liderazgo de su nieto, Batú Kan, se trasladaron hacia el oeste, llevando consigo muchos uralo-altaicos túrquicos hacia las llanuras de Rusia. Los de la costa sur, mezclados con escitas, griegos e italianos, eran bien conocidos por su habilidad en la jardinería, su honestidad y sus hábitos de trabajo. Los tártaros montañeses son muy parecidos a los del Cáucaso, mientras que los de las estepas, los nogayos,  son decididamente de un origen mixto con turcos y mongoles.

Los tártaros de Crimea son musulmanes, pertenecen a la escuela Hanafí, una de las cuatro escuelas de pensamiento  o madhabs, o jurisprudencia o fiqh dentro del islam suní.

Constituyeron el Kanato de Crimea, que fue anexionado por Rusia en 1783. La guerra de 1853 y las leyes de 1860-1863 y 1874 causaron un éxodo de los tártaros de Crimea; muchos se desplazaron a Turquía.

Los tártaros que habitan en Lituania perviven hoy en día en los alrededores de la capital, Vilna, más concretamente en el pueblo de Trakai, donde se encuentra uno de los más famosos enclaves turísticos lituanos, ya que allí se halla el antiguo castillo del rey.

Los antepasados de los actuales tártaros fueron invitados por el gran duque Vytautas siglos XIII al XIV, que que extendió más el ducado de Lituania, a instalarse en su reino debido a la destreza de que los tártaros poseían en la fabricación y manejo de utensilios de metal. Actualmente se puede observar en dicho pueblo, que los tártaros siguen conservando la estructura clásica de sus casas, así como comidas típicas  tártaras y sus propias tradiciones.

También habitan tártaros en la zona de Kaunas y de Alytus, sumando actualmente unos 4000 tártaros en total.

La mayoría son musulmanes suníes y hay una minoría cristiana ortodoxa, y hablan tanto su propio idioma como la lengua nacional de los países donde viven. Su historia ha pasado por exilios y persecuciones en función de las disputas por el poder que involucran sus territorios.

 

 

 

 

 

 

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