Atrocidades cometidas por la Iglesia Católica a lo largo de la historia: La humanidad tiene memoria

Galileo Galilei

 

La auténtica espiritualidad se encuentra más allá de los dogmas religiosos y ya en pleno siglo XXI va siendo hora de despertar la conciencia y abrir los ojos para conocer la verdad histórica de la institución religiosa.

By Jaime Romay, Contributor

Aug 7, 2014, 05:36 PM EDT

Galileo Galilei descubrió a través de un telescopio diseñado por él mismo, que Júpiter contaba con lunas que giraban en torno a dicho planeta, comprobando así, que las órbitas obedecen a las leyes de gravedad y no a las de la Tierra como la Iglesia decretaba. El modelo astronómico conocido como heliocentrismo en el cual los planetas giran alrededor del Sol fue propuesto un siglo anterior por el polaco Nicolás Copérnico y apoyado convincentemente por Galileo Galilei, quien viajó a Roma promoviendo estas ideas, lo que provocó que la Iglesia lo considerara un hereje y lo condenara mediante la Inquisición que lo retuvo bajo arresto domiciliario durante los últimos 9 años de su vida.

William Tyndale

Reconocido inglés y figura clave del protestantismo fue quien tradujo por primera vez la Biblia al inglés y hebreo, además de ser el primero en imprimirla al inglés. Tyndale desafió al Papa imprimiendo miles de ejemplares del Nuevo Testamento para que tuviera acceso a él la gente común, lo cual fue tomado como un claro desafío para las conveniencias de la Iglesia que más tarde comenzó a confiscar los escritos y a quemarlos. En 1535 Tyndale fue encarcelado y un año más tarde fue amarrado a una estaca para ahorcarlo y quemarlo de manera pública.

Juana de Arco

Jeanne DÁrc fue una francesa que tuvo una visión donde Dios le indicaba expulsar a los ingleses de Francia cuando esta nación estaba ocupada por Inglaterra. En 1429, con solo 17 años, convenció al rey Carlos VII de liberar a su nación y encabezó al ejército francés junto con importantes generales para tomar la ciudad de Orleans y sacar a los invasores, aunque más tarde fue capturada por los borgoñeses y entregada a los ingleses, quienes con apoyo de los clérigos, la condenaron brutalmente, no por haber sostenido el escuchar la voz de Dios, sino por haber usado ropa de hombre en la cárcel –lo cual era considerado una herejía y en un juicio lleno de datos infundados por el obispo Cauchon, fue quemada viva en la hoguera en la ciudad de Ruan

 

 

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