HISTORIA ECLESIÁSTICA – La hereje María de los Dolores López, víctima de la iglesia en 1781

El proceso inquisitorial contra la beata Dolores se inició por acusaciones de proposiciones, iludente, ilusa y fingidora de revelaciones, revocante, negativa y pertinaz.

María de los Dolores López, conocida como la Beata Dolores, tiene el triste récord de ser la última persona condenada a ser ajusticiada en la hoguera por la Inquisición. Ocurrió el 24 de agosto de 1781. 

Aquelarre de Goya

Nueva Tribuna

Ángel Villazón

29 de diciembre de 2024, 14:18

Religiosa y ciega, fue condenada por hereje por la Santa Inquisición a morir en la hoguera, aunque se arrepintió en las últimas horas y fue ajusticiada a garrote vil, y posteriormente su cadáver fue quemado igualmente en el Prado.

Nació en una familia bien relacionada con el clero. Su hermano era sacerdote y su hermana carmelita descalza. Desde los seis años dio muestras de ánimo rebelde, quedando ciega a los doce años, y pasó a vivir los cuatro años siguientes con su propio confesor, con el que dormía todas las noches para quitarle el frío. 

El 80 % de las víctimas de la Inquisición fueron mujeres. La mayoría fueron asesinadas durante la caza de brujas en la Edad Media

Entró en el convento carmelita de Nuestra Señora de Belén, y posteriormente pasó a Marchena donde adquirió fama de santidad y misticismo. Se decía que hablaba con su ángel custodio y con el Niño Jesús. 

En Lucena, sostuvo una escabrosa relación con un confesor, que fue encarcelado y volvió a Sevilla, donde otro confesor, Mateo Casillas, tras doce años de relaciones, la denunció a ella y a sí mismo en 1779. Corrían rumores de que se relacionaba con el demonio y que bebía un líquido mágico que le permitía poner huevos.

El proceso inquisitorial contra la beata Dolores se inició por acusaciones de proposiciones, iludente, ilusa y fingidora de revelaciones, revocante, negativa y pertinaz. 

Caza de Brujas

Según documentos de difícil lectura, se encontró que había incurrido en las herejías del molinosismo y del movimiento de los flagelantes. Se negó a retractarse de sus opiniones y comportamiento.

Dijo que había cometido las dichas deshonestidades, jamás las había tenido ni tendría por pecado, porque todas las había tenido por especial mandato de Dios, que le había concedido que no cometiese vicio alguno para que lo sirviese con más perfección y pureza. Que cuando en el sexto precepto leía no fornicar, entendía no murmurar, qué por este motivo ignoraba por qué parían las casadas y no las doncellas, y que cuando hizo voto de castidad fue para ella voto de no casarse.

La lectura de la sentencia de 157 hojas, fue tan larga que se necesitaron tres personas para hacerla, desde las nueve de la mañana hasta la una de la tarde. 

El teniente primero del Asistente, representante de la justicia Real, le hizo una exhortación, recordándole la cristiandad de sus padres, naturales de esta ciudad en donde ella también había nacido y fue bautizada, aféale su ceguedad y dureza como si hubiera nacido en Holanda o fuese hija de padres herejes. Díjóla finalmente que sus delitos eran inexcusables á vista de tanto como habían trabajado para iluminarla y convencerla los hombres más doctos y piadosos, que ella misma reconocía por tales, y que no quería oír la voz de Dios por medio de sus ministros que la habían hablado repetidas veces, experimentaría en breve un fuego que le acabaría la vida para comenzar en otro que no tendría fin.

A la Beata Dolores se le llegó a relacionar con el demonio y que bebía un líquido mágico que le permitía poner huevos

Cazade Brujas

Para evitar ser quemada viva, pidió confesarse, lo que se le concedió. Tras tres horas de confesión en la Cárcel Real, fue llevada al quemadero, que se había preparado en el prado de San Sebastián, donde a las cinco de la tarde se le dio garrote, y su cadáver fue dispuesto en la hoguera, donde se estuvo consumiendo hasta las nueve de la noche, cuando se consideró estaba totalmente consumido y se procedió a esparcir sus cenizas. ​

Esta ejecución causó una honda impresión en diversos pensadores y escritores españoles de dicha época y especialmente entre los protestantes. 

Así, José María Blanco White​ escribió, “Me acuerdo muy bien de la última persona que fue quemada como hereje en mi propia ciudad llamada Sevilla. Era una mujer pobre y ciega. Entonces tenía yo ocho años, y vi los haces de leña, colocados sobre barriles de brea y alquitrán, en que iba a ser reducida a cenizas».

Por su parte, Luis de Usoz​ escribió: “Por los años de 1780, se vio quemar, por causa de religión, a una pobre ciega desventurada, en la fanática ciudad de Sevilla”

A la Beata Dolores se le llegó a relacionar con el demonio y que bebía un líquido mágico que le permitía poner huevos.

Las actas del proceso inquisitorial suman 157 folios y se encuentran en el Archivo Histórico Nacional. Allí se recoge que el día de la quema la sacaron en procesión con el sambenito, vestida de negro, como símbolo de su separación con la Iglesia católica, y una mordaza en la boca para que no soltara más herejías.

El 80 % de las víctimas de la Inquisición fueron mujeres. La mayoría fueron asesinadas durante la caza de brujas en la Edad Media.

Matemáticas, curanderas, alquimistas: todas ellas fueron acusadas de brujería por la Inquisición. Durante más de 10 siglos enteros, las mujeres que querían llevar a cabo actividades tradicionalmente masculinas fueron llevadas a la hoguera, tras la caza de brujas de la Edad Media.

Fueron más de 10.000 las víctimas de los asesinatos perpetuados por la Iglesia Católica en ese tiempo. La persecución terminó en tortura y muerte en el fuego, con la justificación de castigar a las pecadoras en los dominios católicos. 

La caza de brujas en Europa empezó en la Edad Media. Los primeros registros se remontan al silgo IX, en el pueblo belga de Brujas. Los vikingos fundaron esta persecución, que rápidamente se extendió al resto del continente. La Iglesia Católica continuó con estas prácticas, buscando ‘purgar’ sus dominios de actitudes o actividades alejadas del Reino de Dios.

Fueron más de 100.000 las víctimas de los asesinatos perpetuados por la Iglesia Católica en ese tiempo. La persecución terminó en tortura y muerte en el fuego, con la justificación de castigar a las pecadoras en los dominios católicos

Las mujeres científicas, rebeldes o que vivían su sexualidad abiertamente fueron asesinadas durante la caza de brujas en la Edad Media. Cualquier actividad que se saliera de lo que ‘significa ser mujer’ era propensa a ser calificada como herejía. Sus casos llegaban al tribunal inquisidor de su país, en donde se determinaría su condena de muerte.

Las que fueran sorprendidas realizando aquelarres, o llevando a cabo rituales de otras creencias, muy seguramente serían enviadas a la hoguera. Se tiene registro de que diversos instrumentos de tortura fueron empleados para castigar a las mujeres disidentes, incluso hasta el siglo XVIII. 

A más de 300 años de terminada la caza de brujas de la Edad Media, no hay certezas sobre el número exacto de asesinatos perpetuados por la Iglesia Católica. Por el contrario, las actas y registros oficiales se han perdido convenientemente y en ciertos países, no se llevó un registro formal nunca.

La doctrina decía que las brujas podían volar porque, al carecer de alma, no tenían peso. Si al subir a la plataforma de madera el peso era normal, obtenían un certificado que descartaba su condición sobrenatural.

En contraste al número de feminicidios realizados en la época medieval, se estima que alrededor de 100 mil personas fueron llevadas a juicio por la Inquisición. El periodo se extiende, aproximadamente, entre los años 1400 y 1750. Sin embargo, Geoffrey Scarre, especialista de la Universidad de Durham, asegura que el 80 % de las víctimas fueron mujeres.

Jusepe Ribera (1591-1652) Caza de Brujas

Pocos países europeos reconocen a estos asesinatos masivos como feminicidios. Por el contrario, la mayoría de los países en Europa sigue considerándolos como asesinatos sin perspectiva de género. Recientemente, Cataluña reconoció la importancia de llamar a estos crímenes por su nombre, a pesar de las resistencias en el Parlamento y de ciertos grupos políticos conservadores.

En el marco de la historiografía, algunas teóricas feministas aseguran que estos asesinatos tenían la intención de reprimir a las mujeres con saberes curativos. AL disciplinarlas e implantarles miedo, se cuadrarían a los roles que la Iglesia les imponía. La caza de brujas habría sido un operativo feminicida del patriarcado.

Aunque sus cenizas se desperdigaron de manera anónima, en la actualidad se reconoce a estas acciones de la Iglesia como crímenes institucionales. Por esta razón, también, las feministas incluyen en sus cánticos “somos las hijas de las brujas que quemaron”.

 

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