La gran maldad del Opus Dei

Parte esencial de la ascética del Opus Dei es el desprendimiento total del propio criterio y en definitiva la obediencia ciega a los directores. El holocausto del yo es esencialmente desprenderse de uno mismo para ponerse en manos de los directores «como el barro en manos del alfarero», ocupando los directores el lugar de Dios, en definitiva. Ellos se transforman en «la Providencia».

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Por E.B.E., 21.09.2022

 

De este modo, el Opus Dei exige una «entrega total» que consiste en, por ejemplo, entregar todo el sueldo y por lo tanto no tener ahorros. Y en el caso denunciado por ex numerarias auxiliares, no tener sueldos ni jubilaciones.

Pero no sólo eso, también entregar progreso profesional, el hacer una carrera con la cual consolidar un futuro. Todo lo que sea prever o planificar un futuro, queda anulado con la entrega total.

«Honra, dinero, progreso profesional, aptitudes, posibilidades de influencia en el ambiente, lazos de sangre; en una palabra, todo lo que suele acompañar la carrera de un hombre en su madurez, todo ha de someterse –así, someterse– a un interés superior» (Escrivá, J.M., “Carta” 14‐II‐1974, nro. 3).

Por el futuro «no te preocupes», dice el Opus Dei. Es más, hacerlo implicaría una infidelidad, una «falta de entrega».

«Sería impensable, por ejemplo, que un Numerario o Agregado, al disponer de sus bienes, hiciera cálculos para dejar arreglada una salida, como si su futuro fuera incierto.» (Experiencia de labores apostólicas, 2003, Parte I, ap. IV)

Lo impensable, lo increíble, es descubrir luego que el Opus Dei decida sobre el futuro de las personas que le han entregado su vida entera como si fueran material descartable.

Dice un escritor espiritual:

cuán grande tendría que ser la maldad de quien así nos habla si sus promesas no fueran seguras. ¡Porque ello significaría privarnos de la prudencia humana, para que luego nos quedásemos sin una cosa ni otra!

Esta es precisamente la gran maldad del Opus Dei.

Esto es lo que hace el Opus Dei: quitar toda seguridad humana para (supuestamente) que uno dependa sólo de la seguridad sobrenatural, es decir, pasar a estar a merced de los superiores del Opus Dei.

El problema es que luego ellos deciden a quién descartar y a quién retener (bajo amenaza de ser descartado, a su vez).

Quemar las naves, para asegurarse la dependencia total (otra forma de ver la entrega total).

El Opus Dei no se hace responsable por nada y se beneficia de la entrega de todos. Esto es sólo posible mediante el engaño.

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