Situado en un antiguo palacete de la calle Serrano, en Madrid, el Museo Lázaro Galdiano, abrió sus puertas en enero de 1951, y exhibe una colección de obras arte que incluye obras de arte de Goya, El Greco, Zurbarán y el Bosco, además de bronces, cerámicas, cristales, textiles, medallas y armas de valor extraordinario.
Muestra un total de cuatro mil ochocientas veinte piezas distribuidas en cuatro plantas complementado con textos de planta y de sala, que permiten conocer y disfrutar de la calidad y variedad de la Colección. Este excepcional conjunto, constituido por más de 12 600 piezas
Lázaro Galdiano fue un prestigioso editor que, a caballo entre los siglos XIX y XX, puso en marcha la revista literaria La España Moderna. La fundación que hoy lleva su nombre se ocupa de conservar, difundir y exhibir su magnífica colección de arte, alojada en su antigua residencia, el palacio de Parque Florido, que fue escenario de tertulias literarias en las que participaron insignes escritores como Emilia Pardo Bazán, Miguel de Unamuno o Rubén Darío. Lázaro Galdiano fue un perseverante bibliófilo que atesoró documentos tan singulares como las cartas de Lope de Vega o diversos manuscritos medievales. Aunque la biblioteca de la fundación sólo está abierta a los investigadores, el museo se ocupa de exhibir a través de exposiciones temporales una selección de los fondos de la misma
Entre las obras maestras que forman parte de la colección destacan una tabla de El Bosco que representa a San Juan Bautista, El Aquelarre, pintura de Goya y Salvador Adolescente, imagen de Cristo atribuida a uno de los discípulos de Leonardo da Vinci.
Destaca el conjunto de pinturas, dibujos y grabados de Goya, con piezas mundialmente conocidas como El aquelarre o Las brujas, encargadas por los duques de Osuna. También hay que citar ejemplos relevantes de El Bosco, Lucas Cranach el Viejo, El Greco, Murillo, Zurbarán, Claudio Coello, Luis Paret o Federico de Madrazo, así como una miniatura en pergamino de Giulio Clovio y dos bronces de Giambologna. Pero posiblemente la obra más singular del museo es la pintura sobre tabla El Salvador joven, realizada en el taller de Leonardo da Vinci a partir de un diseño perdido del maestro.
Posee además un pequeño conjunto de pintura británica, escuela poco frecuente en España; de hecho el Museo Lázaro Galdiano y el Prado eran los dos únicos museos españoles con una colección significativa. Incluye ejemplos de Lely (el único del siglo XVII, los demás son del XVIII), Constable, Reynolds y Romney, a los que se suma un retrato del estadounidense Gilbert Stuart.
El museo fue reformado íntegramente entre los años 2001 y 2004 para poder conservar adecuadamente sus fondos y hacer la visita más cómoda y centrada en las piezas de máxima calidad. Hay abiertas al público cuatro plantas, enteramente remozadas respetando los techos y carpinterías originales.2
Especialmente valiosa es la colección de pintura, que incluye piezas relevantes de grandes maestros españoles y europeos entre los siglos XV y XIX.
El Salvador joven. Leonardo da Vinci.
Es la mejor obra de Leonardo conservada en España y su alta calidad hace que sea muy demandada para exposiciones en otras instituciones, como la mencionada en la National Gallery o la que se celebró en Italia sobre Andrea Mantegna y su época.
La pintura medieval española cuenta con un repertorio, con obras de referencia como un Autorretrato de Pedro Berruguete. Varias tablas que Galdeano reunió a bajo precio cuando eran consideradas «arte bárbaro».
Actualmente se exhiben obras de artistas como Miguel Ximénez, Diego de la Cruz, García del Barco, Juan de Soreda, Bartolomé de Castro, Maestro de Astorga, un tríptico firmado por Juan de Sevilla o la famosa Virgen de Mosén Esperandeu de Santa Fe de Blasco de Grañén, único ejemplo del autor conservado en un museo madrileño.
Pinturas importantes de la escuela española del siglo XVI son un Retrato de doña Ana de Austria de Sánchez Coello, y dos obras de El Greco: una Adoración de los Reyes Magos de su etapa veneciana y un San Francisco en éxtasis de su primera etapa toledana. Puede verse además un Noli me tangere pintado por su hijo Jorge Manuel Theotocópuli. También entraña interés una Sagrada Familia de marcado gusto italianizante, debida a Gregorio Martínez.
Se atribuye a Velázquez una pequeña Cabeza de muchacha de perfil, y el museo dispone además de una buena copia del famoso Retrato de Luis de Góngora cuyo original se conserva en el museo de Boston.
La pintura española del siglo XVII cuenta con ejemplos como La condesa de Monterrey de Juan Carreño de Miranda, un San Diego de Alcalá de Zurbarán, Santa Rosa de Lima de Murillo, y ejemplos de Claudio Coello, Mateo Cerezo, Juan Martín Cabezalero, Alonso del Arco, Francisco de Solís, Antonio de Pereda, José Antolínez, Francisco Rizi…
De los siglos XVIII y XIX, destacan la Tienda de Geniani de Paret, y autores como Miguel Jacinto Meléndez, Joaquín Inza, Ramón Bayeu, Mariano Salvador Maella, José del Castillo, Agustín Esteve, Zacarías González Velázquez, Luis Eusebi, Alenza, Eugenio Lucas Velázquez, su hijo Eugenio Lucas Villaamil, Vicente López, Antonio María Esquivel, Juan Antonio Ribera, Ricardo Balaca, Valeriano Domínguez Bécquer, Francisco Lameyer, Emilio Sala y Francés.
El aquelarre. Francisco de Goya.
Entre las siete pinturas de Goya destacan, Las brujas y El aquelarre, un Entierro de Cristo pintado para el oratorio privado de los Condes de Sobradiel en Zaragoza y una Magdalena penitente de su etapa juvenil. También posee el lienzo La trilla, modelo reducido para el famoso cartón de tapiz La era, así como grabados de todas las series del autor, además de dibujos y cartas autógrafas.
De las escuelas extranjeras destaca la Flamenca de Países Bajos, cuatro tablas de Adriaen Isenbrandt, una Virgen con el niño de Gérard David, así como una de las pocas pinturas atribuidas a Michel Sittow, La Virgen con el Niño y un san Bernardo, y diversas obras de Hans Memling y Quentin Massys.
La pintura italiana incluye una Sagrada Familia de Giulio Clovio, la Cabeza de san Juan Bautista de Marco Palmezzano, un Bautismo de Cristo atribuido a Orazio Samacchini, una Estigmatización de San Francisco de Asís de Jacopo da Empoli, dos lienzos de Giuseppe Marullo y Pacecco de Rosa, y un San Lorenzo de Bernardo Cavallino. Hay maestros del siglo XVIII como Alessandro Magnasco, Gregorio de Ferrari, y Lorenzo Tiepolo, del cual hay una gran representación de retratos masculinos y femeninos.
Relativamente numerosa es la representación de la pintura británica, muy escasa en España, con obras de Lely, Reynolds, Constable, Romney, etc. Su presencia en la colección se debe al gusto personal de la esposa de Lázaro Galdiano. La mayoría de estas obras se adquirieron en la primera década del siglo XX en la Galerie Sedelmeyer de París.
Hay que citar también la tabla El niño Jesús y san Juanito de Lucas Cranach, el Viejo y un Calvario atribuido a su hijo, Lucas Cranach el Joven, así como un Retrato de hombre de Ulrich Apt, una efigie de Carlos III pintada por Mengs y una escena alegórica atribuida al francés Charles-François de la Traverse.
Destaca también la colección de iluminaciones o miniaturas pintadas, que rivaliza con la del Prado. También hay que mencionar un retrato de George Washington, basado en un retrato de Gilbert Stuart, y otra efigie del duque de Fernán-Núñez pintada por Jean-Baptiste Isabey.
Escultura y artes decorativas
San Juan Bautista en meditación, de El Bosco.
El fondo de esculturas cuenta con piezas como un Cristo atado a la columna, del italiano Michelangelo Naccherino. También cuenta con un busto romano de Lucio Vero del siglo II, dos Santos evangelistas fundidos por Giambologna, la llamada Madonna Cernazai, de Niccolò di Giovanni Fiorentino, y esculturas en terracota de Juan de Juni, Venancio Vallmitjana o del francés Carpeaux.
Los esmaltes constituyen uno de los atractivos del museo, contando con ejemplares valiosos y raros, desde piezas de Limoges de los siglos XIII y XVI a obras neobizantinas sobre oro del siglo XIX. Destaca la colección de marfiles, en la que destacan cofres árabes y bizantinos, y el conjunto de bronces de la Antigüedad, de la Edad Media e italianos, del Renacimiento y las muestras de orfebrería religiosa de todos los estilos.
El solar está dotado con jardines, con árboles centenarios, que conforman un rincón inusual por su tranquilidad en un área transitada como el barrio de Salamanca.