La tarde se presentaba lluviosa, pero sorprendentemente a la hora de la convocatoria, las 6 de la tarde, el cielo se abrió, el viento se detuvo, y una gran claridad rodeó al grupo de un centenar de personas que se concentraban en la plaza del ayuntamiento de Rivas. Dalia se incorporó a la concentración convocada por Rivas Sahel en protesta por las declaraciones y escrito de Pedro Sanchez al monarca marroquí, aceptando que el Sahara fuera una autonomía dentro de Marruecos.
Busco con un ansia que no podía controlar a su amigo Juancho, que la había prometido que allí estaría… y lo vio, en primera línea.
—Juancho, que alegría verte. Pensé que no ibas a venir.
—Por nada del mundo me perdería este día… y el verte.
Dalía no pudo contener el temblor de su cuerpo y la rojez de sus mejillas.
—Amiga cuéntame el motivo de esta protesta.
– Pedro Sanchez sacrifica el Sáhara para convertir a España como priveedor d egas de la UE y ademas pretende anular las constantes peticiones por parte de Mohamed VI de la propiedad de Ceuta, Melilla y las Canarias
-¡ Caramba, y porque no pide tambien Albacete ¡. El afan imperialista del rey le lleva a intentar apropiarse de todo. Argelia ya le ha parado los piues en varias ocasiones, y el Frente Polisario le ha dejado muy claro que el Sáhara es independiente
Rivas—Sahel defiende una solución para el Sáhara Occidental donde sea el pueblo saharaui el que decida su futuro.
Solicitamos una rectificacion al presidente Sabchez sobre su reciente apoyo al plan marroqui, que no cuenta en este asunto con ningun apoyo ni en el Parlamento ni fuera de el, ademas de ser contrario a las resoluciones dela ONU.
Los concentrados, en ese instante, gritan orgullosos ¡¡ Sahara Libre YA ¡¡
Poco mas tarde, dspues dehaber escuchado las actuaciones de las amigas Concha y Eva, Luis y Pedro Pastor y una joven cantante saharaui Suilma Aali, que vive en Madrid, se sentaron en una terraza próxima al lugar de concentracion.
—Te recuerdo dalia que me prometiste seguir hablando de vuestra vida en los campamentos de refugiados.
Debes saber que la verdadera subsistencia de la vida diaria en los campamentos de refugiados es posible por la dura labor de las mujeres del Frente Polisario, y mi madre, Decala, no va a ser menos.
Cae la tarde y agotada regresa al encuentro con su marido. Tarda poco, y según se acerca, comprueba que él ya está esperándola.
—Decala, qué ilusión verte tan alegre. La sonrisa de tus ojos te hace ante mí más hermosa ¡Cuánto te he echado de menos!
—Sí pudiera trabajar en el hospital mi felicidad sería completa.
—No te obsesiones con eso. Yo lo hago por los dos.
Comentan la jornada, lo que ha vivido cada uno… y lo que se quieren, mientras le ofrece el primer té a su compañero.
—Decala, preferiría que no te alejases tanto; que no salieras de la Daira. Te quiero tanto que no puedo soportar que te pase algo.
Ella recoge el vaso de ese primer té. Y piensa; el primero es amargo; como la vida misma. Tenemos tanta vida por conocer juntos, que ¡cómo le voy a negar este capricho tan primordial para él!
Como todas las tardes hacen el amor hasta muy entrada la noche. Antes de dormirse, ya tranquila, y llena de satisfacción retrocede sus recuerdos unos años atrás.
— ¡Padre quiero ser arquitecto! Llenaré el desierto de enormes tiendas de muchos colores.
—Mi pequeña hija, eso no tiene sentido. Las jaimas no necesitan de arquitectos, llevamos cientos de años haciéndolas de la misma manera, y todo el conocimiento necesario se trasmite de padres a hijos. ¡Serás enfermera! Nuestro pueblo necesita sanitarios.
—La vida es una extraña mezcla de azar, destino y rebeldía. Sólo la rebeldía puede cambiar todo. No cedas si quieres mantener tus derechos. —puntualizó su madre desde el otro extremo y su padre asintió con la cabeza.
Decala acabó con los mejores resultados la enseñanza básica y su padre, un guerrillero saharaui, alto y muy delgado, que ha peleado codo a codo junto a heroicas mujeres, contra los invasores, envía a su única hija a estudiar al norte de Argelia: La Escuela de Enfermeras de Oran es el nuevo hogar de Decala a lo largo de cuatro años.
Años independientes, en los que aprende a defenderse sola, divertirse y responsabilizarse de su vida. Fuerte como una camella, explica a la menor ocasión, hasta enronquecer, que su pueblo tiene que ser libre y exige a gritos su autodeterminación. —Deseo acabar y entonces aplicaré todo lo que sé a mis hermanos.
Ella, tan comprometida y tan llena de deseos de libertad, se regocija al encontrar la posibilidad de llegar un poco más lejos que sus compañeras, que no han tenido la oportunidad de formarse. Su alma toma de la partitura que el universo le ofrece, los mejores acordes para llenarlo de bellos sonidos. Los consejos de su madre, embebidos en su ser, tan seductora en medio de su inocencia, la empujan a una férrea disciplina para no desviarse del camino que se ha propuesto.
Pero eso tendrá que esperar, piensa esa noche, pues su amado le pidió, como condición de la boda, que esperase un tiempo para trabajar. Hasta que su amor se hiciera inconmensurable.
Amanece un nuevo día y una vez más, Bachir Mustafa abandona el hogar para cumplir con sus compromisos y Decala le despide en la puerta recordándole lo enamorados que ambos están.
Como siempre primero debe cumplir con sus compromisos domésticos. Hoy prepararé un cus—cús de garbanzos y verdura para cenar, piensa animosa.
Nada más terminar, se dirige a unas jaimas próximas —para no salir de la daira— donde pueda charlar con sus amigas y preparar, entre todas, algo útil para sus vecinos.
—Puedo cuidar de los pequeños, mientras sus madres cumplen con sus obligaciones. Cada vez hay más niños. Yo quiero tener media docena, pues a mi esposo le encantan los críos, —dice, mientras medita y contempla a los más pequeños que todavía no van al colegio.
Por Luis Vega Domingo
Ingeniero Aeronáutico
Presidente de la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores
Vicepresidente de la Unión de Ateos y Librepensadores de España