Desarrollado en Francia a finales del siglo XIX, el Impresionismo fue un movimiento artístico en el que un pequeño grupo de pintores, evitaba el énfasis tradicional en temas históricos o mitológicos, pasando a pintar elementos de la realidad, como la naturaleza transitoria de la luz, el color y la textura.
Claude Monet. The Ice Floes.
En 1874 se organiza la primera exhibición de un grupo de jóvenes pintores, en la «Société Anonyme Coopérative des Artistes, Peintres, Sculpteurs, Graveurs», París, y en ella el estilo artístico impresionista se nombra por la obra de arte “Impresión” (1874), de Claude Monet.
Nace de un cambio social hacia finales del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, cuando se suceden transformaciones como la revolución industrial, revolución francesa, imperio de Napoleón, la restauración de los movimientos sociales y las reformas burguesas. La filosofía Racionalista del siglo de las luces, se desvanece junto al Romanticismo, y atrás queda la estilística donde el sentimiento, la imaginación y las pa siones gobiernan las artes. Las ideas nacionalistas y socialistas tiñen el pensamiento colectivo.
Ya en la segunda mitad del siglo XIX., se produce un crecimiento económico en Europa. La intensificación del comercio y el progreso técnico llevan a la consolidación de la burguesía y las clases sociales se reorganizan y los dirigentes socialistas de toda Europa se reúnen para hablar de cambios.
La filosofía es entonces positivista y realista, donde se prueban las cosas y se exige la transformación del mundo. El arte cambiaba en conjunto con la sociedad.
A grandes rasgos, el impresionismo plasma la luz y el instante, sin importar demasiado la identidad de aquello que la proyectaba. Las cosas no se definen, sino que se pinta la impresión visual que producen, y eso implica que las partes inconexas dan lugar a un todo unitario.
Se caracteriza por el uso de colores puros sin mezclar, «todo color es relativo a los colores que le rodean», el hecho de no ocultar la pincelada, y por supuesto darle protagonismo ante todo a la luz y el color. De esta manera las formas se diluyen imprecisas dependiendo de la luz a la que están sometidas, y una misma forma cambia dependiendo de la luz arrojada sobre ellas, dando lugar a una pintura totalmente distinta.
Los cuadros impresionistas se construyen técnicamente a partir de manchas de colores, las cuales actúan como puntos de una policromía más amplia. Por ello, al observar los lienzos es necesario tomar cierta distancia, para que aparezcan las luces sombras y figuras.
El estilo se clasifica como la primera ruptura del proceso que desembocaría en el arte moderno. El impresionismo sólo abre los ojos del espectador a la técnica, y también a la variedad de formas y la captura de paisajes cotidianos vistos desde las más ingeniosas perspectivas. Los colores son puros, poco mezclados y se conjugan en formas de un naturalismo extremo. Las pautas que consuman esta tendencia son: el movimiento del paisaje, la naturalidad de las formas y la pureza.Lo que une a estos genios de la pintura es la intención de reproducir escenas de la vida diaria de un modo creativo. En la mayoría de ocasiones se pueden distinguir claramente por su estética, imágenes desenfocadas y obras de apariencia inacabada.
Entre los artistas impresionistas más famosos se encuentran Camille Pissarro, Édouard Manet, Edgar Degas, Paul Cézanne, Claude Monet, Jean-Frédéric Bazille, Pierre-Auguste Renoir, Berthe Morisot, Mary Cassatt y Gustave Caillebotte.
La historia del movimiento impresionista gira en torno a una serie de encuentros entre diferentes pintores en busca de su independencia artística durante la segunda mitad del siglo XIX. Si contamos los principales pintores impresionistas que formaron parte de este movimiento, como Claude Monet, Édouard Manet, Alfred Sisley, Pierre-Auguste Renoir, Paul Cézanne, Camille Pissarro y Vincent Van Gogh, una misma causa los reunió: deshacerse de los códigos estrictos fijados en aquella época por la Real Academia de Pintura y Escultura. Por esto, deciden trabajar en talleres privados, lo que les permite pintar libremente y a su manera. El espíritu del impresionismo se resume en cierta forma en una frase pronunciada por Manet: «Pinto lo que veo, y no lo que los otros quieren ver».
Vincent Van Gogh. Autorretrato
Durante los años 1850, Monet y Manet también se inspiraron de las estampas japonesas, en particular de artistas como Hokusai e Hiroshige. Ambos pintores fueron influenciados por este arte venido de Extremo Oriente y Monet llegó a poseer una colección de 250 estampas, expuestas hoy en la Fundación Monet en Giverny.
Claude Monet. Le Bassin aux nymphéas, harmonie verte.
Más tarde, en la década de 1870, cuando el grupo de amigos compuesto entre otros por Monet, Manet y Renoir decide reunirse en Argenteuil, ciudad considerada como el núcleo del movimiento impresionista, éste ya había nacido como lo conocemos.
Claude Monet. Le Pont d’Argenteuil.
Pierre-Auguste Renoir. La Loge.
Confrontados con las negativas reiteradas de los salones oficiales y con las duras críticas de la prensa y del público de las pinturas presentadas en los años 1860, en el primer salón de las obras rechazadas por el jurado oficial, el grupo de impresionistas decide crear sus propias exposiciones.
La primera de ellas fue organizada con la ayuda del fotógrafo Nadar. Sin embargo, la iniciativa fue un fracaso. El público acepta con dificultad este nuevo estilo de pintura, demasiado moderno y alejado de las referencias clásicas. Desconcertado, el público encontraba que las pinturas impresionistas eran vulgares, similares a bocetos sin forma, y se burló del movimiento y de sus obras.
La primera obra considerada emblemática del movimiento es una pintura de Monet llamada « Impresión, sol naciente ».
Claude Monet. Impression, Soleil levant.
Fue Louis Leroy, crítico de arte, quien utilizó la palabra «impresión» para dar un nombre peyorativo al grupo, considerando que sus obras eran inconclusas, una mera impresión lejos de la realidad. A modo de anécdota, se admite comúnmente que el grupo adoptó el nombre de impresionistas tras las críticas virulentas de Leroy.
No obstante, los impresionistas fueron respaldados por escritores, en particular por Émile Zola, quien publicó artículos en defensa del movimiento que conoció gracias a su amigo de infancia, Cézanne.
El papel desempeñado por Durand-Ruel en el desarrollo del estilo impresionista es innegable, y fue gracias a él, el movimiento fue finalmente reconocido y alcanzó el éxito. Monet conoce al marchante de arte y galerista en Londres. Éste muestra mucho interés por las obras de Monet y, por consiguiente, compra varios cuadros de otros pintores impresionistas. El marchante fue una gran ayuda financiera para el grupo de artistas.
Gracias a las exposiciones que organiza Durand-Ruel en Londres, pero sobre todo Works in Oil and Pastel by the Impressionists of Paris, realizada en Nueva York en 1886, los impresionistas ganan poco a poco el reconocimiento del público y las pinturas impresionistas son apreciadas por su justo valor.
El neoimpresionismo terminará prevaleciendo sobre el impresionismo y sus artistas independientes y marcará una nueva etapa en la historia del arte.
Claude Monet, Les Deux Sœurs
Los impresionistas tienen cuidado de no mezclar los colores, sino de yuxtaponerlos empleando pinceladas rápidas que recuerdan la naturaleza espontánea de su arte. La elección de los colores enriquece las pinturas, los colores vivos y claros expresan la luz y todos los efectos que puede tener sobre los paisajes, otorgándoles así un aspecto nunca antes visto en su tiempo. Por los movimientos del paisaje visibles en los cuadros, la visión de la naturaleza es aún más inquietante y seductora. Para describir los cuadros se habla de vibraciones, de juegos de reflejos y de luz…Algunos artistas llegan hasta pintar el mismo paisaje a distintas horas del día o en diferentes estaciones para jugar con los colores cambiantes. Al visitar Giverny, descubrirás el Museo de los Impresionistas, donde podrá contemplar las obras impresionistas más bellas. Entre los paisajes que marcaron la historia del impresionismo se encuentran los nenúfares y la catedral de Rouen, pintados por Monet.
El impresionismo pinta la luz en el momento en que observaban el mundo.
El nombre de impresionista se empleó también para otras artes, como la música o la literatura, o también la escultura y arquitectura, a pesar de que sus rasgos definitorios son bastante particulares de la pintura. Esto es posible debido a que la filosofía del impresionismo podía interpretarse como un afán por imitar la realidad y, en todo caso, por concebir el arte como fruto de un proceso racional, algo que iba de la mano del positivismo, doctrina de pensamiento que imperaba en la sociedad burguesa del siglo XIX.
Los preceptos del impresionismo fueron objeto de oposición por parte del expresionismo, nacido a finales del siglo XIX como una reacción a favor de la subjetividad artística y las necesidades expresivas interiores del ser humano.
El término “impresionista” se le atribuye al crítico de arte francés Louis Leroy, quien lo habría empleado de manera despectiva, frente a un cuadro de Monet llamado Impresión, sol naciente (1873), expuesto junto a los cuadros de otros artistas jóvenes en el Salón de Artistas Independientes de París entre abril y mayo de 1874. Jugando con el título del cuadro, Leroy arremetió en la prensa contra los treinta y nueve “pintores impresionistas” expuestos, dándole nombre sin saberlo al movimiento.
Sin embargo, el impresionismo gozó de aceptación en los circuitos artísticos europeos de la época. La París de la época era lugar de peregrinación artística para Europa toda, y allí tuvieron lugar numerosas exposiciones universales, por lo que el movimiento nació en el mero centro del arte del momento.
Los panoramas abiertos permitían la justa de luz y colores para los métodos pictóricos.
Otro avance del impresionismo fue la creación de nuevos pigmentos para obtener colores más puros. Gracias a ello los pintores pudieron replantear muchas leyes cromáticas de la época, entendiendo el color en relación a sus acompañantes y al contraste que con ellos generan. Por eso los impresionistas hacían juegos de sombra rompiendo con la dinámica usual del claroscuro, en favor de sombras hechas con colores complementarios que dotaban de mayor profundidad a la obra.
De modo similar, los impresionistas relegaron la forma a un segundo plano, prefiriendo explorar en cambio los paisajes. Los panoramas abiertos permitían la justa de luz y colores para sus métodos pictóricos.
Música impresionista. Se llama así a la tendencia musical nacida a finales del siglo XIX caracterizada por un tempo más libre, el empleo de los modos y las variaciones, y la experimentación con el timbre, consiguiendo así efectos nunca antes vistos musicalmente. Su máximo representante fue el francés Claude Debussy, cuyas obras alcanzaban un tono onírico y sonidos nunca antes escuchados, y otros grandes autores fueron Maurice Ravel, Erik Satie, Manuel de Falla y Albert Roussel.
La literatura del Impresionismo, nació en Francia en la segunda mitad del siglo XIX, como reacción contra el realismo, intentando reproducir en las letras lo alcanzado por la pintura, el registro primario de las sensaciones, suprimiendo los efectos intelectualizantes o reflexivos de la literatura a favor de las descripciones, las “pinceladas” de los personajes.
Los máximos exponentes de esta tendencia fueron Octave Mirbeau y Marcel Proust, aunque muchas piezas teatrales de Antón Chéjov pueden considerarse dentro de la tendencia.
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