La Cultura de los Persas

En la agricultura y el comercio, el Imperio persa jugó un rol preponderante en el desarrollo de su civilización. Existía el concepto de arte imperial, situación que implicaba que las manifestaciones artísticas debían reflejar las creencias e intereses de las autoridades imperiales y crearon la tintura

El imperio persa y su influencia en el mundo

Se caracterizaba por ser una mezcla de las diversas manifestaciones culturales que poseían los habitantes del territorio que se despliega a los pies de los Montes Zagros. En el arte, estaban representadas las creencias y tradiciones locales de los pueblos sometidos al dominio persa, sin embargo, todas las obras imperiales coincidían en mostrar una cosmovisión de la vida según las indicaciones del imperio.

Debido al carácter expansivo que adquirió Persia con la subida al trono de Ciro II y sus sucesores, la cosmovisión persa estaba compuesta, además, por elementos provenientes de Egipto, Babilonia, Grecia y el resto de sus conquistas territoriales.

Una de las mayores muestras del desarrollo material persa, es la ciudad de Persépolis. Sus creadores fueron los emperadores Darío y su heredero Jerjes, quienes la convirtieron en la capital del imperio, que siguió creciendo durante dos siglos más hasta que fue destruida por Alejandro Magno.

Persépolis se ubicaba en la zona central del territorio persa y en ella estaba ubicado el centro neurálgico del emperador y estaba protegida por una enorme fortaleza.

Uno de los mayores logros del imperio levantado por Ciro II fue su capacidad para mantener cohesionados a una gran variedad de etnias que habitaban Persia, mediante la inclusión de las tradiciones locales en la cultura imperial. Este elemento fue el principal factor de la unidad imperial y permitió a los persas desarrollar el poderío suficiente para expandir las fronteras de su territorio.

Entre los muchos inventos de los persas se cuentan el backgammon y el ajedrez. También inventaron un instrumento musical conocido como cartar y el sestar, precursores de la guitarra moderna.

Desarrollaron el arte del mimo porque los mimos podían contar una historia en cualquiera de las naciones súbditas sin tener que preocuparse por las barreras del idioma. Un mimo persa podía actuar tanto en Bactria como en Egipto.

Como parte del entretenimiento en los banquetes, los persas también inventaron el arte de la animación, tal y como indica una copa que, al girarla rápidamente, muestra una cabra saltando para comerse las hojas de un árbol.

Para su comodidad, cuando comían o se relajaban en casa, se crearon las alfombras persas, y la tradición de comer un postre después de una comida. Para poder tener bebidas frías y hielo durante las comidas, los persas desarrollaron los primeros frigoríficos, el yakhchal, una estructura abovedada alta de cerámica con un almacén subterráneo que producía hielo y mantenía la comida fría.

La cultura floreció entre el reinado de Ciro II, el Grande, que reinó en torno a 550-530 a.C., fundador del Imperio aqueménida persa, y la caída del Imperio sasánida en 651 d.C., pero los cimientos de la cultura persa ya se habían asentado antes del tercer milenio a.C.

Cuando las tribus arias, indoiranias, emigraron a la región del actual Irán, pasó a denominarse Ariana o Irán, la tierra de los arios. Los persas no eran más que una de las tribus que poblaron el territorio de Persis o Parsa, hoy en día Fars, que les daría su nombre.

En un principio, los persas estaban sometidos a otra tribu aria, los medos, que habían ayudado a derrocar el Imperio asirio de Mesopotamia en 612 a.C. y había crecido en importancia hasta crear su propio imperio. Los medos fueron derrocados por su vasallo, Ciro el Grande, en torno a 550 a.C. y, con el surgimiento del Imperio aqueménida, la cultura persa se empezó a desarrollar plenamente. Muchos de los avances culturales que se atribuyen a Ciro II en realidad fueron desarrollados por otros persas y medos anteriores a él. La brillantez de Ciro II, que muchos de sus sucesores emularon, radicó en saber reconocer conceptos útiles y adaptarlos a gran escala.

Su visión de un imperio inclusivo cuyos ciudadanos pudieran vivir como quisieran y adorar a quien quisieran, siempre y cuando pagaran sus impuestos y no les causaran problemas ni a sus vecinos ni al rey, sirvió de base para una de las culturas más importantes e influyentes de la antigüedad.

Se ha hablado mucho de la influencia griega sobre los persas tras la caída del Imperio aqueménida frente a Alejandro Magno en 330 a.C., pero ya mucho antes de Alejandro Magno y después de él y del Imperio seleúcida helenístico que lo sucedió, 312-63 a.C., la cultura persa tuvo su influencia en los griegos y en muchas otras civilizaciones, y sus efectos siguen resonando por todo el mundo hoy en día.

Darío I el Grande, que reinó de 522 a 486 a.C. y Jerjes I que reinó de 486 a 465 a.C. fueron zoroástricos. La jerarquía social de la cultura persa estaba regida por la creencia religiosa, y tenía un rey en la cima, tras el cual iban todos los demás, ya que se creía que el rey había sido elegido por la divinidad.

Solo se respaldaba a un rey, y cuando se deponía a uno, se creía que había perdido el favor del Dios. Sin embargo, mientras estaba en el gobierno tenía el respaldo, de la jerarquía social, que se expone a continuación:

El rey y la familia real, los sacerdotes, los aristócratas y sátrapas, los comandantes militares y las fuerzas de élite, los mercaderes, los artesanos, los campesinos y los esclavos, formaban las diferentes jerarquías.

Dentro de cada clase también había jerarquías. Por debajo del rey estaba la madre del rey y luego la reina, la sucesora elegida de la madre del rey, después iban los hijos del rey, luego las hijas, después los hermanos y hermanas y por último el resto de familiares.

En la clase sacerdotal había un sumo sacerdote, seguido de los sacerdotes menores, y este mismo paradigma se aplicaba en todas las clases hasta los esclavos, ya que había esclavos que supervisaban a otros.

Cuando no participaban en los deportes o viendo a otros practicarlos, a los persas les gustaban los juegos de mesa, los banquetes, en los que bebían grandes cantidades de vino, la música, el mimo, la danza y, en especial, contar historias. El mimo era una forma de entretenimiento muy popular porque combinaba elementos de la danza para presentar una historia de manera dramática.

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