El estado mexicano de Chiapas atesora probablemente la herencia maya más extraordinaria de todos los territorios por los que se extendió la civilización maya. Incluso en ciudades grandes como San Cristóbal de las Casas puede verse su herencia.
Hay yacimientos de gran valor arqueológico, que en Palenque, una de ciudades las más importantes de esta cultura, convive con algunos cientos de los últimos indios lacandones, considerados descendientes directos de los mayas.
La mayoría viven en torno a la zona arqueológica de Bonampak, muy cerca de la frontera entre México y Guatemala y casi a medio camino entre Palenque y Tikal, las grandes ciudades mayas. Conservan un idioma propio, una variante del maya yucateco y su población se estima entre los 700 y 1000 individuos. Esta civilización prehispánica se extendió por el oriente del actual México y otros cuatro países centroamericanos, Guatemala, Belice y parte de Honduras y El Salvador.
Indio lacandón subiendo la pirámide maya de Bonampak
Bonampack
A lo largo de más de 3000 años diversos pueblos mayas dominaron estas tierras de ríos caudalosos y selvas intrincadas. Y aunque los expertos distinguen varias divisiones cronológicas, fue en el conocido como periodo clásico (entre el 250 d.C. al 900 d.C. aproximadamente) cuando la civilización maya conoció un enorme apogeo. Se construyeron importantes ciudades como Tikal (actual Guatemala), Calakmul (Campeche, México) o Palenque (Chiapas, México) así como muchas otras ciudades de menor entidad.
Entre estas ciudades estado se crearon complejas alianzas, vasallajes y rivalidades que produjeron multitud de enfrentamientos bélicos. De hecho, el área cultural maya nunca estuvo bajo el dominio de un único imperio o estado. Las continuas guerras, el exceso de población y la sobreexplotación de los recursos llevaron al colapso, en el siglo X, de muchas ciudades mayas, que fueron abandonadas.
Posteriormente se fundaron grandes ciudades más al norte como Chichén Itzá o Uxmal, pero para cuando llegaron los primeros conquistadores españoles a la península del Yucatán a partir de 1511, el poderío de los pueblos mayas ya había quedado muy mermado.
En cultura, los mayas desarrollaron una escritura de glifos, signos grabados o pintados, muy desarrollada, que ha podido ser descifrada en gran parte y realizaron grandes avances en arquitectura, matemáticas, astronomía y arte. En arquitectura se pueden admirar multitud de templos y pirámides que se conservan en buen estado muchos siglos después de su construcción.
Jeroglífico de Pakal
Palenque la antigua Lakamha en lengua maya “Grandes aguas”, fue durante siglos la ciudad más importante del Occidente maya y a pesar de que a lo largo del último siglo se han realizado diversas excavaciones en el sitio arqueológico, se estima que apenas se ha explorado un 2% de la totalidad de la ciudad maya, y aunque la mayoría de los edificios son visitables al menos otras 1000 construcciones continúan todavía bajo un espeso manto selvático. Es un lugar de gran importancia para el estudio de la civilización maya debido al buen estado de conservación de muchas fachadas y relieves y la gran cantidad de inscripciones jeroglíficas que han permitido a los arqueólogos descifrar muchas inscripciones de escritura maya.
Hay tres pirámides situadas unas junto a otras que se relacionan:
- El templo de la Calavera, llamado así porque en la parte alta se encuentra el relieve espeluznante de una calavera.
- A su lado el Templo de la Reina Roja dónde se encontró una cámara mortuoria con un sarcófago que contenía los restos de una princesa maya impregnado de cinabrio. Se cree que el sepulcro pertenecía a la esposa de Pakal I, uno de los más famosos reyes del periodo clásico. El ajuar situado junto a la Reina Roja se considera el más fastuoso encontrado del mundo maya.
Si se suben los empinados escalones del Templo de la Reina Roja, se puede acceder al interior de la pirámide y recorrer algunos de sus angostos pasillos, donde destacan su techo abovedado en forma de cuña. No hace falta ser un experto para observar el exquisito trabajo constructivo, en el que cada piedra está perfectamente ensamblada con las otras
- La tercera pirámide se la conoce como elTemplo de las Inscripciones y también es un monumento funerario, ya que se encontró una cámara con un sarcófago en su interior con los restos del rey Pakal II. El templo que debe su sobrenombre a las finas inscripciones que lo decoran, es probablemente el edificio más espectacular de Palenque por su altura y su magnificencia.
Junto a las pirámides está el Gran Palacio, un soberbio conjunto de edificios conectados entre sí con una de las estructuras más complejas descubiertas en la cultura maya. El palacio cuenta con patios, corredores, galerías subterráneas y una esbelta torre de cuatro cuerpos que posee bajorrelieves y esculturas de estuco de gran valor.
Muy cerca del Gran Palacio se encuentra el Grupo de las Cruces, compuesto por otras tres pirámides escalonadas, el Templo de la Cruz, el templo del Sol y el de la Cruz Foliada.
El Templo del Sol posee en lo alto la crestería mejor conservada de todo el sitio arqueológico además de valiosos relieves. Pero el Templo de la Cruz es el edificio más alto y significativo del conjunto. Se puede subir a su cúspide donde se muestran dos estelas labradas y si uno se acerca con cuidado al borde puede contemplar una vista excepcional de la antigua ciudad maya.
Otros edificios considerados menores son El Grupo Norte, entre los que destaca el Templo del Conde en el que se encontraron diversas tumbas con sus respectivos ajuares funerarios. También puede encontrarse la estructura de un juego de la pelota que todavía precisa de nuevas excavaciones.
Palenque, ubicada a los pies de las montañas Tumbala dominaba un amplio territorio que se extendía por todo el valle del Usumacinta, y era un centro religioso y político, y su importancia es importante para entender el grado de desarrollo astrológico, matemático y técnico de esta cultura, y de paso situarnos en la historia del México precolombino.
La frondosidad y exuberancia de la selva es tal que apenas se dan unos pasos todo es vegetación, con árboles inmensos cuyas raíces son nervios que se hunden perforando todo lo que encuentran en su camino. Las hojas de oreja de elefante parecen paraguas, y sirven de refugio cuando llueve fuertemente.
El tesoro arqueológico de la ciudad maya es tan vasto, y tan disperso en el terreno que para excavarlo, datarlo y acondicionar su visita se necesitan ingentes inversiones, que ralentizan desgraciadamente su descubrimiento. Hasta ese momento la naturaleza es quién protege las huellas de ese pasado.
Por otro parte, muchas tumbas y yacimientos que en otro tiempo se saqueaban hoy continúan sellados gracias a las leyendas que hablan de las maldiciones que caerán a quién las profane, y que en parte tienen sentido cuando se constata que para evitar los saqueos, los mayas diseñaron trampas con polvo venenoso en la entrada a las tumbas y espacios sagrados.
En las ruinas pueden verse el edificio que ha tomado el nombre de la Reina Roja (Edificio XIII) viene dado por la tumba con pigmento rojo con los restos de un ajuar rico perteneciente a una mujer, descubierto en los años 90, el Templo de los Jeroglíficos, con inscripciones de la lengua maya en tres medallones que se encontraban en lo alto de la pirámide, que permitieron descifrar e interpretar gran parte de la historia de esta civilización. Sus nueve niveles no son casualidad ya que representan los nueve niveles del inframundo. En el interior se halló la cripta con la tumba de Pakal.
En 1949 el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier logró encontrar un acceso al interior de la pirámide, y tras varios años de excavación retirando las rocas que obstruían el acceso a la cámara mortuoria, encontró el sarcófago que conservaba el cuerpo de Pakal, ricamente ornamentado con joyas entre las que se incluye la máscara de jade que hoy custodia el Museo Arqueológico de Ciudad de México. Las medidas de la tumba de piedra impresionan, ya que se trata de una única pieza tallada con unas dimensiones de casi cuatro metros de largo, y más de dos de ancho y 0.25 m de espesor.
La tumba de Pakal está considerada uno de los mayores tesoros arqueológicos de México, ya que siendo uno de los gobernantes más poderoso de la cultura maya, el rico ajuar encontrado en el yacimiento es deslumbrante.
Pakal “el Grande” entronizado prematuramente en su adolescencia, es una de las figuras más importantes de la cultura maya, rodeado de muchas incógnitas como su extraña longevidad, siendo el periodo de su gobierno fue uno de los más importantes.
La cosmogonía de los jeroglíficos mayas que encontramos en la tumba de Pakal está rodeada de elementos mitológicos, astronómicos, naturaleza y fauna.
El Palacio y el Patio de los Cautivos toma forma por un conjunto de varios edificios, corredores subterráneos, y varias estancias abovedadas, con moldes originales de estuco y decoraciones murales como decoración de varias casas. El Patio de los Cautivos recibe su nombre porque además de funcionar como área de recepción, aquí se traían a los prisioneros de batallas de otras ciudades cercanas, como evidencian los relieves de piedra que lo decoran, acompañados por textos glíficos de sus nombres. En el interior del patio hay mascarones que representan deidades del inframundo.
En las paredes constatamos como algunos frescos aún perceptibles con sus colores originales se están echando a perder, cubiertos por moho y atacados por la intensa humedad del ambiente.
Al descender del Palacio, se puede ver un acueducto artificial para proveer de agua a la ciudad.
El Templo de la Cruz pertenece a un complejo denominado como el grupo de las cruces, con una base piramidal coronada por una estructura con crestas, y con numerosas inscripciones en las lápidas del interior de deidades y de Pakal II.
El Templo del Sol es uno de los mejores ejemplos conservados y que funcionaba como santuario, albergando un tablero de piedra con un astro solar y una ceremonia de consagración. En el otro lado de la explanada está el templo de la Cruz Foliada, asociado a la fertilidad.
Ángel Villazón Trabanco
Dr. Ingeniero Industrial