A partir de este jueves se desarrolla en el Vaticano una cumbre sobre los casos de abusos cometidos por religiosos. Evidentemente, las expectativas son enormes. Se trata de una cumbre como no la ha habido nunca, al menos en esa forma: el papa Francisco ha invitado a los dirigentes de las conferencias episcopales de todo el mundo para afrontar el tema de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia Católica.
El entonces cardenal Theodore McCarrick, en 2011Imagen: picture-alliance/AP Photo/P. Semansky
Jennifer Wagner
18/02/201918 de febrero de 2019
“¡Por fin!”. “¡Demasiado tarde!”. Las reacciones que se han visto hasta ahora han sido inequívocas. Igualmente, algo es seguro: hay mucho de qué hablar. Lo último en entrar en el foco mediático fue el abuso sexual a monjas. El papa Francisco reconoció que hubo eclesiásticos que cometieron abusos. Pero esta controversia no es un problema únicamente del jerarca. Aquí, una panorámica de los escándalos contemporáneos que han copado los titulares.
Estados Unidos:
Ya en julio de 2018, el papa Francisco despidió a Theodore McCarrick del puesto de cardenal. Ahora, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha declarado culpable a este antiguo clérigo estrella. El órgano de mayor jerarquía de la Iglesia Católica, que se ocupa de los delitos contra la fe, y que, además, es responsable de tratar los casos de abusos sexuales, le recrimina a este religioso, que ahora tiene 88 años, comportamientos sexuales ilícitos contra menores y adultos, junto con abuso de poder. Pocos días antes de la cumbre sobre los abusos, el papa Francisco también le retiró el sacerdocio. Esta es la mayor pena que contempla el Derecho Canónico.
El caso de McCarrick, quien entre 1970 y 1990 indujo a novicios tener relaciones sexuales y habría abusado al menos de dos menores, es solo uno entre cientos. Los expertos sostienen que la cifra de víctimas en EE. UU. está por encima de las 100.000 personas. Solo en el estado federado de Pennsylvania, más de 300 sacerdotes habrían abusado de menores. Los niños abusados en los setenta se contarían por miles. También el sucesor de McCarrick en el arzobispado de Washington, Donald Wuerl, tuvo que dimitir en 2018. Wuerl habría sabido de los crímenes de McCarrick, pero no hizo nada al respecto.
Chile:
En Chile, la justicia lleva alrededor de un año ocupada con el escándalo de abusos en la Iglesia Católica. Se están investigando 148 casos contra trabajadores de la Iglesia, según informan medios locales citando a fuentes de la Fiscalía. Y habría más de 250 víctimas. También habría sacerdotes implicados en el escándalo. Las víctimas acusan al cardinal Ricardo Ezzati de haber conocido los abusos y haberlos encubierto. El religioso, de 77 años, niega las acusaciones y pidió ser sobreseído, pero la Justicia chilena rechazó el sobreseimiento. Las investigaciones aún no se han cerrado, según el juez.
Otro caso de este país sudamericano lleva a Alemania: el antiguo arzobispo Francisco Cox Huneeus lleva tiempo enfrentando acusaciones de abusos sexuales a menores. El chileno de 85 años se había retirado a la Congregación de los Padres de Schönstatt, en el estado federado alemán de Renania-Palatinado. Sin embargo, en 2004 habría abusado de un joven de 17 años en Alemania, aunque la narración de los hechos no pudo cimentar una querella. El papa Francisco lo expulsó del sacerdocio el pasado mes de octubre por abusos sexuales. A mediados de este mes de febrero, Huneeus volvió a Chile para comparecer ante los investigadores.
Cuadriga – Poder y abuso: ¿una Iglesia desvergonzada?
Alemania:
En Baviera, el tribunal de Deggendorf condenó hace aproximadamente un año a un sacerdote a ocho años y medios de prisión, tras los que tendrá que ingresar en un psiquiátrico. El tribunal estaba convencido de que el hombre habría cometido graves abusos sexuales contra cinco jóvenes en más de 100 ocasiones desde mediados de la década de los noventa. El hombre, que se ganaba la confianza de los menores como “padre Thomas”, estuvo ya en prisión entre 2003 y 2009 por delitos sexuales. En 2008 le fue retirado el sacerdocio.
Pero este caso no es ninguna excepción en Alemania. Un estudio de la Conferencia de Obispos reveló que, entre 1946 y 2014, al menos 1.670 clérigos habrían abusado de 3.600 menores. En 2010, el escándalo del Colegio Canisio de Berlín acaparó una enorme atención. Un jesuita hizo públicos casos de abusos sexuales, lo cual llevó a que víctimas de todas Alemania alzasen la voz.
Irlanda:
Sacerdotes y hermanas religiosas maltrataron y abusaron de niños y mujeres durante décadas. Numerosos obispos tuvieron que dimitir en un país tan católico como Irlanda. El mismo papa Francisco pidió perdón a las víctimas durante su visita a la isla el apasado.
En los años noventa se dieron a conocer las primeras informaciones sobre casos de abusos en territorio irlandés. En 2009, una comisión establecida por el Gobierno publicó un amplio informe (conocido como “informe Ryan”). Entre otras cosas, el documento revelaba cómo los menores habían vivido como prisioneros y esclavos en instalaciones religiosas.
Francia:
En Lyon, el arzobisto Philippe Barbarin y otros seis religiosos están en pleno juicio, acusados de no haber denunciado abusos que tuvieron lugar durante los setenta. El veredicto debería llegar a principios del próximo mes de marzo, si bien la Fiscalía se pronunció en enero contra una condena de este cardenal de 68 años. “Una parte de los delitos han prescrito, y para los que no han prescrito no se puede verificar el delito”, fue citada una fiscal. La prescripción de los crímenes es uno de los principales problemas con los que se encuentran las víctimas. Por eso, a menudo solo pueden confiar en un tribunal religioso.
Australia:
Los expertos calculan que la cifra de víctimas de abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia Católica australiana asciende a 60.000. No solo en instalaciones religiosas, también en colegios o en organizaciones deportivas. Sin embargo, las informaciones sobre los procesos abiertos contra religiosos escasean en Australia. La razón: está en vigor un bloqueo mediático dentro del territorio australiano. El objetivo de este embargo es evitar que las informaciones periodísticas influyan en el veredicto del jurado. Los periodistas que, pese a esto, informen sobre estos casos pueden ser perseguidos por la ley.