LA ULTRADERECHA. De Trump a Bolsonaro, pasando por Giorgia Meloni, AFD… O VOX

Por Luis Vega Domingo

«Spain is different!», por una vez el eslogan es cierto.

En nuestro país, España, hemos conseguido detener el avance, cada vez mayor de la extrema derecha.

Santiago Abascal, líder de VOX, habla durante un encuentro con simpatizantes en Valencia.

29 de julio de 2023 15:03h
 ¿Qué significa ser de ultraderecha en pleno siglo XXI?

El avance electoral de partidos y movimientos reaccionarios y ultraconservadoras en Europa y América fomenta el debate sobre su definición

No se recuerda un debate tan encendido y polémico sobre qué define a la ultraderecha, como al que asistimos actualmente en los medios de comunicación europeos y americanos. Una discusión alentada por el avance electoral de partidos, movimientos y líderes políticos como Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil, o de AfD en Alemania… y VOX en España, que amenazan o participan en gobiernos o, al menos, condicionan la gobernabilidad de sus respectivos países. 

Pese al intenso debate generado, establecer qué elementos comunes definen a los nuevos partidos o movimientos ultraderechistas sigue generando ríos de controvertida tinta. Y lejos de avanzar hacia un consenso, las diferencias parecen incluso estar ampliándose: en algunos casos, por los intentos de blanquear posiciones inequívocamente ultraderechistas, que suponen una clara amenaza al sistema de convivencia democrática, y en otros, por las honestas dudas sobre cuáles son las líneas divisorias reales entre las posiciones ultraderechistas y las del ultraconservadurismo y la derecha radical, en España, por ejemplo el PP.

El debate teórico sobre esta última división tiene un largo recorrido en Alemania, cuya democracia ha estado escoltada por movimientos ultraderechistas o directamente neonazis prácticamente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y la fundación en 1949 de las dos repúblicas construidas sobre los escombros del nacionalsocialismo. En la actual República Federal de Alemania, la única que sobrevivió al fin de la Guerra Fría, no son pocos los que se preguntan hoy qué significa ser de ultraderecha en pleno siglo XXI, en el que la digitalización e Internet han cambiado radicalmente la forma de hacer política y también de comunicarla. También en España nos preguntamos lo mismo.

Populistas, ultraconservadores, fascistas y neonazis: radiografía de la extrema derecha en Europa “Ya que el ultraderechismo no cuenta con un concepto ideológico homogéneo, tampoco hay una definición uniforme para el término”. “Por lo general, los ultraderechistas rechazan el orden democrático y liberal -incluso a través del uso de la violencia- y quieren construir un sistema estatal autoritario o incluso totalitario, en el que una ideología nacionalista y racista debería servir de base para el orden social”.

Podemos considerar los siguientes elementos a la hora de incluir movimientos o partidos en su apartado dedicado al ultraderechismo: agresivo nacionalismo, el deseo de construir una comunidad sobre bases raciales, el antipluralismo, la xenofobia ligada por lo general al antisemitismo, las posiciones que apuestan por un estado liderado por una figura autoritaria, anti feminismo, perseguidores de todo tipo de sexualidad no convencional, el militarismo, la relativización o banalización de los crímenes nacionalsocialistas, así como la difamación de las instituciones democráticas y de sus representantes.

Fronteras difusas

A pesar de que la derecha radical pueda compartir ciertas de las posiciones ultraderechistas arriba enumeradas y de que las fronteras entre el ultraderechismo y la derecha radical sean a menudo difusas, hay un punto que aparece como decisivo: el inequívoco y abierto rechazo del orden constitucional y democrático. “Desde las instituciones y las ciencias sociales se utiliza el térmico ‘radicalismo de derecha’ por regla general para organizaciones o personas situadas claramente a la derecha del centro del espectro político, pero que se mantienen dentro del marco constitucional. Por lo general, el radicalismo de derecha no adopta posiciones hostiles frente al orden democrático”, pero sí la extrema derecha.

Ese marco teórico, sin embargo, parece un tanto desactualizado cuando se aplica a las llamadas Nuevas Derechas alemanas o a partidos como Alternativa para Alemania (AfD) o el FPÖ austriaco, que, pese a mostrar un discurso público respetuoso con las instituciones y el orden constitucional, tienen claras relaciones con movimientos ultraderechistas y reciben el voto útil del neonazismo militante clásico, además de coquetear con posiciones que relativizan o minimizan los crímenes del nacionalsocialismo.

Así son las Nuevas Derechas alemanas: jóvenes, intelectuales y nacionalistas. Como ejemplos de esto último están las declaraciones del líder de AfD, Alexander Gauland, quien calificó el régimen nazi como “una cagada de pájaro en los 1.000 años de exitosa historia alemana”. En esa misma línea, el líder del ala etnonacionalista de AfD, Björn Höcke, describió el monumento a las víctimas del holocausto erigido en el centro de Berlín “como un monumento de la vergüenza” para Alemania. 

¿Y qué es VOX?

VOX es la última formación que ha irrumpido electoralmente en la escena de partidos radicales de derecha o ultraderechistas del Viejo Continente. La pregunta es, de nuevo, inevitable: ¿qué adjetivo es el más adecuado para definir a la formación liderada por Santiago Abascal?

Grabado fotopolímero “la lucha por la democracia”

Para Guillermo Fernández, sociólogo e investigador de la Universidad Complutense de Madrid, VOX está, al menos de momento, más cerca de la derecha radical que del ultraderechismo: “En la medida en que participa en el juego democrático, pienso que VOX es derecha radical, identitaria y ultraconservadora. La mayoría de sus cuadros vienen del ala más radical del PP y de sectores integristas de la Iglesia Católica, nacional catolicismo, que, por ejemplo, quedaron muy defraudados por Rajoy cuando éste llegó al poder y no derogó automáticamente la Ley del Aborto, por poner un claro ejemplo. Para mí, sin embargo, decir que VOX es derecha radical en lugar de ultraderecha no le quita peligrosidad. Es un partido que proviene de una reconfiguración de la derecha más radical para tratar de dar la batalla cultural a la izquierda”.

            «Decir que VOX es derecha radical en lugar de ultraderecha no le quita peligrosidad. Proviene de una reconfiguración para dar la batalla cultural a la izquierda”

Para Franco Delle Donne, doctor en Ciencia Política y especialista en comunicación política residente en Alemania, el debate léxico sobre el uso “ultraderecha” o “derecha radical” es, sin embargo, estéril: “A mí me tiene sin cuidado si esos partidos quieren o no respetar el régimen democrático o institucional, porque no respetan algo que me parece mucho más relevante: los valores de un consenso logrado con mucho trabajo en el que, por ejemplo, la mujer tiene que estar a la misma altura que el hombre. Y líderes como Bolsonaro, declaran como una política de Estado combatir esa igualdad de género”, de la misma manera que Vox.

Grabado aguatinta “La emigración, el exilio”

Preguntándonos por más elementos compartidos por Bolsonaro, VOX, AfD y otros movimientos ultras europeos, observamos los siguientes: visión retrógrada de la identidad nacional, que mira al pasado para construir identidades compartidas para el futuro; la búsqueda constante de un chivo expiatorio o enemigo exterior, situado fuera esa comunidad anclada en valores tradicionales, que puede ser el inmigrante, el transexual, el refugiado, la mujer, la izquierda o el musulmán; la ayuda y apoyo de las distintas iglesias, en España el nacional catolicismo todavía vigente y muy extendido, el desprecio por la clase política, por las élites o el ‘establishment’ del que los medios de comunicación tradicionales también suelen formar parte; y, por último, la provocación constante y estratégica para romper lo políticamente correcto y ampliar el terreno del debate político más allá de los límites considerados como tolerables por los partidos predominantes hace tan sólo unos años y que ya están dejando de serlo. Este parece ser el nuevo campo de batalla en el que se disputarán las mayorías electorales en el futuro próximo.

Características de la extrema derecha

Dentro de la extrema derecha (extreme right) se encuentran los partidos típicamente neofascistas que muestran un discurso clásico de la extrema derecha europea: antisemita, racista, antigitano, anticomunista y xenófobo, negación de la violencia de género, además de euroescéptico, islamófobo, homófobo y abogando por un nacionalismo étnico e irredentista, impulsando las ideas fundamentalistas de las distintas religiones,…

Los terroristas de derechas tienen como objetivo derrocar a los gobiernos y sustituirlos por regímenes nacionalistas y/o fascistas. Creen que sus acciones pondrán en marcha los acontecimientos que finalmente conducirán a la creación de estos gobiernos autoritarios.

En política, la derecha es el segmento del espectro político que afirma que determinados órdenes sociales y jerarquías son inevitables o deseables, apoyándose por lo general sobre la naturaleza humana, el derecho natural, la economía o la tradición.

Ultraconservadurismo,​​ Ultranacionalismo,​​​​​ Conservadurismo nacionalista​, Nacionalismo español​​​​ o Populismo de derechas​, Neoliberalismo,​​ Proteccionismo,​ Nativismo​ Euroescepticismo,​​ Monarquismo,​ Centralismo​​, Antiinmigración,​ Anti-LGBT,​​ Antifeminismo,​ Anti-islam​… distintos adjetivos para un marco similar.

Vox se fundó en 2013 y ha aumentado rápidamente su popularidad. En 2018, se convirtió en el primer partido de ultraderecha en ganar escaños en un gobierno regional desde la muerte del dictador Francisco Franco en 1975 y en 2023 en concordia con el PP, gobiernan comunidades y ayuntamientos y por poco, también con el PP, el gobierno de España… aunque esto todavía es posible.

Hay que hacerles frente, antes que sea tarde.

España y los bálticos son los únicos países de la UE que han frenado la ola de la extrema derecha en el último año

Según el análisis de elDiario.es, España, Estonia y Letonia son los únicos países comunitarios donde las fuerzas de derecha radical han retrocedido en votos en elecciones desde junio de 2022 frente a las subidas en Francia, Suecia, Bulgaria, Dinamarca, Grecia y, sobre todo, Italia y Finlandia, donde gobierna

La excepción ibérica resiste: la extrema derecha en España sigue teniendo menos apoyo que en el resto de Europa

Icíar Gutiérrez / Raúl Sánchez

Antes y después del 23J han abundado los análisis que sostienen que los resultados de las elecciones generales en España tienen un significado que trasciende fronteras. Estaba en juego si España vivía o no la ola de otros países europeos en los que la extrema derecha se ha apuntado varios tantos importantes en los últimos meses, desde la llegada al poder de Georgia Meloni en Italia hasta el acuerdo que apuntala la coalición gobernante de derechas en Finlandia.

Radiografía del voto a la extrema derecha en Europa: dónde crece, qué países son excepciones y en qué se diferencian los partidos

Los votantes se decantaron por mantener a raya a Vox, que perdió cientos de miles de votos y no suma mayoría absoluta con el PP, aunque retiene el tercer puesto en el Parlamento. “El impacto simbólico de estas elecciones se dejará sentir en toda Europa, ofreciendo un bienvenido respiro a la narrativa emergente de que las alianzas entre conservadores y extrema derecha son inevitables”, dicen los expertos Kristina Kausch y Vassilis Ntousas en un artículo publicado en la edición europea del medio Politico.

Según el análisis de elDiario.es, que ha examinado la evolución del porcentaje de voto obtenido por las formaciones populistas de derecha radical en Europa, España es uno de los pocos países de la Unión Europea entre los que han celebrado elecciones legislativas el último año donde las fuerzas de extrema derecha han retrocedido en votos, junto a Estonia y Letonia.

La extrema derecha sí ha avanzado en apoyos en el resto de los países miembros de la UE que han votado a lo largo del último año. Ha sucedido así en Francia, Suecia, Bulgaria, Dinamarca, Grecia y, sobre todo, Italia y Finlandia, donde la extrema derecha gobierna en coalición, como socio mayoritario y minoritario, respectivamente. 

Para este análisis, elaborado por primera vez en 2022, se ha seleccionado la lista de formaciones de derecha radical elaborada por Popu-list, un proyecto de cooperación entre académicos y periodistas iniciado por The Guardian que considera 31 Estados europeos y partidos que han ganado al menos un escaño o el 2% de los votos desde 1989. La lista fue revisada por más de 80 académicos. Para analizar el histórico de datos y partidos así como el porcentaje de votación a las otras familias políticas en cada país, la información se ha cruzado con la base de datos de ParlGov, que incluye aproximadamente 1.700 partidos y está liderada por académicos de la Universidad de Bremen.

A ello se ha sumado un análisis propio de este medio para las formaciones muy minoritarias o de reciente creación que no aparecen en Popu-list. Además, hay que tener en cuenta que en muchos casos los partidos no permanecen fijos en el eje izquierda-derecha, sino que van evolucionando y moviéndose según las circunstancias y el contexto. Aunque estas formaciones difieren mucho unas de otras, como por ejemplo Vox y el partido independentista belga Vlaams Belang (Interés Flamenco), sí comparten unas características similares que sitúan a todos en la familia política de la derecha radical populista. El académico Cas Mudde identifica tres grandes elementos comunes en todos ellos: ‘nativismo’, autoritarismo y populismo.

Baja en España y los bálticos, sube en el resto

El 23J, Vox cayó del 15,07% de sufragios que logró en noviembre de 2019 al 12,4%, y obtuvo 19 diputados menos en el Congreso de los Diputados. La bajada en España fue más significativa que en Estonia, pero aquí la formación de extrema derecha Ekre también se dejó escaños en las parlamentarias de marzo de este año, en las que sacó casi dos puntos menos que en 2019 (16%). No obstante, y a diferencia de Vox, este partido antinmigración escaló del tercer al segundo lugar, por detrás del partido de centroderecha de la actual primera ministra del país báltico, Kaja Kallas. 

En la vecina Letonia, las fuerzas del espectro de la derecha radical sacaron en las urnas en octubre de 2022 seis puntos menos que en las anteriores elecciones, con el 19,2% de los votos, la mayoría de ellos para la populista Alianza Nacional (NA) a la cabeza. Pese a la pérdida de apoyo, este partido repitió como socio del gabinete del primer ministro Krisjanis Karins, adjudicándose varios ministros en el Gobierno. 

A diferencia de España y los países bálticos, en Francia, las formaciones ultras subieron hasta casi el 23% en las elecciones parlamentarias de junio de 2022 –también lo hicieron unos meses antes en las presidenciales, con resultados históricos–. El crecimiento se produjo a pesar de la división de la derecha radical populista, con el partido de Marine Le Pen, Agrupación Nacional, por un lado, y Reconquista, del tertuliano Éric Zemmour, por otro.

El siguiente mapa muestra la suma del porcentaje de votos obtenido por todas las candidaturas clasificadas de extrema derecha en las últimas elecciones parlamentarias en cada país europeo.

España, de los pocos países donde ha retrocedido la extrema derecha desde 2022

El 25 septiembre de 2022, las urnas dieron la victoria en Italia a la extrema derecha, que subió hasta el 36% en porcentaje de votos, el grueso de los cuales fueron a parar al partido Hermanos de Italia de la actual primera ministra Giorgia Meloni, a los que se suman los recibidos por la Liga del vicepresidente del Gobierno Matteo Salvini y otra alianza euroescéptica más pequeña, Italia soberana y popular.

Dos semanas antes, Suecia había asistido también a los resultados históricos de la extrema derecha, cuando una formación con raíces neonazis emergió como segunda fuerza parlamentaria con el 20,5% de los votos. Demócratas de Suecia (SD) avanzó tres puntos hasta colocarse como primer partido del bloque de la derecha y actualmente sustenta al Gobierno conservador en el Parlamento, asegurándose una influencia importante en sus políticas.

En la vecina Dinamarca, el porcentaje de voto a partidos ultras subió más de un punto en las elecciones generales de noviembre de 2022, a pesar de que el referente para la derecha xenófoba nórdica, el Partido Popular Danés (DF), perdió mucho fuelle (2,6%). Sin embargo, parte de sus apoyos fueron recogidos por otras dos formaciones, la Nueva Derecha (NB) y el nuevo partido Demócratas de Dinamarca (AE), creado por una polémica exministra de Inmigración.

En Bulgaria, el partido ultranacionalista Renacimiento está sacudiendo la política del país y se situó detrás de los dos grandes partidos en los comicios del pasado abril con el 13,6% de los votos, casi el triple que en 2021. Las de abril fueron las quintas elecciones parlamentarias en dos años del país más pobre de la UE. 

Ese mismo mes, Finlandia experimentó el auge de la formación euroescéptica y antimigración Partido de los Finlandeses, que se impuso como segunda fuerza en unos ajustadísimos comicios generales con el 20,1% de los sufragios, más de dos puntos más que en 2019. Ahora pilota junto a los conservadores el Gobierno más derechista de la historia de la historia del país nórdico: aunque no es la primera vez que entra en el Ejecutivo finlandés, ahora tiene más peso. Su líder, Riikka Purra, es vice primera ministra y titular de Hacienda.

La extrema derecha también se vio propulsada en las legislativas del pasado junio en Grecia, aunque de manera fragmentada. Varios partidos pequeños con puntos de vista ultranacionalistas conquistaron casi el 13% de los votos: Espartanos –considerados herederos de Amanecer Dorado–, Solución Griega (EL) y el fundamentalista religioso Victoria (Nikh). Juntos sumaron 34 escaños de los 151 en juego.

La suerte electoral es cambiante

Con los datos sobre la mesa, el comportamiento de la extrema derecha en España en las urnas el pasado domingo no sigue la tendencia observada en muchos otros países europeos en los últimos meses. Sin embargo, Marta Lorimer, investigadora de la London School of Economics and Political Science, es cautelosa a la hora de hacer lecturas sobre la caída de Vox en comparación con partidos similares y considera que sus resultados no permiten extraer “ninguna lección particular en relación con la salud de la extrema derecha en Europa”.

De nuevo insisto, nada ha terminado, unámonos en hacerles frente, antes que sea tarde.

Luis Vega Domingo

Ingeniero Aeronáutico

Presidente de AMAL, ( Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores )

 

 

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