Movimientos vanguardistas del arte III – Bauhaus

Fundada en Alemania desde 1919 hasta 1933, por el arquitecto Walter Gropius, la influyente escuela de diseño, arquitectura y artes aplicadas de Bauhaus, fue clausurada por el régimen nazi.

La Bauhaus, casa de construcción, fue fundada en Weimar en 1919, cuando Walter Gropius, unió la Escuela Superior de Artes Plásticas con la de Artes y Oficios del gran ducado de Sajonia, Weimar-Eisenach

Esta institución antiacadémica, centro pedagógico y experimental de las artes, puede ser considerada como la primera escuela de diseño del mundo. Es imposible imaginar el diseño contemporáneo si no hubiera existido la Bauhaus.

Herbert Bayer. Chromatic Twist

A pesar de haber distintas etapas e identificar diferentes tendencias, la escuela logró generar una imagen homogénea. Este centro de experimentación, a partir de la noción de arte total, constituyó la base formal del diseño moderno en todas sus expresiones, y logró otorgarle calidad estética tanto en el diseño de comunicación visual como en el producto industrial. No se puede imaginar el diseño contemporáneo, en cualquiera de sus expresiones, tanto a nivel pedagógico como formal, si no hubiera existido la Bauhaus.

En el programa de la Bauhaus, encabezado por la catedral de cristal diseñada por Feininger, se afirmaban los siguientes supuestos: unificar las artes bajo una nueva arquitectura, devolver el carácter artesanal a las actividades artísticas, y construir la catedral del futuro, la obra de arte total, y disciplinar la enseñanza de la arquitectura.

Su historia tiene tres fases. La primera (1919-1924) coincide con el periodo en que la Escuela Bauhaus tiene sede en Weimar. La obra más importante desarrollada entonces fue el proyecto del Chicago Tribune de Gropius. Progresivamente la consolidación de la república democrática de Weimar, después de la I Guerra Mundial, así como la conjunción de la arquitectura y el diseño modernos, con el sistema capitalista, determinarán una nueva orientación en el estilo de la Bauhaus.

En la segunda fase (1925-1927), la Escuela se traslada a Dessau, y esta etapa se caracteriza por los diseños de todos los aspectos del entorno arquitectónico, muebles, accesorios y la inserción de la práctica arquitectónica en los procesos industriales.

El edificio más importante de la Bauhaus de entonces es el de su sede, de planta geométrica, aunque carente de simetría.

En la tercera fase (1927-1930), la Bauhaus es dirigida por Hans Meyer, que trató de vincular la problemática técnica y estética de la construcción con las organizaciones obreras. Para él, la casa debía responder a los modos de vida del morador y no a las aspiraciones estéticas del diseñador. Fue cesado en 1930, iniciándose una rápida decadencia de la institución.

Van der Rohe asume la dirección de la escuela hasta la llegada al poder de los nazis en Alemania, que supone su cierre y la constatación del divorcio entre las ideologías totalitarias y los proyectos de vanguardia.

La necesidad de ubicar al nuevo Estado Nación en el mercado mundial generó una voluntad de embellecer y perfeccionar la calidad de los objetos industriales para mejorar la competitividad de los productos y bienes de consumo alemanes, principios que la escuela heredaríaEn este contexto, la propuesta de la Bauhaus estaba dirigida expresamente a obtener estándares de diseño de la más alta calidad dentro de la producción masiva, y esto comprendía tanto al diseño de la comunicación visual y el diseño industrial como a la arquitectura.

Entre los principios que guiaron al Deutsche Werkbund,  la abolición de la división del trabajo y el regreso a la unidad entre diseño y producción, fueron los más significativos. Los mismos que condujeron al movimiento Arts and Crafts a partir de 1861, de la mano de William Morris, a la renovación de las artes y oficios en Inglaterra.

A partir de allí, se plantearon las preguntas sobre la naturaleza del buen diseño, cómo deberían enseñarse el arte y la artesanía y los efectos que los edificios tienen sobre las personas que los habitan

La escuela buscaba una nueva expresión artística en la era de la máquina, la respuesta fue la sustitución del ornamento por la forma abstracta como base estética del diseño industrial, y idea de que el arte y la técnica formasen una nueva unidad acorde a su tiempo.

Gropius era consciente que el nuevo diseñador industrial no podía ser formado a la manera de las academias, en donde se pretendía crear una obra única e irrepetible, pero tampoco era adecuado el método utilizado por las escuelas de artes y oficios, cuyo pragmatismo no admitía la posibilidad de mejorar la calidad del diseño. Estas inquietudes fueron entonces las que lo animaron a presentar su propuesta pedagógica, que pretendía unir las dos escuelas para lograr una formación integral. Así es que decidió crear un nuevo centro educativo que lograría, en la era de la reproductibilidad técnica, una síntesis estética mediante la integración de todos los géneros del arte con las artes aplicadas, bajo la primacía de la arquitectura.

Una nueva experiencia pedagógica

Para elevar la calidad al producto industrial y la potencia artesana al mismo nivel que las bellas artes, fue necesario recuperar los métodos artesanales de elaboración de los objetos tanto en el diseño en comunicación visual como en la actividad constructiva. Por ello es que los talleres, que retomaban de algún modo la tradición del artesanado medieval, se convirtieron en el corazón de la formación de la Bauhaus, lo cual se evidenciaba en su plan de estudios.

Después del curso preliminar, los estudiantes podían elegir los talleres específicos, que estaban a cargo de dos encargados, un maestro de la forma artista, y un maestro del oficio, artesano.

Tres directores, tres sedes.

Aunque la dirección de la institución está marcada por tres importantes figuras del diseño y la arquitectura como Gropius, Hannes Meyer y Ludwig Mies Van der Rohe, fueron fuertes rivales de la propuesta intelectual de Gropius. Sin embargo, hubo una continuidad que residía esencialmente en las aspiraciones antiacadémicas y reformadoras.

En 1924, la propuesta más generosa para restablecer la escuela fue de la ciudad de Dessau. Con un gobierno socialdemócrata, una población de 70.000 habitantes y un número importante de industrias modernas, entre las que destacaba la fábrica de aviones Junkers y el 25% de las industrias químicas de Alemania concentradas en el área, Dessau se convertiría en la mejor opción para la construcción del nuevo edificio que albergaría a la escuela.

El diseño estuvo a cargo de su director, Walter Gropius, y se convirtió en su obra maestra. La nueva sede se construyó entre 1925 y 1926 sobre terrenos públicos: dos manzanas otorgadas por el alcalde Fritz Hesse, atravesadas por una calle pública. El proyecto consideraba la propuesta pedagógica para resolver la distribución funcional del edificio. Se establecieron las áreas de enseñanza de aulas y talleres a ambos lados de la calle, atravesada por un puente que vinculaba ambos sectores y alojaba la administración, las oficinas del director y algunos profesores. Completaba el conjunto un área con 28 pequeños estudios, pensadas como habitaciones de estudiantes.

La escuela será clausurada por el nacionalsocialismo por considerarla subversiva y nuevamente trasladada en 1932 a Berlín, donde ocupó el espacio de una fábrica de teléfonos abandonada, ya bajo la dirección de Mies van der Rohe, antes de ser cerrada para nunca más abrirse.

Desde la propuesta arquitectónica de Gropius, que contemplaba los requerimientos funcionales de la escuela, hasta la producción de los distintos talleres y la publicación de la revista Bauhaus, se marcó un rumbo que influenció el diseño del siglo XX.

En 1926 se cambió el nombre por el de Escuela Superior de la Forma, se abandonó el sistema medieval de enseñanza dando paso a la figura del profesor, que sustituía al maestro, y se reestructuró el plan de estudios. La tipificación, la fabricación en serie y la producción en masa se convirtieron en las directrices del trabajo.

Los talleres, siguiendo a cargo de figuras destacadas. Aquellos vinculados al arte y al diseño de la comunicación visual fueron:

  • Wassily Kandinsky, maestro del taller de pintura mural. En sus indagaciones, la composición habría de surtir efecto a través de elementos formales, el color y el orden en la superficie del cuadro.
  • Paul Klee, profesor de teoría de la forma. Transformó el aprendizaje de la forma en un aprendizaje pictórico utilizando diferentes tipos de composición, basados en la proporción, el giro, la reflexión.
  • Herbert Bayer, profesor del taller de tipografía y diseño gráfico. Diseñó una fuente universal, geométrica o de palo seco, que reducía el alfabeto a formas sencillas.

Probablemente las mejores propuestas de diseño llegaron de la mano del taller de muebles y del de metales. El primero estaba a cargo de un exalumno y posterior socio de Gropius en el exilio, el húngaro, Marcel Breuer.

Breuer fue el inventor de los muebles diseñados en tubos de acero y cuero o fibras vegetales, entre los que se destaca la silla Wassily, denominada así en honor al gran maestro de la Bauhaus, Wassily Kandinsky.

Del taller de metales, la producción de lámparas en acero y vidrio, y los juegos de utensilios domésticos de líneas puras y materiales pulidos, marcarán la tendencia del diseño de objetos de uso doméstico hasta nuestros días.

Tetera esférica, 1924.

El rol de las mujeres no cambió en la Bauhaus. La mayoría de ellas estaban destinadas al taller de tejidos y la proporción de casi un 50% de aspirantes femeninas en la primera época de Weimar se estabilizó en un 30% en los años siguientes.

Al cierre de la Bauhaus, en 1933, la resonancia pública que la escuela había tenido durante su existencia a través de la difusión de sus logros en las revistas de arquitectura y diseño, generaron un «mito» que se propagó por muchos países. La diáspora producida por la emigración de sus docentes a Estados Unidos, México o Rusia, permitió no solo la influencia de los productos y diseños como modelos a imitar, sino que el rol que ejercieron cada uno de ellos en las instituciones, sobre todo estadounidenses, posibilitó la formación de muchos arquitectos y diseñadores que continuarían proyectando con líneas puras y conceptos modernos.

 

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