La novela histórica se empezó a desarrollar a finales del siglo XIX y ha continuado hasta nuestros días. Utiliza un argumento de ficción situado en un momento histórico concreto y con parte de los acontecimientos históricos reales, que suelen tener una cierta importancia en el desarrollo de la trama. La presencia de datos históricos en la narración puede tener mayor o menor alcance y precisión y los protagonistas pueden ser personajes reales históricos o ficticios, a través de los cuales se desarrolla la novela.
La narración histórica, narrativa histórica o novela histórica, se basa en hechos históricos, contados por un narrador omnisciente, que lo sabe todo y que nos da a conocer los hechos. Sin embargo, lo más importante es que el argumento y la trama sean verosímiles en relación con ese momento del pasado en el que se enmarca.
La historia novelada, por su parte, constituye un ensayo divulgativo, mediante el cual los historiadores presentan los resultados de sus investigaciones al público, normalmente específico de esta disciplina, y en muchos casos, éste tiene un claro componente narrativo más allá de la mera exposición científica, pero siempre basándose en datos históricos contrastados.
Muchas veces es difícil saber donde dónde empieza la novela histórica y dónde la historia novelada. La visión de historiador y la del escritor es diferente y se persigue un fin diferente.
La novela histórica, aunque invente personajes, cambie la fecha de los hechos para adecuarlos a la trama y exponga argumentos ficticios, tiene la intención de ser verosímil y esto solo se consigue con una buena documentación de la época en la que se contextualiza. Así pues, la novela histórica divulga elementos de la Historia a sus lectores y éstos pueden aprender mucho de ella.
En el caso de la novela histórica, un historiador toma los datos de un archivo, escritos por una persona a la que le interesaban más unos hechos que otros por diversas razones.
El investigador, a su vez, toma los datos que le interesan según estas mismas razones y los intereses de su trabajo hacen los análisis que sean necesarios y a partir de éstos, redacta su ensayo divulgativo. La Historia como disciplina es también, aunque en menor medida, una obra literaria.