El arte minoico, junto con otros aspectos de su actividad cultural han permitido a los arqueólogos poder definir las tres fases de la cultura minoica.
El arte en la Creta de la Edad de Bronce exhibe su gusto por el mundo animal, marino y vegetal. Los motivos que cubrían los frescos, y la cerámica, también inspiraron sus joyas, los vasos de piedra
y la escultura. Los artistas se recreaban en los diseños fluidos y naturalistas.
Los minoicos, pueblo navegante, estaban en contacto con muchos países alrededor del Egeo, y esto se hace evidente en las influencias orientales, babilonias y egipcias que vemos en sus primeras formas artísticas, y en el comercio, de cerámica y de alimentos. Intercambiaban aceite y vino por objetos preciosos y materias primas, como el cobre de Chipre y el marfil de Egipto. Los artistas minoicos estaban expuestos constantemente al influjo de nuevas ideas y materiales que utilizaron para crear su arte único.
El arte minoico era funcional y decorativo y cumplía una finalidad política, como las pinturas murales de los palacios, donde sus gobernantes eran representados ejecutando sus tareas religiosas, para reforzar su papel como líderes de la comunidad.
Los objetos artísticos estaban reservados a la élite gobernante, comparada con el resto de la población, que en su mayoría estaba formada por campesinos. Las obras de arte se convertían en un medio para subrayar las diferencias sociales y el estatus político de los afortunados que podían poseerlas.
Lo más característico de esta rica cultura son sus frescos y las escenas representan la vida en la isla, recurriendo a temas como las procesiones, sacrificios, danzas, luchas rituales con toros, etc. Tienen un estilo geométrico y son, comúnmente, monocromáticos.
Fresco del grifo. Cnosos.
Los cretenses decoraban sus palacios con pintura al fresco, aplicaban los pigmentos de color sobre el yeso húmedo sin mezclar, de modo que, al absorber la pintura, el yeso la fijaba, evitando que el color perdiera intensidad con el tiempo.
Los colores empleados eran negro, rojo, blanco, amarillo, azul y verde. No se conservan restos de efectos de sombra en los frescos, aunque el color del fondo cambia mientras que las figuras de primer plano permanecen inalterables.
Los frescos decoraban los muros, por completo o sobre las ventanas y puertas, o los techos, las vigas de madera y a veces incluso los pavimentos de los palacios. Primero representaban solo figuras abstractas y geométricas, pero más tarde incorporaron toda clase de motivos, en miniatura y a gran escala. Escenas de rituales, procesiones, festividades, ceremonias y deportes taurinos eran las más populares.
Los elementos eran naturales eran los lirios, iris, rosas, hiedras y juncos. Fueron una de las primeras culturas en representar paisajes sin figuras humanas, tal era su admiración por la naturaleza. También pintaron animales en su ambiente natural como monos, aves, delfines y peces.
Sus cerámicas eran caracterizadas por el decorado polícromo de motivos blancos y rojos, y dibujos de espirales, triángulos, cruces, figuras de animales marinos, etc. Posteriormente se añaden más colores adoptando, muchas veces, formas esféricas y decoradas con escenas de corte más naturalista, como pulpos que ocupan toda la panza de las vasijas.
Mascara funeraria
También desarrollaron figurillas humanas y de dioses, normalmente femeninas y con rasgos sexuales poco acentuados. Destaca el desarrollo de joyas, vasos de oro y piedras preciosas, productos por los que se hicieron conocidos fuera de la isla.
En lo que a vestimenta se refiere, los hombres minoicos usaban normalmente taparrabos y faldas cortas. Las mujeres, por su parte, corpiños que llegaban al ombligo y faldas largas acampanadas. Los patrones en las telas, al igual que el resto del arte, dieron énfasis a las figuras geométricas.
La cerámica pasó por varias fases de desarrollo siendo la primera el estilo pre-palacial, llamado Vasiliki, con superficies decoradas en rojo y negro y elementos decorativos. Posteriormente, la cerámica de Kamarés, originaria de Festo y perteneciente al periodo de los Primeros Palacios cuya introducción coincidió con la llegada del torno de alfarero a Creta. Sus elementos distintivos son los patrones animados en blanco y rojo sobre un fondo negro.
Las formas de recipiente más comunes son jarras de pico, copas, cálices y tinajas muy grandes hechas a mano, utilizados para conservar alimentos.
El periodo Neopalacial evoluciónó con novedades en la forma y el diseño, entre ellas la producción de sarcófagos de terracota. Los jarrones más esbeltos, estrechos en la base, y aparecen nuevos diseños como el ánfora de pico, con un orificio real y otro falso, y dos asas. El estilo floral suele representar gráciles ramas con hojas y flores de papiro.
Contemporáneo, encontramos el estilo marino, que se caracteriza por imágenes muy realistas de pulpos, estrellas de mar, conchas de tritón, esponjas, coral, rocas y algas. Los artesanos aprovecharon para rodear con sus formas las superficies curvas de la cerámica. Cabezas de toro, dobles hachas y nudos sagrados son motivos que también aparecen con frecuencia.
El estilo Neopalacial empieza a partir del año 1450 a.C. Por la influencia creciente con los micénicos y la Grecia continental, surgieron las ánforas de tres asas, los jarrones de alabastro, copas y jarras rituales con asas en forma de ocho.
En cuanto a los jarrones, emplearon una amplia variedad de piedras para fabricarlos, trabajando laboriosamente la materia prima con ayuda de cinceles, martillos, sierras, taladros y cuchillas. La mayoría de diseños se inspiraban en las formas de la cerámica coetánea. Incluso llegaron a trasladarse a la piedra algunas decoraciones del estilo marino.
Entre las formas más populares están los cuencos con base estrecha, empleados para conservar aceites densos, también los vasos rituales, que podían adoptar muchas formas
En escultura se han conservado estatuillas capaces de capturar el movimiento y la elegancia en tres dimensiones, igual que lo hacían en otras formas de arte. Las primeras figuritas de arcilla ya muestran la moda de los hombres, coloreados en rojo, y las mujeres, lucen largos vestidos con el escote abierto. También encontramos estatuillas de bronce, de animales, especialmente bueyes.
Las obras más tardías muestran mayor sofisticación. Entre las más notables hay una estatuilla de marfil que representa un hombre saltando en el aire sobre un toro. Datada entre el 1600 y el 1500 a.C., es quizás el primer intento conocido de capturar el libre movimiento en el espacio.
En orfebrería su tecnología de la fundición permitió refinar metales preciosos como el oro, la plata, el bronce y el bronce dorado. Se empleaban piedras semipreciosas como cristal de roca, jaspe, lapislázuli, obsidiana y jaspe rojo, verde y amarillo. La amatista, muy popular, se importaba de Egipto, donde ya no estaba tan de moda en la joyería, hecho que ilustra la independencia minoica respecto al diseño y los materiales. Otros materiales a disposición de los orfebres minoicos eran el esmalte, la esteatita, el marfil, el nácar, la pasta de cristal y la cerámica vidriada azul, de Egipto.
Los joyeros dominaban las técnicas del metal, que les permitieron transformar materias primas preciosas en una gran variedad de objetos y diseños. La mayoría de piezas se fabricaban a mano, pero los anillos, por ejemplo, se hacían empleando moldes de tres piezas con la técnica de la cera perdida. Las cuentas también se hacían de esta manera, lo cual permitía una producción industrial de estos objetos.
El oro era el material más preciado. Se podía batir, grabar, repujar, modelar y perforar, a veces con sellos. Otras técnicas incluían la filigrana, el incrustado, la cobertura con pan de oro y el granulado, donde pequeñas esferas de oro se pegaban a la pieza principal empleando una mezcla de pegamento y sal de cobre que, al calentarse, se convertía en cobre puro, soldando ambas piezas juntas.
La joyería adoptaba formas como diademas, gargantillas, brazaletes, pulseras, coronas, anillos y pendientes. Los biseles de los anillos solían estar grabados con detalladas escenas en miniatura representando escenas de caza, lucha, salto del toro, diosas, criaturas mitológicas, flora y fauna.
Otra especialidad del orfebre y el grabador cretenses era la decoración de armas en las hojas de espada, empuñaduras y pomos grabados con figuras.
En las últimas fases de la Grecia arcaica y clásica es difícil trazar la influencia del arte minoico y micénico. Los griegos eran muy conscientes de la herencia recibida de sus antepasados en el Egeo.