La musica en el antiguo Egipto

«La música es la expresión y la imagen de la unión de la tierra y el cielo y sus principios son inmutables; fija el estado de todas las cosas; actúa directamente sobre el alma y hace entrar al hombre en tratos con los espíritus celestes».

Todo en la Naturaleza guarda una estrecha relación entre sí, y por ello el concepto más cercano es el de armonía, equilibrio, que representaron en la diosa Maat. Los hombres, como partícipes del cosmos, sienten la necesidad y la responsabilidad de colaborar en el mantenimiento de este orden y es por ello que necesitan de la música para reflejar ese equilibrio.

Su carácter ritual requería de músicos que, fueran buenos intérpretes, y buscaran el perfeccionamiento dentro de la búsqueda espiritual, para poder ser fieles transmisores de Maat, del equilibrio cósmico. Los músicos solían ser sacerdotes o estar vinculados a los templos. La profesión estaba reconocida, especialmente la de cantante, numerosas tumbas así nos lo demuestran.

La música era una parte importante de la vida y los músicos ocupaban puestos destacados en la sociedad.  Hay textos e ilustraciones que muestran los documentos encontrados en los monumentos egipcios como templos, palacios, talleres, granjas, restos de campos de batalla y tumbas.

Fue en los templos y en su ceremonial donde tuvo un desarrollo más intenso. No se conoce con exactitud cómo era la música egipcia, porque no se escribía, sino que se trasmitía oralmente, pero se conservan los textos empleados en algunas ceremonias, como las de los cultos a Isis y Neftis, que permiten suponer que dos sacerdotes alternaban en el canto, combinados con solos a cargo de las sacerdotisas que representaban a la diosa.

Para el estudio de la música egipcia existe documentación gráfico-jeroglífica, bajorrelieves y textos, que atestiguan el uso y forma de sus instrumentos y su importancia en el culto religioso.

La música también era importante para rituales religiosos y había dioses dedicados solo a la música, como Hathor y Bas, también vinculados a la danza y a la fertilidad.

El canto o la interpretación de instrumentos hasta la música orquestal avanzada, desempeñaba un papel crucial en la vida del antiguo Egipto. La música se oía en los templos como parte del culto, durante procesiones y fiestas, en celebraciones y fiestas. También se tocaba música después de la puesta de sol, por las tardes, cuando la luz ya era demasiado escasa para hacer cualquier trabajo y la gente seguía sentada un rato. Tuvo importancia económica en la historia egipcia, pues el trabajo se hacía más llevadero cantando o escuchando música, lo que hacía que los trabajadores fueran más eficientes.

Los músicos profesionales tocaban y cantaban en muchos actos sociales. Los músicos de los templos eran los que ocupaban los puestos más altos, así como las mujeres que actuaban en nombre de un dios o diosa en particular. Los músicos asociados a la familia real también gozaban de un estatus elevado en la sociedad.

Los músicos que actuaban como animadores en celebraciones y festivales se consideraban de un estatus social algo inferior y solían ir acompañados de bailarinas. En las tumbas se podían ver cenas de música cotidianas, lo que demuestra lo importante que era la música en la vida del antiguo Egipto.

Entre los instrumentos destaca el sistro, instrumento de percusión con un marco de madera en forma de U, con un mango como asidero y con barras cruzadas que sostenían unas placas metálicas.

Otro instrumento muy utilizado en el antiguo Egipto fue el arpa con caja armónica baja. Entre los instrumentos de viento se utilizaban la flauta recta, la chirimía doble, que consistía en dos tubos paralelos provistos de lengüeta, que sonaban al unísono y en los desfiles militares una especie de trompeta de cobre o de plata.

Hacia el siglo XVI a de C., el contacto de los egipcios con Mesopotamia contribuyó al desarrollo y asimilación de un nuevo estilo de música oriental de carácter profano. Esta influencia se advierte en un tipo de baile más rápido que el practicado durante los imperios Antiguo y Medio, y sobre todo, en los numerosos instrumentos asiáticos que llegaron a Egipto. Entre ellos tuvo gran importancia el oboe doble, con dos cañas colocadas en ángulo, y mientras una ejecutaba la melodía, la otra la acompañaba con una nota grave que sonaba ininterrumpidamente a modo de nota pedal.

Durante el Imperio Nuevo aparecen además las arpas angulares, de caja armónica alta, que se perfeccionaron hasta convertirse en un instrumento de unos seis pies de altura, con diez o doce cuerdas y un marco tallado.

Durante la ocupación griega, los egipcios adoptaron muchos elementos de la música helena, aunque la influencia de Egipto sobre Grecia fue enorme. Ignoramos su sistema musical, en el Imperio Nuevo se utilizaba la escala de siete sonidos.

Pitágoras, griego, educado en los templos egipcios y fundador de la teoría matemático-musical griega, asimiló gran parte de la ciencia egipcia.

Claudio Ptolomeo, que vivió el ocaso de la cultura Egípcia, fue un importante matemático y teórico de la música, y en el siglo II a de C. el griego Ctesibios, en Alejandría inventó el órgano hidráulico, instrumento en el que el suministro de aire de los tubos era realizado por un mecanismo que utilizaba la presión del agua.

Aunque gran parte de la cultura egipcia pasó a Grecia, también alcanzó a la iglesia copta y posteriormente se mezcló con otras civilizaciones.

Además de la música sacra tenían la popular, que abarcaba desde la música de la corte, para entretenimiento y hasta los cantos y melodías tradicionales, donde la alegría era protagonista. Contaban con música para animar las diferentes labores de cosecha, pesca, caza con ritmos que marcaban una cadencia que transmitía fuerza y energía. Para los egipcios, la música tenía la capacidad de modificar la sensación del tiempo real y abrir la conciencia a otra dimensión.

 Otra ciencia que dominaban era la curación por musicoterapia. En muchos templos tenían hospitales donde aplicaban la música como método de sanación.

Las fuentes de investigación son, sus jeroglíficos, los instrumentos que se han podido rescatar, su iconografía musical y la actual liturgia copta que consta de diferentes técnicas musicales que realizan «a la manera del antiguo Egipto».

El ritmo tenía un papel predominante, aditivo y no sujeto a un ritmo racional mensurable en compases, sino que consistía en determinadas proporciones y números de golpes que se destacaban al inicio de cada ciclo.

En los templos, se realizaban cultos diarios donde la recitación de textos sagrados iba pareja a la música, usada como «vehículo» de estas oraciones. El canto se consideraba la forma más eficaz de conectarse con lo divino y tenían inspectores de música que velaban por esa pureza musical.

Se ejecutaban cantos y bailes para los dioses cada día. Todos los templos tenían sus músicos, cantantes y bailarinas. Las Hener, conjuntos formados por cantantes y bailarinas, o «las cantoras de Amón», eran algunos de los nombres que recibían.

En la fachada exterior de los templos, se representaban obras dramáticas recitadas y cantadas, en donde se dramatizaban mitos y misterios religiosos. En estos dramas el clarinete doble ocupaba un importante lugar, al estar al aire libre.

En las mastabas se bailaba con palmas en la casa del embalsamamiento y durante la procesión para llevar al difunto a su última morada. Se realizaban ofrendas de todo tipo, incluídas las musicales, para alimentar al ka y mantenerlo unido con los mortales. Las danzas eran de carácter simbólico y representaban el orden del cosmos; los instrumentos solían ser sistros, tablillas de entrechoque y palmas que marcaban el ritmo. Al tener creencias muy profundas respecto a la vida en el más allá y a la existencia de las divinidades que representaban las fuerzas del Cosmos, su vida rebosaba de una trascendencia que vemos reflejada extensamente en la mentalidad de todas las antiguas civilizaciones.

 

 

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