El año 1000
¡Tan-Tan, Tan-Tan, Tan-Tan!, sonaban las campanas de la catedral. Era el primer repique para llamar a la misa de doce dominical. Claude, el tabernero, y un cabrero, ya llevaban esperando unos minutos en el tejadillo de la iglesia cuando un clérigo empezó su discurso. “Al final de este verano, vendrá el otoño, y después el …