
La música maya es una expresión cultural que se remonta a las civilizaciones precolombinas de Mesoamérica. Se cree que tenía una función ceremonial y religiosa, y se usaba para acompañar a los bailes y los ritos.
Se ha transmitido de generación en generación de manera oral. Es descrita a través de sus registros antiguos, así como mediante los relatos escritos españoles del siglo XVI.
Es una parte importante de la cultura mesoamericana, que se puede escuchar en fiestas, celebraciones y ritos religiosos. También se está utilizando cada vez más en la educación, como una forma de enseñar a los niños sobre su historia y cultura.
Los mayas tocaban flautas, ocarinas, maracas, tambores y una suerte de trompeta, llamada hompak, en diversas ocasiones sociales como en funerales, celebraciones y rituales religiosos.
Se han encontrado importantes evidencias arqueológicas de instrumentos de viento mayas en lugares como Tabasco, Campeche y Jaina. En este último, se hallaron silbatos de arcilla en cementerios. Estos tenían boquillas de forma cuadrangular, rectangular, elipsoidal y cónica. Varios mostraban formas de rostros humanos y otros de animales que representan a las deidades mayas.
La mayor parte de la música maya entró en declive, después de la conquista española, aunque esa sociedad precolombina llevaba siglos de decadencia. Se cree que para el año 900 d.C. el mundo maya había perdido por completo su esplendor, que había comenzado en el 250 d.C.
Además, buena parte de lo que prevaleció de la música maya se fusionó con las influencias españolas que llegaron con la conquista.
Aparte de los instrumentos de viento y percusión, no había una gran variedad en la música maya clásica, ya que los de cuerda no existieron en su época. No obstante, los gobernantes fallecidos solían ser enterrados con instrumentos musicales para ayudarles a pasar por el inframundo y para que finalmente renacieran.
Los mayas tuvieron varios instrumentos similares a la trompeta actual, el más importante el hompak. La mayoría estaban hechos de arcilla, y eran relativamente cortos. Hubo otros de madera, mucho más largos. Una pintura mural que data del año 775 d.C., encontrada en un complejo ceremonial en México, representaba a dos trompetistas gemelos de pie, uno al lado del otro, junto a una orquesta de 12 hombres. Esta y otras representaciones artísticas mostraban los labios de los músicos muy apretados sobre la boquilla, lo que sugiere que las trompetas de madera se utilizaban para soplar tonos altos.
Mientras que el uso de las trompetas de arcilla disminuyó gradualmente, el uso de las de madera persistió por siglos. El misionero español de la Orden Franciscana en la provincia de Yucatán y segundo obispo de la Archidiócesis de Yucatán, Diego de Landa, describió en sus memorias la trompeta de madera maya.
Una amplia variedad de flautas era otra de las características de la música de este pueblo precolombino. Algunas tenían ciertas similitudes con las modernas, otras eran muy diferentes.
Un tipo común de flauta maya tenía una cámara a un lado que se utilizaba para desviar el aire que entraba en el instrumento para que no siguiera una trayectoria recta. Esto hacía que produjera un sonido parecido al del oboe.
Otro tipo de flauta era una de tubo capaz de producir acordes de 3 notas, una función que no solían cumplir los instrumentos de viento del momento.
Los mayas también tocaban la ocarina, una pequeña flauta del tamaño de un silbato. Dependiendo de su construcción, las ocarinas eran capaces de producir cinco tonos diferentes por medio de cuatro o cinco agujeros.
Estudios e informes de excavaciones de antiguos sitios mayas especulan que las ocarinas se tocaban durante pequeños rituales religiosos y ceremonias funerarias. Las flautas más grandes eran capaces de producir más tonos. El Códice Dresde muestra imágenes de personas tocando tambores y flautas. La plantilla 34 de este documento representa la flauta como un instrumento asociado a un ritual de fertilidad o de acción de gracias.
El Códice de Dresde, es un libro de los mayas, que data del siglo XI o XII. Se cree que es la copia de un texto original que lo precede de unos trescientos o cuatrocientos años. Consta de 39 hojas, con escritura en ambos lados, y con una longitud total de 3,56 metros. Originalmente, el manuscrito había sido doblado en forma de acordeón. En la actualidad, se exhibe en dos partes, cada una con una longitud de aproximadamente 1,8 metros, en el museo de la Biblioteca del estado sajón en Dresde, Alemania. El documento ha jugado un papel clave en el desciframiento de los glifos mayas, y es una ventana a su cosmovisión.
La percusión maya consistía primordialmente de tambores y maracas. Dos de los tres manuscritos mayas precolombinos que se conservan en las bibliotecas europeas hablan del kayum, un tambor cilíndrico vertical de una sola cabeza o con forma de tetera, que se tocaba con las manos desnudas. En el Códice Dresde pueden verse deidades tocando tambores cuyos marcos de arcilla parecen los dos brazos de un candelabro. Ambos están cubiertos por una piel atada, y la base que los une está llena de agua, lo que permite al músico ajustar el tono del tambor. El manuscrito también muestra la imagen de una deidad que agita una gran maraca perforada y otra que toca una flauta.
Los grandes tambores verticales, que los aztecas llamaban huehuetl, eran de madera y no sobrevivieron. Los tambores de pie mucho más bajos que se han encontrado, a menudo con forma de jarra bulbosa sobre un pedestal, simple o doble, son de barro.
En las representaciones, la membrana se muestra a veces con una piel de jaguar. Otro tambor popular de la época maya era portátil y se sostenía bajo el brazo. Los tambores horizontales de hendidura aparecen sólo después del cierre del período clásico maya, probablemente bajo influencia tolteca. Además, había tambores de carey y de concha de tortuga que se tocaban con la mano, o con un palo, que podía ser un cuerno de venado.
Los instrumentos de metal generalmente no tenían lugar en la música maya clásica. La excepción eran las sonajas de cascabel, que representaban al dios de la muerte. Las cien sonajas de cascabel doradas encontradas en 1926 en el Pozo Sagrado de Chichén-Itzá fueron traídas al sitio desde lejos. En el Códice Dresde aparecen dioses adornados con cascabeles.
Los eventos teatrales, la danza, los rituales y, aunque en menor medida, la guerra, habrían sido impensables en el mundo maya sin el apoyo musical. Por ello, el director musical de esa cultura, conocido como holpop, era muy apreciado socialmente. Los diccionarios mayas, tanto los antiguos como los más recientes, contienen muchas palabras y distinciones relacionadas con la música.
El holpop no sólo era el cantor principal que fijaba la tonalidad y enseñaba lo necesario para cantar, sino también el guardián de los instrumentos musicales, especialmente de los tambores.
La representación más completa de una actuación musical del periodo clásico maya está en las paredes inferiores de la sala del templo de Bonampak, localizado en la selva Lacandona del estado de Chiapas. Data del año 791 d. C. y muestra una danza real acompañada por una fila de doce músicos divididos en secciones. Maracas, trompetas, ocarinas y tambores están presentes en la obra.
Se caracteriza por su uso de instrumentos de percusión, como tambores, güiros y maracas. También se usaban flautas y ocasionalmente violines y guitarras. Los mayas creaban sus instrumentos de madera, hueso, cuero y barro.
Es una parte integral de su vida y tradiciones y desempeña un papel importante en las ceremonias religiosas, rituales y festividades mayas. Se caracteriza por tener una gran diversidad de instrumentos y ritmos. Los instrumentos más comunes incluyen tambores de madera, flautas de hueso, maracas, cascabeles y conchas marinas.
La música de los mayas tiene un fuerte componente espiritual y se cree que tiene el poder de comunicarse con los dioses y los espíritus. Los mayas creían que la música era capaz de influir en el mundo espiritual y en la vida cotidiana. Por lo tanto, la música era utilizada en rituales para pedir lluvia, fertilidad de la tierra y protección contra los malos espíritus.
Utilizaban diferentes escalas y melodías en su música, que estaban asociadas con diferentes deidades y momentos del ciclo agrícola y se caracteriza por tener ritmos complejos y una gran variedad de tonos. Además, también se utilizaba el canto y la danza como parte de las ceremonias musicales.
La música maya ha influido en la música contemporánea de la región, fusionándose con otros estilos y géneros. Algunos grupos y artistas contemporáneos han incorporado instrumentos mayas y melodías en su música, manteniendo viva la tradición musical de los mayas. Hoy en día, la música maya sigue siendo parte viva de la cultura de algunas comunidades mayas y ha influido en la música contemporánea de la región.
A lo largo de los años, se han utilizado una variedad de instrumentos musicales, muchos de los cuales se han perdido o han sido olvidados. Sin embargo, algunos instrumentos se han mantenido y se siguen utilizando hoy en día. Estos instrumentos incluyen el tambor, el flautista, el marimba y el requinto.
El tambor es un instrumento de percusión que se utiliza en la música maya. Se hace con una base de madera y se cubre con una piel de animal. Los tambores se utilizan para marcar el ritmo y se pueden tocar solos o en conjunto con otros instrumentos.
El flautista es otro instrumento tradicional de la música maya. Se hace con una caña de bambú o de caña de maíz y se toca soplando a través de un agujero en un extremo. El flautista puede tocar una variedad de melodías y es a menudo el líder de la banda.
El marimba es un instrumento de percusión que se hace con una serie de maderas de diferentes tamaños. Se colocan verticalmente sobre una base y se golpean con los puños o con palos. El sonido del marimba es similar al de un xilófono y se utiliza para acompañar a otros instrumentos o para tocar solos.
El requinto es un instrumento de cuerda que se hace con una serie de cuerdas de diferentes tamaños. Se toca con los dedos o con un plectro y se utiliza para acompañar a otros instrumentos. El requinto puede tocar una variedad de melodías y es a menudo el líder de la banda.
La música maya es una forma importante de expresión cultural y se ha practicado durante siglos. Los instrumentos musicales han evolucionado a lo largo del tiempo, pero algunos de los instrumentos más tradicionales todavía se utilizan hoy en día. Estos instrumentos incluyen el tambor, el flautista, el marimba, y el requinto.
Las canciones mayas tienen un carácter sagrado y ritual, y son utilizadas en ceremonias y rituales importantes, que son consideradas una forma de comunicación con los dioses y los antepasados, y son interpretadas por chamanes y sacerdotes mayas y se caracterizan por su ritmo vibrante y melódico, que a menudo se acompaña de instrumentos tradicionales como la flauta de carrizo, los tambores y las maracas. Estas melodías son capaces de evocar emociones intensas y transportar a los oyentes a un mundo lleno de magia y misterio. A través de la música, los mayas también honran a sus antepasados y celebran eventos importantes en su comunidad, como bodas, festivales y rituales religiosos.
Son una parte esencial del legado cultural de los mayas y representan una forma de mantener viva su identidad y tradiciones. A través de la música, los mayas continúan compartiendo su rica historia y su profundo amor por la naturaleza y la espiritualidad. Ya sea a través de melodías tradicionales o de fusiones contemporáneas, las canciones en maya son un recordatorio de la belleza y la diversidad de la cultura mayas.
Aunque es una tradición oral, algunas de las canciones más populares se han recopilado en libros y grabaciones. Estos incluyen el Cancionero Maya, una colección de 300 canciones mayas tradicionales, y el Cantos de los Maya, una grabación de música maya contemporánea. No ha sobrevivido ninguna música escrita de la era maya, pero los arqueólogos han encontrado una gran variedad de instrumentos musicales, así como representaciones pictóricas y escultóricas que muestran este arte como un elemento complejo de su idiosincrasia social y religiosa
Se puede apreciar la riqueza lingüística del idioma maya, que cuenta con varios dialectos. Aunque cada dialecto tiene sus particularidades, todos comparten una estructura gramatical y fonética similar. La música maya permite preservar y promover el uso de esta lengua ancestral, que ha sido transmitida de generación en generación durante siglos.
Están compuestas principalmente en lengua maya y se caracterizan por su ritmo hipnótico y melodías repetitivas. Las letras de estas canciones suelen hablar sobre la naturaleza, la vida cotidiana y las creencias espirituales de los mayas. A través de la música, los mayas expresan su conexión con la tierra, los elementos y el universo.
Los instrumentos musicales tradicionales utilizados por los mayas incluyen tambores de madera, flautas de caña, sonajas de semillas y caracoles marinos. Estos instrumentos son considerados sagrados y se utilizan para evocar a los dioses y atraer su favor. La música de los mayas es una combinación de sonidos ancestrales y rituales que se han transmitido de generación en generación.
Ha perdurado a lo largo de los siglos y aún se puede escuchar en algunas comunidades mayas de México, Guatemala y Belice. Son un tesoro cultural y un testimonio vivo de la rica historia y tradiciones de los mayas. La música maya es una forma de preservar y celebrar la identidad y la herencia de este antiguo pueblo.
La música tradicional de Guatemala está estrechamente relacionada con la música maya. Los mayas fueron los primeros habitantes de Guatemala y dejaron una huella musical que todavía se puede escuchar en la música tradicional de Guatemala. La música tradicional guatemalteca se caracteriza por su uso de instrumentos tradicionales mayas, como el marimba, y por su ritmo alegre y pegadizo. A menudo se puede escuchar música tradicional guatemalteca en las fiestas y celebraciones, donde la gente baila y canta juntos. La música tradicional de Guatemala es una mezcla de ritmos y sonidos que reflejan la rica historia y cultura de este país.
En la actualidad, solo podemos evocar los sonidos de la música de los mayas por medio de breves descripciones contenidas en textos del siglo XVI, o entreverlos en las representaciones de músicos, abundantes en el arte maya clásico, que interpretan trompetas, tambores, sonajas y caparazones de tortuga. El registro etnográfico contemporáneo ofrece pautas importantes, a la vez que incorpora instrumentos y cadencias de origen africano y español.
Para entender cómo pudo haber sido la música de los mayas, el Museo Popol Vuh, de la Universidad Francisco Marroquín auspició una investigación cuyo propósito fue registrar la variedad de silbatos, flautas y trompetas de cerámica y concha, así como sonajas, tambores y otros instrumentos que se conservan en el museo y en otras colecciones de Guatemala. Se identificó una inesperada riqueza en las formas de producción sonora, que van desde sencillos silbatos que producen una sola nota, hasta trompetas y flautas que poseen una amplia gama de tonalidades y texturas.
La investigación, titulada Voces mayas: los instrumentos musicales de los antiguos mayas, permitió apreciar también el arte exquisito de los alfareros, que supieron aunar las necesidades de producción sonora con las representaciones de seres humanos, animales y dioses, admirablemente adaptados a las formas básicas de los instrumentos. Forma y función resultan inseparables en el arte del instrumentalista prehispánico, para quien el soplo de los instrumentos, más que evocar el sonido de los seres representados, debió traerlos a la vida.
Para ofrecer una propuesta estética moderna, pero enraizada en el sonido de los instrumentos prehispánicos, se presenta El sonido de los dioses, y una secuencia basada en los mitos del Popol Vuh, que incluye las composiciones, Que amanezca, Que nadie se quede atrás y Tzakol y Tepew. Finalmente, El soplo del brujo es una invitación artística más inclinada por los sonidos de la naturaleza que por la acción humana. Al sonido de los instrumentos originales se añaden ritmos recreados por medio de instrumentos de percusión contemporáneos, pero de origen prehispánico.
En esta producción se escuchan el sonido de los instrumentos prehispánicos, en su mayoría de cerámica, que han permanecido intactos hasta el presente, y siguen produciendo los sonidos que escucharon sus creadores. Nada queda de los tambores, trompetas y otros instrumentos hechos de materiales perecederos, que formaban parte importante de los conjuntos musicales representados en el arte maya.
La grabación ofrece los sonidos y texturas que se podían producir con estos instrumentos. Es un homenaje a los creadores y ejecutores mayas, cuyos sonidos han trascendido el curso de los siglos.