El auténtico eclesiástico
Cuando llegaron al monasterio donde se iba a celebrar la santa misa, pensaban que no iba a ser fácil averiguar lo que querían, y mucho menos por parte de la Iglesia. Mientras la condesa esperaba en el interior de la calesa, los goliardos descabalgaron de sus monturas, cogieron las bridas, acercaron los caballos al establo …