La música celta es un conjunto de estilos y géneros musicales tradicionales característicos de los pueblos celtas de Europa Occidental, que sigue ejerciendo una gran influencia en la música actual. No existe un cuerpo musical al cual podamos llamar música celta como tal, sino que está caracterizado por su gran diferencia con las demás y su estilo particular con los instrumentos de viento y de cuerda.
El término celta se utiliza para caracterizar a los pueblos que utilizaron una misma lengua durante la Edad de Hierro y que se expandieron por distintos puntos de Europa Occidental. Cada uno de los territorios celtas desarrolló su propia versión de la cultura y por consiguiente el grado de heterogeneidad es notable, pero existen una serie de patrones comunes tanto en las melodías como en el registro instrumental. Las diferencias son importantes y convendría hablar de música celta añadiendo la etiqueta de la región en que nos encontremos, irlandesa, bretona, gallega, etc.
El estilo particular de los instrumentos medievales y sus tonos ha sido el creador de danzas culturales y populares en la sociedad, de gran importancia y atractivo, llegando a ser patrimonio cultural mundial. Además de ser el procreador de danzas, también ha sido la fuente de una enorme diversidad de tradiciones y culturas como lo son Escocia, Irlanda y Bretaña.
Los habitantes castreños eran seres sociales y también seres espirituales, que sabían expresar su pensamiento y conciencia a través del “arte”. Habían inventado signos y símbolos a partir de los cuales estructuraron un sistema gráfico cada vez más preciso. Es posible que los sonidos, propuestos desde elementales instrumentos castreños, pudieran servir como forma de lejana comunicación y el sentimiento musical surge con la evolución cultural del hombre.
Sus signos de protoescritura representan elementos de información social por la que podemos acceder a la memoria de este colectivo. La función real de la mayoría de estos símbolos es bastante desconocida en la actualidad, pero no cabe duda que es producto de la socialización de estos pueblos. Los petroglifos, por ejemplo, constituyen uno de los mejores “bancos de diseño” que nos aproxima a lo que podría ser aquel arte tradicional.
El banco de inspiración actual de la llamada música celta nace en la esencia de los ritmos tradicionales, la mayoría procedentes de la Edad Media y que a su vez podrían arrastrar recuerdos prerromanos, lo mismo que las costumbres o los símbolos gráficos. De la misma manera que las formas geométricas del arte celta tienen una enorme similitud en los diferentes siete países atlánticos que configuran la cultura celta por la interconexión, las relaciones comerciales y las migraciones marítimas y terrestres, también la música como arte de sonoridad cultural tuvo que estar presente en estos países a lo largo de diez siglos de esta civilización pre-romana.
Las fuentes originales de las formas celtas y tradicionales tienen un nuevo renacer en el diseño y en la música. La utilización de gamas musicales pentatónicas en la actual música celta, pueden aportarnos ideas sobre la música de la antigüedad. Los sonidos transcritos conocidos más antiguos proceden de los pergaminos medievales como es el caso del Pergamino Vindel, que recoge las Cantigas de Martín Códax, compuestas en el s. XIII en Vigo, y que son las Cantigas de Amigo más antiguas conocidas en la península.
Aunque será a partir del siglo XVIII, cuando los eruditos producen la recopilación de los aires musicales populares, lo que permitió el disponer en Galicia de un vastísimo repertorio de músicas tradicionales de esta época y anteriores.
En el norte atlántico aparecen los instrumentos como el arpa y el carnyx guerrero, instrumento de viento de la Edad del Hierro celta, desde 300 a.C. a 500 d.C. Era una especie de trompeta de bronce, suspendida verticalmente y con la campana en forma de cabeza de jabalí.
Los temas principales de la música celta tienen que ver con la naturaleza, los elementos mágicos, las batallas y las leyendas. Su carácter valiente, leal e indómito les llevaba a querer mantener su libertad sobre todo, su ardor guerrero, su pasión por las montañas y los bosques, su interés por la técnica y por la música. Lo cierto es que ésta pretende recoger el sentimiento musical de la historia centenaria de los pueblos atlánticos, para dormir, para brincar y reír, para el llanto y la tragedia y también para morir.
Los Instrumentos Celtas
Desde los antepasados hasta la actualidad, los instrumentos celtas han sufrido modificaciones con el paso de la historia, en donde los tonos que alcanzan se han elevado y reducidos a conveniencia.
Es bien sabido lo encantadoras que llegan a ser las melodías producidas por los artistas con estos instrumentos, merecedores del cielo céltico y bendecido por los dioses celtas.
El alcance y transcendencia en la historia es de tal magnitud que los instrumentos celtas se han mantenido en el corazón de distintas naciones a lo largo de Europa, siendo el arpa y la flauta los más populares en la era moderna.
La gaita irlandesa ha cautivado a toda Irlanda y Escocia con sus canciones arraigadas en la cultura gaélica y céltica. La pasión con que la tocan los músicos y los bailes que induce es inigualable.
Este instrumento de viento, que se puede conocer como cornamusa, consta de un saco de aire u odre, el cual mantiene el aire soplado por los músicos. Así, para producir el sonido, el intérprete debe soplar por un tubo que mayormente está hecho de madera o plástico, el cual origina la vibración y genera la música gracias al aire almacenado en el odre. Su origen proviene de la edad media, un gran recorrido para un instrumento que ha permanecido en el corazón de los celtas. No se considera un instrumento de total origen celta, ya que los romanos y los hebreos también la usaron.
Este instrumento habitualmente asociado a la música celta, tuvo su origen en el lejano Egipto y sería extendida por Europa a través de la intermediación del comercio mediterráneo. De la misma forma que la influencia de los símbolos celtas en la costa galaica proceden de la ruta mediterránea, de sur a norte, la gaita pudo haber sido un instrumento ancestral transportado dentro del enorme bagaje cultural durante siglos.
El bodhrán, es un tambor de marco irlandés. Habitualmente se toca sentado, sujetándolo en posición vertical entre el antebrazo y el tronco, y el tambor se toca con la mano libre golpeándolo directamente con la mano desnuda, o normalmente empleando una pieza de madera llamada baqueta. Es un instrumento de percusión en la música celta y consta de una membrana de piel de cabra, común entre los pueblos irlandeses con un diámetro entre 24 y 29 cm, además de una profundidad de 10 cm.

La bombarda es un instrumento que se confunde con el oboe por su particular figura y estilo de música. Se caracteriza por requerir de un gran esfuerzo por el ejecutante. La bombarda, en cambio, es un instrumento de viento que recuerda poderosamente a la dulzaina y que se circunscribe a la música bretona. La flauta celta whistle, conocida también como la flauta británica, consta de seis agujeros hechos para la vibración del sonido dado el aire por el ejecutante, y es de gran popularidad en la actualidad.

Puede ser moldeada en madera, plata, oro e inclusive platino. La calidad se refleja en el matiz, la durabilidad y la proyección del sonido. Pero pese a su gran popularidad en la cultura celta, el origen de este famoso instrumento no es de dicha región. De hecho, los historiadores teorizan que se incorporó en un momento crucial, llegando ser un símbolo para cultura celta.
El arpa celta, instrumento de cuerda, empezaba a ganar popularidad entre la sociedad celta, donde tocarla en las calles e inclusive en las batallas para motivar a los guerreros era lo habitual. Consta de 34 cuerdas de distintos tonos cada una, con una altura de 104 cm, la cual puede ser hecha de madera o acero, con la posibilidad de añadir sistemas de semitonos. Ha sido durante mucho tiempo un símbolo de Irlanda y es uno de los instrumentos más antiguos del mundo, basado en la lira antigua. A este instrumento se le atribuían poderes mágicos de los tiempos en que los bardos cantaban y contaban historias de los heroicos actos de muchos reyes irlandeses y héroes mitológicos.

El bouzouki celta, es un instrumento de cuerda que se ha ganado un puesto en la emblemática música irlandesa moderna. Son diversos sus tipos y su origen se remonta a los griegos, pero sin duda es querido entre los irlandeses.

El estilo irlandés consta de 8 cuerdas, agrupadas en pares, muy parecido a la guitarra acústica, mas sin embargo con un cajón ovalado y más corto que sus homólogos.
La pandereta es un instrumento amado entre los niños por su facilidad de tocar y su divertido sonido producido por las chapas o anillos que están sujetos en el borde exterior del instrumento.
Consta de un instrumento con una membrana de piel la cual es tocada por los dedos o la palma de la mano, para así crear un sonido que se mezcle en los arreglos musicales.

El violín es un instrumento de cuerda frotada, que tiene cuatro cuerdas afinadas por intervalos de quintas. En la música céltica, el violín vino a sustituir en gran medida a la fídula, que fue desapareciendo a partir del siglo XV.
Los celtas usaban las canciones como modo de narración y memoria por sus hazañas, sus victorias y sus fracasos. Además de la historia sumergida en el arte musical, los celtas adoraban a sus dioses por medio de las melodías divinas y pomposas para así transmitir una mayor devoción a su creencia por lo divino. La tradición musical en los pueblos celtas fue de gran prestigio y emblema entre las comunidades vecinas. Así éstas veían a la cultura céltica con temor por el vigor y valentía que producía entre los guerreros celtas.
