Liga Hanseática

Liga hanseática

Las expediciones comerciales, razzias y la piratería eran frecuentes en el Báltico desde la era vikinga. En los siglos XI al XV, hubo un gran florecimiento comercial en torno a ciudades como Lübeck, Hamburgo, Brujas, Amberes, Gdansk, Novgorod, Visby, Bergen y otras de Inglaterra que con el tiempo se confederaron comercial y defensivamente.

En estas ciudades la burguesía se instaló rápidamente en el poder. Las ciudades teutonas lograron dominar el comercio en el Báltico con sorprendente velocidad, y Lübeck fue el punto central de todo el comercio marítimo que unía las zonas del Mar del Norte y el mar Báltico.

Este fuerte crecimiento, en torno a las ciudades de estas zonas, motivado por los mercados de la lana y sus derivados, de la sal y de su poderío económico, de la salazón del arenque y del bacalao, de forma principal, y de la industria manufacturera en general, tuvo una gran influencia en el área. También hubo un gran comercio de madera, cera, ámbar, resinas, pieles, centeno y trigo, llevados en gabarras desde las zonas interiores a los puertos marítimos, y desde estos, a otras ciudades.

La creación y auge de la burguesía, originó una fuerte actividad económica en ciudades costeras y fluviales, y supuso la creación de asentamientos de rápido crecimiento, que se convirtieron en poblaciones donde el comercio fue muy importante.

Esta zona Hanseática (Hansa significa gremio) quedó conectada con rutas internacionales que se movían en torno a la Ruta de la Seda vía Constantinopla y de las rutas asiáticas, para comerciar con el ámbar de la que Estonia, Letonia y Lituania, son productoras, y las especias y los productos derivados de la porcelana y de la seda china.

Muchos barcos fueron construidos para transportar las mercancías, de forma principal ropas, tapices, y otros productos derivados de la lana, de la sal, y de la pesca del arenque y del bacalao, motivando un crecimiento de la construcción naviera. En Londres, además, el sea-coal, o carbón del mar, supuso una actividad económica añadida, basada en la construcción de pequeños veleros para transportar el carbón con el que se calentaban, al haber agotado las reservas de madera, desde el norte de Inglaterra hasta la gran ciudad, que poco a poco, cambio el estilo de vida de sus ciudadanos.

Esta nueva economía, trajo nuevas formas de organizarse en las ciudades, nuevas formas de proteger las mercaderías, y nuevas formas de buscar la seguridad para transportarlas.

En definitiva, supuso un cambio radical en la vida de muchas personas que pasaron a ser burgueses, en vez de siervos de la gleba, dueños de sus propias vidas. Supuso un gran motor de vida en torno a ciudades norteñas Alemanas, del mar del Norte y del Mar Báltico.

Una vez establecidos los gremios (Hansa), estos trabajaron entonces para adquirir privilegios para sus miembros. Además, el desarrollo de la cooperación comercial vino como consecuencia de la fragmentación política y territorial que creaba inseguridad e inestabilidad comercial. En los siguientes años, la Liga Hanseática emergió como un conjunto de acuerdos de cooperación y confederación para colaborar en las rutas marítimas hacia Occidente y Oriente. La dirección central de esta organización recayó en Lübeck, estableciéndose allí la primera reunión en 1356 y adquiriendo la Liga Hanseática una estructura oficial, en lo que fue su fecha de fundación.

La Liga tenía una estructura fluida y sus miembros compartían ciertas características. Ante todo, eran ciudades libres o que habían obtenido tal privilegio por el creciente poder de la Liga. A pesar de todo, sus libertades eran limitadas: en Alemania rendían cuentas al Emperador, sin ningún intermediario, y en el resto de los países gozaban de figuras jurídicas similares.

La segunda característica era su ubicación estratégica en todas las rutas comerciales. De hecho, en la cima de su poder, a finales de la primera década del siglo XIV, los mercaderes lograron intervenir con éxito por su poder económico y militar, pues los transportes marinos iban fuertemente escoltados.

La Liga comerciaba principalmente con madera, pieles, resina, miel, centeno y trigo desde el Oeste a Flandes e Inglaterra, y con ropa y productos manufacturados al regreso. También se importaban desde Suecia minerales, como el cobre y el hierro.

Para asegurar las rutas comerciales y proteger las inversiones, se entrenaron pilotos marítimos y se erigieron faros. Un beneficio colateral para la Liga fue su dominio de la construcción naval, principalmente desde Lübeck y Danzig. La Hansa vendía sus barcos por toda Europa, llegando incluso al Mediterráneo e Italia. Se lograron rutas comerciales exclusivas a un alto precio.




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