La música en la época incaica

La música inca, cultivada mayormente durante el Tahuantinsuyo a la par con la danza, desempeñaba un papel que podía ser amorosa, guerrera, fúnebre y agrícola. Fue de las más desarrolladas de las músicas prehispánicas.

Junto con la danza, desempeñaba un papel importante en la sociedad andina incaica, desde la literatura, a la música y el baile. Existía música amorosa, guerrera, fúnebre y agrícola. La música inca se componía de cinco notas musicales.

La música era de ritual y de múltiples expresiones, manifestándose especialmente en la danza. Los mencionados musicólogos precisan que:

Existían en el Tahantinsuyu diversas manifestaciones musicales. En el imperio de los incas, el pueblo rezaba, trabajaba y amaba cantando.

En las fiestas religiosas el canto y la danza no eran solo privilegio de los sacerdotes. Era el pueblo íntegro que expresaba su fe a través de los «Jailli» sagrados, reverenciando a sus dioses en las fiestas de Intip Raymi o en la festividad del Kusi Raymi, pidiendo o agradeciendo el verdor de los maizales, las lluvias y las buenas cosechas. Eran elementos indispensables en sus ritos, el canto y la danza para celebraciones, imploraciones y agradecimientos.

Se caracterizaba por el uso de las flautas o quenas, pudiendo  ser verticales, hechas con caña o hueso, y con agujeros, que producían entre dos y cinco notas, o del tipo llamado flauta de pan o zampoña, hechas con cañas, madera o arcilla, en varios tubos de diferentes largos.

La flauta múltiple se asocia siempre con el Titicaca y su sonido evoca el del viento en las cumbres andinas, la soledad del pastor de llamas o el calor del sol en el altiplano, pero las hubo también en un medio tan diferente como el de la cultura maya.

Los incas usaban además tambores y tamboriles con parches de piel de llama, ocarinas, cascabeles de habas gigantes o metálicos, colocados alrededor de los tobillos, trompetas de tierra cocida, de madera, de calabaza, de metal o de concha marina así como los conocidos caracoles o topotos.

La gran danza inca era la way-yaya que se bailaba en la plaza principal de Cuzco con asistencia del Inca, su familia y las momias de sus antepasados. Se formaban dos filas, una de hombres y otra de mujeres, cogidos de la mano. Una variante era la danza de la serpiente que se realizaba de forma similar. Los hombres por un lado y las mujeres, por otro, sostenían una gran soga o maroma rematada con la cabeza de una serpiente.

La música inca se componía de 5 notas musicales.

  • La música inca era pentatónica y cada canción tenía su tonada, y no se podían decir dos canciones diferentes por una tonada.
  • El pentatonismo incaico no se encuentra necesariamente en otras civilizaciones u otros pueblos de América del Sur.
  • La música era de ritual y de múltiples expresiones, manifestándose especialmente en la danza.
  • Este arte era sumamente sentimental, melancólico y monótono.
  • La mayoría de instrumentos estaban hechos de arcilla, hueso y/o madera.

El compás se marcaba también con cascabeles de plata o racimos de semillas que se ataban a las piernas de los danzantes. En la cultura moche, los grandes señores o los dioses usaban atados a sus cinturas grandes sonajas de oro, como las del Señor de Sipán.

Entre los grupos campesinos y en ciertas festividades o celebraciones soplaban en las cabezas de venados como si fuesen flautas y marcaban con ellas los pasos de los danzantes.

La quena es junto con la zampoña, el instrumento más representativo de la música inca.

En las monodias indígenas del período precolombino, la línea melódica, generalmente extensa, posee una gran libertad. En cuanto a la armonía, la monodia incaica pura se abstiene completamente de ella. Los aires indios son efectuados al unísono, aún en los casos en que intervienen muchos instrumentos o individuos cantantes.

Las fiestas y las danzas fueron muy comunes entre los antiguos quechuas, destacando las grandes fiestas periódicas, que celebraba el pueblo de toda la nación, en presencia de los más altos dignatarios imperiales. Estaban también muy arraigadas en el ambiente indígena las fiestas agrícolas o del trabajo rural las del cultivo de las tierras sagradas del Sol.

Las danzas guerreras de los Tahuantinsuyanos, estaban reservadas para los hombres que intervenían en ellas luciendo armas de combate al son de una música apropiada a las circunstancias.

Este arte era sumamente sentimental, melancólico y monótono:

El instrumental usado en el antiguo Tahuantinsuyo es actualmente una de las fuentes de estudio más importantes para las investigaciones científicas que se realizan con el objeto de conocer con exactitud el adelanto musical del Imperio de los Incas.

Muchos instrumentos de innegable antigüedad se han hallado en las ruinas del altiplano andino y hoy se estudian con detenimiento. Constituyen un conjunto sumamente variado, en donde se observan no pocas veces semejanzas con instrumentos de otras civilizaciones de América. 

Lo elaboraron para que respondiera a sus necesidades musicales, utilizando para ello materiales como huesos, piedras, vegetales, arcilla, etc. Tuvieron instrumentos de viento y percusión, no conociendo los instrumentos de cuerda. Los instrumentos musicales han sido motivo de estudios muy profundos. Se clasifican en tres tipos:

En los Instrumentos aerófonos se utilizaba el aire por acción humana, dentro de los cuales encontramos:

  • Flautas: Las cuales fueron confeccionadas con materiales propias de las zonas de quienes las ejecutaban, como cañas de carrizo, huesos y cerámica.
  • Quena: Instrumento de uso muy generalizado, del cual se confeccionaban de distintas formas y materiales, siendo el más típico el longitudinal de una sola pieza con varios agujeros y abierta en ambos extremos.
  • Pincullo: Era una especie de flauta de gran tamaño, la cual se confeccionaba con cerámica, siendo adornada con motivos y colores propios del ayllu o región.
  • Antara: Es un instrumento musical cuyo uso sigue siendo muy extendido entre los músicos de los Andes. Este instrumento es conocido también como “flauta de pan” o “zampoña”. Se confeccionaba con cañas de carrizo y huesos. También se elaboraba con arcilla.
  • Pututo: Instrumento musical confeccionado de un caracol marino, el cual estaba agujereado en la base por donde se sopla. Emitía sonidos profundos, siendo un instrumento muy utilizado por los chasquis, para enviar mensajes y como señal de guerra.
  • Quepa o erke: Este instrumento musical estaba confeccionado con una calabaza agujerada en forma de mate.
  • Manchaypuito: Una especie de cántaro hecho de barro, el cual consistía de dos flautas fabricadas con fémures humanos, y con el cual se podía entonar una melodía triste.

 

Instrumentos membranófonos. Los tambores confeccionados con el cuero de los animales y otros fabricados con la piel del vientre del enemigo vencido. También eran usados los huesos largos de los brazos o de las piernas con los que golpeaban el tambor. Podemos distinguir dos tipos de tambores:

  • Tinya: Este tipo de tambor era pequeño, el cual era usado principalmente en las faenas del campo.
  • Huancar: Eran tambores más grandes, que eran utilizados en las guerras o en los grandes bailes.

Instrumentos idiófonos. Este tipo de Instrumentos eran de suma importancia en las danzas, ya que eran utilizados para seguir el compás de estas danzas. Entre este tipo de instrumentos podemos distinguir:

  • Sachas: Que eran cascabeles de metal o de pepa. Estas sachas se colocaban en las rodillas.
  • Sonajas: Estos instrumentos eran colocados en las muñecas.
  • Bastones con sonajas: Estos instrumentos servían para seguir el ritmo tanto de la música como de la danza.

La ejecución de los números musicales iba de la mano con las danzas y eran frecuentes en la vida diaria. La música incaica estaba referida a diversos aspectos y actividades como la agricultura, religión, guerra y fiestas diversas. La música variaba según la región o provincia y podemos decir que constituye la base del folclore andino

Como resultado de la conquista, por la presencia de mestizajes, el carácter melancólico de los aires nativos se acentuó aún más. La música, reflejo del alma, transparenta el dolor de una raza vencida.

La conquista implica para el indio una situación de inferioridad con respecto al hombre blanco, que no puede dejar de experimentar, dada su característica sensibilidad.

La prepotente voluntad del español no le deja otro recurso que quejarse al viento en sus melodías, que se tornan por ello aún más sentimentales que antes. El mestizo también se siente un ser inferior, que los blancos desprecian, por eso vibra en sus labios la queja de profunda tristeza.

 

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