Era considerado como el Dios de las Tinieblas, del Mal y del Caos y operaba en el las zonas desérticas. Era tan relevante en la religión egipcia como su hermano de Osiris, pues su divinidad le permitía controlar las tormentas de arena que en muchas ocasiones sirvieron para proteger al dios Ra. Asesinó a su hermano para reemplazarlo, y Horus, el hijo de Osiris, después, lo vengó y le dio muerte para recuperar el trono de su padre.
Es uno de los dioses vinculado con el carácter brutal de su fuerza y la maldad, y en la mitología egipcia Set o Seth, es el dios de la guerra, hijo de Nut la diosa del cielo y Geb dios de la tierra. Aparece también como esposo y hermano de Neftis la diosa de la oscuridad, de lo invisible, de la noche y la muerte como paso a otra vida.
Algunas tradiciones señalan a Set como padre de Anubis, el dios de la muerte y padre de Sobek, dios de bondad representado con cuerpo de humano y cabeza de cocodrilo que habitaba en el Nilo, y que era el dios de la fertilidad, la vegetación y la vida, poseedor de un carácter benévolo y protector.
A Set le es atribuido el nombre del señor de la maldad por la acción desplegada al ver que su padre al repartir la herencia, le entrega el desierto, y a su hermano Osiris, la fertilidad de Egipto. Allí se ve la envidia y por ello Horus, su sobrino lucha con el, lo vence, y lo destierra al desierto. Por esta razón es visto así, cuando en realidad lo que poseía era una fuerza brutal.
El dios Ra por su parte exaltó las bondades de Set, lo hizo ver como el dios de la guerra y el protector que siempre lo libraba de los ataques de Apofis, la serpiente del desierto. Gracias a las tormentas de arena protegió y salvo la vida de muchos seguidores de Ra.
Apofis, representaba en la mitología egipcia a a las fuerzas maléficas que habitan el Duat y a las tinieblas, y era la encarnación del caos así como de la insurrección armada.
Era una serpiente gigantesca, inmortal y poderosa, cuya función consistía en interrumpir el recorrido nocturno de la barca solar conducida por Ra y defendida por Set, para evitar que consiguiera alcanzar el nuevo día. Para ello atacaba la barca directamente o culebreaba para provocar bancos de arena donde el navío encallara. Todo ello tenía solo una finalidad que era romper la Maat, el «orden cósmico».
Apofis representa el mal, con el que había que luchar para contenerlo. Sin embargo, nunca sería aniquilada, solo era dañada o sometida, ya que de otro modo el ciclo solar no podría llevarse a cabo diariamente. Para los antiguos egipcios era necesario que existiese el concepto del mal para que el bien fuera posible.
Los egipcios creían que, cuando el cielo se teñía de rojo, era a causa de las heridas provocadas a Apofis. También, interpretaban que los eclipses eran obra suya, en la lucha en la Duat.
Set recibió el desierto como herencia de Geb, pero envidioso de su hermano, que había recibido la tierra fértil de Egipto, lo asesinó y lo cortó en pedazos. La lucha entre Osiris y Set era la lucha de la tierra fértil contra el desierto, y la lucha del bien con el mal. Venerado por unos, odiado por otros, conoció épocas gloriosas y otras en las que su nombre estaba prohibido y sus estatuas eran destruidas. Es el señor del mal y las tinieblas de la no-luz, de todo aquello que representa el mal, la sequía y como tal es el dios del desierto que por una parte protege a las caravanas que se adentran en sus dominios pero que también provoca las tormentas que hacen que esas mismas caravanas se extravíen.
Set era un Dios venerado porque en su ambivalencia de destructor-protector dirigía la suerte de todos aquellos que cruzaban por sus zonas desérticas. Los faraones Ramesidas promovieron su imagen como Dios guerrero por haber luchado, y por proteger la barca de Ra por las noches, ya que este Dios le había apoyado en su lucha contra Horus evitando que la serpiente Apofis hundiera su barca.
El auge del culto a Osiris transforma a Set en la personificación de la maldad, y su nacimiento se adapta a esta función. En el Reino Nuevo se le considera un dios benévolo, patrón de la armas de la guerra y de la producción de los oasis. Fue popular porque debido a su papel de señor de la confusión podía sembrar la discordia entre los enemigos de Egipto.
La Duat era el inframundo, el lugar donde iban las almas de los muertos y donde se tenían que defender de otros seres peligrosos. También era el lugar donde se celebraban los Juicios de Osiris, que sentenciaban a los difuntos. La Duat se definía como una especie de cielo ubicado por debajo de la tierra por el que vagaban las almas.
“El Libro de los muertos” y “El Libro de las puertas” egipcios describen como se estructuraba la Duat y cuáles eran los peligros que debían combatir las almas. Las puertas estaban relacionadas con diferentes diosas que el alma del difunto debía conocer.
Maat era la Diosa de la justicia, la verdad y el orden, tanto cósmico como político y social. Es una diosa fundamental en el gobernar de los faraones como suprema guardiana del orden universal.
Protectora de los jueces, que eran sus seguidores, presidía el juicio de los difuntos, y su imagen o su pluma, servía de contrapeso para evaluar el corazón del difunto en la Sala de las Dos Verdades, donde esto ocurría.
En un pasaje de los textos de los sarcófagos, donde se cuenta lo que pasó antes de la creación, el océano primordial le dijo “Respira a tu hija Maat y acércala a tu nariz para que tu corazón viva”. Maat es casi consustancial al aire, es la norma que regirá la regularidad de los fenómenos cósmicos, las reglas sociales y el respeto que se les debe. Era considerada también alimento de los dioses, ya que, en el ritual diario, el sacerdote ofrecía una figurilla al dios, para que se alimentara de ella.
Su último papel era el de servir de guía del dios solar Ra, de quien es considerada hija, en su camino por el cielo. Iba detrás de su padre en la barca que le llevaba cada noche hasta el mundo subterráneo.
Posteriormente se la hizo esposa de Ra y a partir de la XVIII Dinastía, la pareja real pasa a compararse con Ra y Maat, cuya unión es la garantía de un funcionamiento justo del mundo. Representada como mujer de pie o sentada sobre sus talones con una gran pluma de avestruz en la cabeza, el cetro en una mano y el anj en la otra. En otras ocasiones aparece con un par de alas junto a sus brazos.