
El Templo Mayor fue el centro simbólico de la gran red tributaria del Imperio Mexica, un lugar en donde se reunían las ofrendas sagradas y depósitos funerarios; un adoratorio a las deidades de la guerra y la lluvia; un símbolo de los logros de los aztecas ante sus enemigos.
Los templos gemelos coronan la base piramidal que reflejan la visión cosmológica de una serie de oposiciones coincidentes
entre ellas:
Los restos más intactos son los de la Etapa II.
Al fondo una estatua del Chac Mool.
cielo la tierra, la sequía, la lluvia, los solsticios de verano y de invierno, y los cultos a los dioses Tláloc – Tlaltecuhtli /Cihuacóatl–Coatlicue Coyolxauhqui.
Cada uno de estos dos altares del Templo Mayor estaba dedicado a un dios, o a varios, a Huitzilopochtli del lado izquierdo, sur, donde se encuentra el monolito de Coyolxauhqui. El otro altar está dedicado a Tláloc y a los Tlaloques, del lado derecho, norte, donde está el Chac Mool. Al lado de este se encuentra la piedra de los sacrificios.
Cada una de estas 78 construcciones, torres o edificios, que formaban parte del gran templo de México tenía un nombre. En cada ciudad del México prehispánico solía existir un recinto delimitado con este tipo de construcciones y destacaba el templo dedicados al Dios Huitzilochtli denominado «tlacatecco».
El Recinto del Templo Mayor era un cuadrado aproximado de 500 metros de lado que se situaba en el centro de la isla de Tenochtitlán y en él confluían las tres calzadas principales hacia los puntos cardinales: la de Ixtapalapa que iba al Sur y tenía una bifurcación que dirigía a Coyoacán; la de Tacuba que iba al Oeste y la de Tepeyac que dirigía al Norte, una de sus bifurcaciones dirigía a la ciudad de Tlatelolco que sería posteriormente absorbida por Tenochtitlán.
El Templo Mayor fue reconstruido siete veces, poniendo una capa sobre la anterior, como una cebolla, capa a capa.
Era la mayor estructura de la ciudad, ubicado en el centro ceremonial de la capital del imperio, en lo que fue el islote original de su fundación. En realidad era un templo doble, formado por la típica pirámide trunca, pero de doble escalinata y con un templete anexo en cada esquina frontal de su base, que tenía unos 45 metros de alto, y en su cima los dos templos, dedicado uno al culto de Tláloc, dios de la lluvia, y el otro a Huitzilopochtli, dios de la guerra.
La construcción se realizó en siete etapas y tuvo cuatro ampliaciones, estas sucesivas construcciones se iban amontonando una sobre otra de forma que cada una recubría la anterior hasta alcanzar una altura aproximada de 45 metros.
De la primera etapa, la original, no queda ninguna evidencia debido a que habría sido levantada con un material perecedero.
De la segunda etapa, anterior a 1428 se conoce bien su parte superior. Se han hallado los dos adoratorios de la cima así como un chac-mool frente al adoratorio de Tláloc y una piedra de sacrificios frente al de Huitzilopochtli.
Además, se conservan pinturas murales del adoratorio de Tláloc. Por otra parte en el último escalón frente a la piedra de sacrificios se halla un glifo que de ser numeral estaría datando esta capa al año 1390.
La tercera etapa está datada en 1431, del reinado del emperador Itzcóatl, se conservan las escalinatas, así como parte del pavimento.
De la cuarta etapa, hacia 1454 con Moctezuma I, se han hallado numerosos elementos no arquitectónicos, estaba completamente rodeada de braseros con atribuciones a Tláloc y a Huitzilopochtli. La cuarta capa fue ampliada por su parte delantera con una plataforma adornada con serpientes ondulantes, las alfardas de la escalera también terminan con serpientes. Además en la base del templo de Huitzilopochtli se hizo el hallazgo de un disco pétreo con relieve de Coyolxauhqui, que germinó el deseo de comenzar las excavaciones del templo. La ampliación quizá date del reinado de Axayácatl.
La quinta etapa solo dejó la plataforma general estucada y parte del piso ceremonial. Dataría del 1470 aproximadamente.
La sexta etapa fue construida hacia 1500 y de ella permanece parte de la fachada principal con un muro con tres testas de serpientes.
Finalmente, la séptima está datada entre 1500 y 1521, es la que contemplaron los primeros españoles y de ellas apenas se conserva el piso de lajas del recinto ceremonial.
El Tlacatecco.
Es una categoría que define un determinado tipo de edificio o templo. Es el templo principal, dedicado al dios Huitzilopochtli y por extensión al emperador.
En el México prehispánico había un sistema político que podemos catalogar como Teocracia en la que el poder político residía en la persona del emperador, que recibía el nombre de tlacateuctli o tlahtoani. Pero la palabra tlahtoani podemos traducirla como soberano la palabra tlacateuctli va referida al emperador.
El tlacateuctli o el emperador, tenía la consideración de auténtico dios. La etimología de la palabra, que significa dios viviente, deja clara su naturaleza divina.
El término compuesto tlaca-teuctli indica que se trataba de un teuctli, un dios, como lo era el Mictlanteuctli, dios del infierno o Mictlan, el Xiuhteuctli, dios del fuego. La anteposición de la palabra tlacatl indica que se trataba de un dios, pero también de un ser vivo con forma humana.
Los nombres de los emperadores aztecas hacían referencia por metáfora al sol, divinidad que identificaban con Huitzilopochtli. Así Cuauhtemoctzin, que significa Águila que cae, Chimalpohpoca, Chimalpopoca, que significa Escudo humeante, o Cuitlahuactzin, que significa sediento, en donde el prefijo cuitla no deriva de cuitlatl sino de cuitlatecomatl.
El Templo Mayor se erige allí donde la leyenda dice que el dios solar con forma de águila ataca a la serpiente sobre un nopal. Si la serpiente representa al cautivo, el águila representa al dios solar. O lo que es lo mismo, el emperador recurre a la guerra para hacer cautivos. Su supremacía guerrera encuentra justificación en la leyenda.
Es importante resaltar la doble condición del emperador, dios y hombre, en la religión azteca para entender qué significaba el templo mayor, cuál fue la relación con Hernán Cortés, una condición divina al confundirlo con Quetzalcóatl y cuál fue la relación con los sacerdotes que venían a imponer una fe basada en un dios único y verdadero y por qué los españoles destruyeron las huellas más sobresalientes de la cultura mexica.
Los primeros franciscanos que acudieron a México venían de una España donde el emperador Carlos I de España no tenía la consideración de dios viviente. En Europa había tensiones entre el poder del papado y el poder de los distintos reyes, por lo que los sacerdotes estaban decididos a cortar toda idea que pudiera socavar el poder del papado.
Parece ser que los españoles no podían permitirse mantener en pie un edificio que proclamaba la deidad del emperador azteca y en el cual cimentaba este su poder político y religioso superior frente a cualquier otra autoridad terrenal.