
La comprensión del árbol genealógico de nuestros ancestros, significa que los científicos secuencian el ADN humano y de animales que todavía puede hallarse en restos de fósiles y esqueletos de cientos de miles de años, que se le llama “ADN antiguo”.
Las tecnologías de secuenciación han permitido acceder a fragmentos de ADN sin tener que secuenciar todo un genoma. Los antropólogos obtienen conclusiones generales a partir de muestras muy pequeñas de ADN antiguo, como dientes o fragmentos de huesos y, más recientemente, arcilla y arena y los algoritmos ayudan a interpretar los datos y a saber si ese ADN está contaminado. Esto ha dado algunas respuestas sobre el poblamiento de América.
Se ha descubierto que varias poblaciones ancestrales contribuyeron a la ascendencia de los pueblos indígenas americanos, y no solo una, como se creía anteriormente, por eso sabemos que el poblamiento de América fue mucho más complejo de lo que se creía.
Durante décadas, los científicos asumieron que las personas llegaron por primera vez a las Américas caminando hacia el sur desde el puente terrestre de Beringia, ahora inundado en el Estrecho de Bering, que alguna vez conectó Rusia con Alaska, cuando los niveles del mar eran más bajos durante la última Edad del Hielo.
Hay una teoría de la ruta costera que mantiene que los humanos navegaron por la costa del Pacífico varios milenios antes de su llegada, con condiciones favorables durante dos espacios de tiempo, desde hace 24.500 a 22.000 años, y desde hace 16.400 a 14.800 años y las evidencias señalan a que los primeros pobladores llegaron por mar o tierra a lo largo de la costa.
El surgimiento del pueblo Clovis, cuyos restos de 13.400 años de antigüedad fueron descubiertos en Clovis, Nuevo México, a principios del siglo XX, coincidió con la formación de un corredor libre de hielo a lo largo de las Montañas Rocosas.
Los científicos asumieron que estos humanos cruzaron el puente terrestre de Beringia hacia lo que ahora es Alaska y luego giraron hacia el sur para marchar hacia Nuevo México a través de ese corredor conveniente. Esta sigue siendo la teoría predominante sobre cómo el pueblo Clovis llegó a las Américas.
Excavaciones recientes sugieren que los Clovis no fueron los primeros americanos, pues hay evidencias de herramientas fabricadas en Texas desde hace hasta 15.500 años, y se descubrió el hallazgo de huellas de 23.000 años de antigüedad en Nuevo México.
Estas personas anteriores a Clovis. habrían tenido que emigrar a las Américas mucho antes de que se abriera un corredor sin hielo.
Glaciar del Oso, cerca de Alaska.
La teoría predominante es que el pueblo anterior a la cultura Clovis llegó en embarcaciones. La ruta que tomaron los primeros inmigrantes fue casi con certeza a lo largo de la costa.
Los científicos describen a los pre-Clovis como sofisticados cazadores-recolectores marítimos que habrían zarpado hacia el sur desde el puente terrestre de Beringia y se habrían dedicado a la pesca y la caza mientras viajaban por la costa del Pacífico. Al final, estos intrépidos marinos se separaron. Algunos pueblos anteriores a los Clovis siguieron los ríos tierra adentro, mientras que otros continuaron hacia el sur hasta Chile.
El océano siempre ha proporcionado recursos a pescadores y cazadores expertos. El escenario más probable es uno de pescadores-cazadores-recolectores costeros que se mueven a lo largo de la costa del Pacífico Norte.
Trabajos recientes de geólogos han respaldado la teoría de que la gente de la cultura Clovis llegó a través de un corredor interior, mientras que la gente previa a los Clovis tomó una ruta costera.
Las dataciones con Berilio-10 de rocas glaciales a lo largo del corredor libre de hielo, sugiere que el mismo se abrió hace unos 13.800 años, y otros estudios sugieren que una franja de tierra sin glaciares debería haber existido a lo largo de la costa del Pacífico de Alaska y la Columbia Británica hace 16.000 años.
A medida que el campo de la genética ha avanzado, algunos estudios han proporcionado evidencias adicionales de que los primeros americanos llegaron hace entre 17.000 y 15.000 años.
La evidencia arqueológica y la genética convergen para contar la misma historia y finalmente, tenemos una comprensión mucho mejor de la cronología de la apertura de los dos corredores, y las evidencias actuales respaldan una ruta de migración costera.
Todavía faltan evidencias físicas de ambos corredores. Será necesario un importante trabajo preliminar arqueológico, genético y geológico, antes de que se pueda señalar con firmeza las vidas y los tiempos de los primeros americanos y comenzar a describir cómo llegaron a América.
La genética está reconstruyendo la travesía de los primeros humanos a América
Hace unos 25.000 años atrás, en el período del Último Máximo Glacial, la última glaciación conocida en la historia de la Tierra, la mayor parte de Norteamérica estaba cubierta por una gruesa capa de hielo que hacía la región inhabitable.
Eran unas condiciones bastante difíciles, muchos lugares estaban inaccesibles y cubiertos de hielo, hacía muchísimo frío, y los humanos tenían que cazar y recolectar.
Mientras avanzaba el período glacial, el nivel de los mares del mundo fue disminuyendo, a medida que el agua se iba almacenando en las capas de hielo que cubrían los continentes. Había dos grandes glaciares que cubrían casi todo Canadá y que hacían prácticamente imposible ir hacia el sur.
Pero al final de ese período glacial, hace unos 12.000 años, las capas de hielo comenzaron a derretirse y aparecieron algunos refugios glaciares. En esos lugares, las condiciones no eran tan terribles y seguían siendo productivas para que los humanos pudieran alimentarse.
Uno de esos refugios fue Beringia, un puente de tierra que emergió del mar helado por el que las primeras poblaciones de humanos entraron en América, según creen la mayoría de investigadores.
Se extendía desde lo que hoy conocemos como Alaska hasta Eurasia y era un territorio seco, poblado de vegetación y fauna.
Actualmente está sumergido bajo el agua, y no es posible hallar restos arqueológicos, pero los ancestros de los indígenas americanos partieron desde Siberia en dirección a Alaska por aquel tramo de tierra quedando atrapados algún tiempo en Beringia.
Al bajar las condiciones terribles del Último Máximo Glacial, se abrieron ciertas rutas, a través de la costa y por el interior que habrían permitido la entrada en América desde la zona de Beringia.
Hay dos teorías sobre cuándo llegaron a América los primeros seres humanos, la teoría del poblamiento temprano, los que dicen que ocurrió hace unos 30.000 o 25.000 años y la teoría del poblamiento tardío, quienes consideran que fue hace unos 12.000 o 14.000 años.
Durante mucho tiempo, se pensó que el poblamiento fue tardío. A esa hipótesis también se le conoce como “teoría clásica sobre el poblamiento de América” o “modelo clovis”.
Pero estudios genéticos han rebatido esa idea y aunque no existe consenso, hoy son más los científicos y arqueólogos que sostienen que la ocupación de América ocurrió muchos antes de los que se pensaba.
La mayoría de los científicos y arqueólogos respalda la teoría del poblamiento temprano, y no la del tardío, pero los investigadores no se ponen de acuerdo sobre una fecha concreta o sobre qué sitios arqueológicos son los auténticos.
El análisis genético de poblaciones contemporáneas y antiguas fue clave para que la teoría del poblamiento temprano ganara peso, pero muchos investigadores, principalmente arqueólogos, siguen defendiendo la teoría del poblamiento tardío.
También siguen debatiendo cómo entraron al continente los primeros seres humanos una vez abandonaron Beringia, pero los científicos barajan principalmente dos posibilidades: una ruta marítima o una ruta terrestre.
La opción de una ruta marítima está ligada a la teoría del poblamiento temprano y ha sido respaldada por estudios arqueológicos, lingüísticos y genéticos relativamente recientes.
Según esta teoría, los primeros humanos habrían ingresado a América bordeando la costa del Pacífico, ya que en esa época tan fría el el nivel del mar era más bajo y las costas mucho más amplias. No habrían podido atravesar grandes distancias ni corrientes marítimas que no les favorecieran.
No sabemos la fecha concreta, puede ser hace unos 17.000 años o ¡incluso 20.000 o 30.000 años!
Son menos los científicos que dicen que la ruta fue por tierra hace unos 13.000 años, coincidiendo con la teoría del poblamiento tardío.
Los investigadores que defienden ese modelo creen que los primeros humanos que llegaron a América lo hicieron mucho después del Último Máximo Glacial, viajando por un corredor libre de hielo que se abrió paso en las Montañas Rocosas de Canadá a medida que se retiraron los glaciares.
Según esta teoría los humanos habrían atravesado ese “pasillo” entre los glaciares por el interior de Norteamérica, para después esparcirse por Sudamérica.
Pero el estudio de genomas antiguos y contemporáneos, el descubrimiento de sitios anteriores a los clovis y algunos estudios ambientales cuestionan esa teoría, por eso son más los científicos que defienden que el paso fuera por mar.
Uno de los descubrimientos más recientes fue el hallazgo en septiembre de 2021 de huellas humanas en un lago de Nuevo México que datan de hace más de 20.000 años. Las huellas sugieren que los primeros humanos llegaron a América en el apogeo de la Última Edad de Hielo y que pudo haber grandes migraciones sobre las que todavía no sabemos mucho.
Gracias a la genética sabemos que los ancestros de los primeros americanos se separaron de sus primos asiáticos cuando entraron en Beringia, y que se movilizaron y mezclaron entre sí mucho más de lo que se daba por sentado, sobre todo durante los últimos 10.000 años.
Los genetistas creen que hubo un mestizaje entre dos poblaciones humanas ancestrales, los antiguos norsiberianos y los antiguos asiáticos del este.
Uno de esos grupos habitó lo que hoy es el Sudeste Asiático y se cree que contribuyó mayoritariamente a la ancestría de los primeros seres humanos que poblaron el continente americano.
La otra rama ancestral emergió hace unos 39.000 años en lo que hoy es el nordeste de Siberia.
Esos dos grupos convergieron hace unos 25.000 y 20.000 años. No se sabe cómo sucedio, pero ocurrió durante una migración desde Siberia,. Muy probablemente ocurrió en algún lugar de Siberia, pero ¿qué tan cerca de Beringia ocurrió? ¿Qué tan al norte o qué tan al sur? Eso es algo que se está debatiendo porque el soporte genético, arqueológico y antropológico es escaso.
Lo que sí explica la genética es lo que pasó después que hubo una serie de eventos demográficos complejos y la población, de nuevo, se dividió en dos.
Los antiguos beringianos, por su posible conexión con Beringia no tuvo descendientes conocidos, mientras que la otra, los americanos nativos ancestrales, sí.
Los científicos han llegado a estas conclusiones tras hallar una afinidad genética muy grande entre grupos ancestrales de Siberia y poblaciones del este de Eurasia. Se sabe, por ejemplo, que los indígenas americanos están relacionados genéticamente con poblaciones del noreste de Asia por una serie de genes que permitieron a sus ancestros guardar energía en condiciones climáticas muy difíciles.
A pesar de estos descubrimientos, todavía están tratando de precisar cuántos pueblos antiguos y actuales en América tienen conexión con el linaje genético de aquellos americanos nativos ancestrales.
De hecho, el último descubrimiento en Nuevo México deja otra gran incógnita en el aire y es la posibilidad de que las primeras poblaciones se hubieran extinguido sin dejar descendientes, siendo “reemplazadas” por otros colonos cuando se formó el corredor de hielo.
En dos ocasiones, América y Asia quedaran unidas por una lengua de tierra, el puente de Beringia, en el estrecho de Bering, entre la actual Alaska y Siberia. La profundidad actual del estrecho descendió hasta los 120 metros y dejó al descubierto una vasta región de miles de kilómetros cuadrados.
Las mismas condiciones glaciales que provocaron un descenso del nivel del mar y abrieron el paso entre Asia y América implicaron grandes dificultades para la presencia humana en América del Norte, puesto que dieron lugar a dos enormes placas de hielo que cubrían gran parte de su territorio e impedían el tránsito hacia el interior, la placa Laurentina y la de la Cordillera. Pero hace unos 14.000 años apareció entre ambas un pasillo de tierra, el corredor de Alberta, que permitió el paso de las poblaciones humanas.
Este corredor libre de hielo es uno de los elementos clave para quienes piensan que la ocupación de América empezó en esas fechas y no antes. El pasillo daba acceso al centro y sur de los actuales Estados Unidos, el área donde están los yacimientos en los que se apoya esta teoría. En ellos han aparecido unas características puntas de proyectil conocidas como Clovis; por esta razón, la hipótesis del poblamiento tardío de América se conoce como Clovis-first, «Clovis primero».
La costa norteamericana del Pacífico también se vio muy afectada por los efectos de los glaciares, pero hubo dos lapsos de tiempo en los que el descenso del nivel del mar y el retroceso de los glaciares descubrió una larga franja costera desde Beringia por la que podían moverse los grupos de cazadores-recolectores asiáticos. Esos dos períodos fueron el que va de 24.000 a 18.000 años atrás y el que comenzó hace 14.000.
Los grupos que se aventurasen por aquel pasadizo costero podían disponer de abundantes recursos marinos. Los arqueólogos, han propuesto la hipótesis de la autopista de algas, los primeros americanos habrían alcanzado el continente siguiendo la costa del Pacífico, lejos de los glaciares, donde los bosques de algas marinas o kelp, ofrecían comida abundante a las sociedades que dispusieran para pescar o navegar.
La existencia de esta vía costera mantinee la idea de un poblamiento temprano de América, el pre-Clovis, que explicaría la existencia, en América del Sur, de yacimientos tan antiguos como los de Clovis o aún más. Según esto, la llegada de los primeros pobladores de América se habría producido mucho antes de lo que sugieren los yacimientos de Clovis, tal vez hasta 40.000 años atrás.
La subida del nivel del mar tras el final de las glaciaciones ha sumergido la mayor parte de los corredores de manera que los yacimientos más antiguos que podrían corroborar esta idea son ahora inaccesibles, y gran número de ellos ha desaparecido.
La llegada del hombre a América está estrechamente vinculada a la captura de grandes mamíferos y coincide con su extinción en todo el planeta, al final de las glaciaciones. En América dejaron de existir animales como el gliptodonte, el perezoso gigante, el mamut o el megaterio; desaparecieron todas las especies cuyo peso superaba los 1.000 kg.
Los científicos esperan que la herencia genética nos dé más respuestas sobre la última gran expansión del Homo sapiens en el planet