Las religiones persas

Hubo religiones politeístas en Irán, desde el siglo VIII a. C. en que se inicia el zoroastrianismo o mazdeísmo, que proviene de las predicaciones del profeta Zarathustra, fundador del mazdeísmo o como este llamaba a su religión Daena Vanguji, que predicó en el siglo VI antes de Cristo,

Los persas creían que Ahura Mazda protegía al emperador aqueménida

El libro sagrado de esta religión era el Avesta y su punto principal era la existencia de dos espíritus principales, uno llamado Ahura Mazda, que era la representación del bien y otro llamado Angra Mainyu, que era la representación del mal. La religión persa también incluía conceptos como el juicio final, en el cual el espíritu de los muertos era juzgado sobre la base de sus acciones en la vida y eso definiría su futuro en su nueva vida después de la muerte.

Los persas creían que el mundo era un lugar donde se enfrentaban las fuerzas del bien y del mal. El bien estaba guiado por el dios Ahura Mazda, creador del mundo, lo bueno y lo luminoso, y el mal por Angra Mainyu, creador de las tinieblas, lo negativo y lo oscuro.

El bien y el mal no eran entes que podían representarse, sino más bien verdades incorpóreas. Ahura Mazda y Angra Mainyu eran referentes de aquellas fuerzas, pero no las personificaban.

Los seres humanos debían combatir el mal y, de esta manera, ayudar a Ahura Mazda. Creían que si las personas practicaban la justicia y la virtud, serían juzgadas después de su muerte y recompensadas con la salvación eterna.

Todavía existe en Irán y es una de las religiones oficialmente permitidas, aunque la mayoritaria es el islam. También hay seguidores de Zarathustra en India y otros países, llamados parsis, cuya idea es: «pensar bien, hablar bien, hacer bien».

En la organización religiosa del imperio, los persas mantenían una gran tolerancia con los pueblos conquistados y permitían que continuaran con sus cultos locales. Por lo tanto, en el territorio imperial convivieron diferentes tipos de creencias y religiones.

El rey Ardashir I instituyó el zoroastrismo como religión oficial del Imperio Sasánida a principios del siglo III d. C. 

En el siglo VII d. C., los árabes conquistaron Persia y la religión oficial pasó a ser el islam y la dinastía Safaví , iniciada en 1501, instauró como religión oficial del país el islam shií Chiita, que sigue siendo la religión oficial de Irán hasta la fecha.

La dinastía Safaví, iniciada en 1501, unifica al país e instaura como religión oficial del país el islam shií, que sigue siendo religión oficial hasta la fecha.

Tumbas de los emperadores persas. Elevadas sobre el nivel del suelo.

Los persas destacaron por su ritual de sepultura. Tras morir un ser querido no lo enterraban porque consideraban que los cuerpos contaminaban la tierra. Los cadáveres, quedaban sobre estructuras de piedra situadas en alto.

A los emperadores, les construían tumbas elevadas sobre el suelo. La decoración de la tumba era sencilla, pero en su interior el ajuar funerario consistía en un sarcófago de oro, vestimentas de lujo y joyas con piedras preciosas.

Las tribus arias que poblaron la meseta iraní y alrededores, trajeron consigo una religión politeísta cuyo ser superior era Ahura Mazda, señor de la sabiduría, que tenía otras muchas divinidades menores y espíritus bajo su dominio. Entre estos, los más populares eran Mitra, el dios de las alianzas y el sol naciente, Anahita diosa de la fertilidad, la salud, el agua y la sabiduría, Atar, dios del fuego y Hvar Khsata, dios solar o del sol lleno. Estas fuerzas del bien se oponían al espíritu maligno del caos.

Ahura Mazda, la fuente de todo bien, se invocaba y adoraba mediante un ritual conocido como la yazna, una comida a la que se invita a la deidad. En esta se preparaba una bebida conocida como hauma a partir de los jugos de una planta  y se consumía para alterar las mentes de los participantes y permitirles comprender la divinidad.

El fuego, que se alimentaba en una hoguera durante la yazna, era un elemento sagrado en sí mismo además de una manifestación de la presencia divina en forma de Atar.

En algún momento entre 1500-1000 a.C. el profeta persa Zoroastro o Zaratustra, dijo haber recibido una revelación de Ahura Mazda y empezó a predicar una religión nueva, conocida como zoroastrismo, que desarrolló los conceptos de la religión anterior dentro de un marco monoteísta. Zoroastro reconocía a Ahura Mazda como el ser supremo, pero además afirmó que era el único dios, que no necesitaba de más, perpetuamente en lucha contra Angra Mainyu, el espíritu eterno del mal.


El objetivo de la vida humana era elegir a qué deidad seguir, y esta elección formaría y dirigiría todas las acciones de cada persona, así como su destino final. El que elegía a Ahura Mazda viviría una vida dedicada a Asha, la verdad y el orden, y seguiría la práctica de Buenos pensamientos, Buenas palabras, Buenos hechos. El que elegía a Angra Mainyu viviría una vida unida a Druj, las mentiras y el caos, en la autoindulgencia, la falta de fe y la crueldad.

Tras la muerte todas las almas cruzaban el puente Cinvat, y aquellas que habían sido honradas irían a la Casa de la música, el paraíso, mientras que las que habían seguido el camino de Angra Mainyu caían a la Casa de las mentiras, una visión del infierno en la que el alma está sola eternamente, independientemente de cuántas otras almas haya alrededor, sufriendo tormentos.

En algún momento del futuro llegaría un mesías, el Saoshyant, «el que trae beneficio», y el tiempo lineal se terminaría en un evento conocido como Frashokereti, cuando todas las almas se reunirían con Ahura Mazda en el paraíso, incluso aquellas que se habían perdido a causa del mal.

Zoroastro mantuvo el ritual de la yazna y el concepto del fuego como elemento divino, que ahora era una manifestación de Ahura Mazda en vez de Atar.

Es una religión monoteísta cuyas características dualistas se exageraron más tarde en un movimiento conocido como zorvanismo, que fue popular durante el Imperio sasánida, de 224-615 d.C.

El zoroastrismo, con su enfoque en un único ser supremo no creado, en la importancia del libre albedrío del ser humano y su elección de llevar una buena vida, el juicio tras la muerte, el mesías y la historia del final de los tiempos se convertiría en una fuente importante de elementos de otras religiones posteriores como el judaísmo, el cristianismo y el islam e influyó en algunas otras.

 

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