«El tenango, el estilo de bordado otomí que ha llenado el mundo de color.»
Algo de historia
En los años 60, el municipio de Tenango de Doria en Hidalgo, se vio gravemente afectado por una sequía y al ser una comunidad dependiente de la agricultura, la economía local se vio interrumpida y sus habitantes tuvieron que buscar nuevas alternativas de trabajo.
Josefina José Tavera era originaria del poblado de San Nicolás, y se encontraba en una difícil situación económica, ya que era madre soltera y necesitaba un sustento para mantener a sus hijas. Un día, mientras se encontraba en el mercado, encontró un trozo de manta y lo llevó a casa. En él, dibujó diseños inspirados en la vida silvestre de la zona, como venados, conejos, aves, peces y zorros, y los bordó con hilos de colores. Su madre, Guadalupe Talavera Cristóbal, llevó la pieza terminada al poblado de Pahuatlán, donde un habitante de la zona la compró. Encantado por su calidad, el hombre llevó el bordado a la Ciudad de México, y a su regreso encargó más de ellos.
Para cumplir con esta demanda, varias mujeres de la zona empezaron a aprender la técnica de bordado. Se acordó que el nuevo diseño sería conocido con el nombre de tenango y de esa manera, sus compradores conocerían el origen de las piezas. Si bien las artesanas se dedicaron a hacer servilletas y manteles en un principio, también comenzaron a decorar otro tipo de productos, desde fundas para almohada hasta vestidos y separadores de libros.
La popularidad de los tenangos siguió creciendo con el tiempo, hasta llegar a ser considerados patrimonio cultural de México. Hoy en día, estas piezas pueden verse expuestas en grandes instituciones culturales como el Museo Nacional de Antropología y el Museo de Arte Popular.
En los últimos años, los tenangos se han convertido en uno de los textiles mexicanos más conocidos a nivel mundial, sin embargo, esta popularidad no siempre ha sido positiva. Bajo la bandera de hacerles “homenaje”, muchas marcas nacionales e internacionales han incorporado sus diseños en sus productos, la mayoría de las veces sin crédito ni remuneración alguna a los artesanos otomíes. Tiendas como Pottery Barn y marcas de ropa como Mango y Carolina Herrera han sido solo algunas de las empresas que se han apropiado de estos diseños tradicionales. Para los artesanos, que a menudo viven en situaciones precarias, esta situación pone en riesgo el futuro de su arte, ya que es casi imposible competir contra los gigantes de la industria.
México es un país de colores, y bajo este distintivo, las mujeres de la región otomí–tepehua dedican su vida a gastar vista y manos para crear verdaderas obras de arte textil. Los colores de tenango en Hidalgo, son una tradición artesanal que lleva el mismo nombre, y son un mosaico de colores que al ser plasmados en una manta, se convierten en un regalo que todos deseamos tener en casa.
Aunque los artesanos han buscado protecciones legales para su trabajo, el esfuerzo no ha dado frutos hasta ahora. “La complejidad de proteger estos diseños yace en que son bienes y creación de propiedad colectiva y hasta ahora los organismos gubernamentales solo protegen las creaciones individuales”, explica una antropóloga y especialista en textiles tradicionales mexicanos. Por eso, y hasta que su trabajo esté legalmente protegido, es más importante que nunca reconocer la gran destreza y labor detrás de estas extraordinarias piezas artesanales.
Entre todos los textiles tradicionales mexicanos, es probable que los tenangos sean los más populares. Estas piezas bordadas pertenecen a la tradición del pueblo otomí, cuyos artesanos utilizan hilos multicolores para dar vida a hermosas escenas llenas de la flora y fauna de la región.
Los bordados hoy forman parte de la identidad cultural de los habitantes de la zona y su belleza los ha vuelto famosos tanto dentro como fuera de México. Procede de la Sierra Otomí-Tepehua del estado de Hidalgo, al norte de la Ciudad de México y se caracterizan por sus elaborados patrones llenos de color, que a menudo son protagonizados por todo tipo de flores y animales con apariencia casi fantástica.
Entre los artesanos que se dedican al tenango hay también “dibujantes”, que trazan los diseños sobre la tela de manta. Cada dibujante tiene su propio estilo particular, y sus diseños suelen estar marcados por las experiencias de la comunidad. Así, además de los motivos naturales podemos encontrar diseños que hacen alusión a la migración, a actividades como la siembra de maíz, o a celebraciones como el Día de Muertos.
Hoy en día, los tenangos artesanales tienen muchas formas, pero por lo general se usan para decorar manteles, caminos de mesa, vestidos y blusas.
Bordadoras de vivos colores.
Un ejemplo de una gran cantidad de diseños salidos de la mente de bordadoras que pasan todos los días cosiendo a pulso una nueva obra para vestir desde una mesa, hasta una mujer japonesa. Al ser bordados hechos con gran talento, los distintos diseños han sido reconocidos en todo el mundo. Esto les da un prestigio internacional, “Con un tenango, bella te verás con esta prenda, no importa de dónde vengas”.
Son alrededor de 400 mujeres en esta población quienes se dedican a plasmar lo que su mente les dicta, no hay un patrón a seguir, sólo un conjunto de figuras rurales que pueden ser humanas, naturales o florales y con ese toque colorido en azul, verde, amarillo o rojo. Estas maestras de la aguja desbordan su talento en telas blancas como: lino, manta, seda, algodón y demás texturas en plazos que van de semanas a meses.
Un tenango para cada gusto
Actualmente no todas las figuras coloridas van en fondo blanco, también se hacen bajo una tela negra con bordados blancos o dorados.
Los fondos amarillos con bordados rojos, y otras hermosas combinaciones que gracias a sus diseños irrepetibles, ponen al comprador en un verdadero dilema de si llevar un tenango tradicional, o uno que combine más con la sala o alguna pieza de la casa.
En una pared vale la pena poner una obra de arte y un tenango es eso. Actualmente hay hoteles exclusivos decorando espacios lujosos que le dan ese toque “mexicano” en la decoración. Caballos, pájaros, venados, margaritas, conejos, árboles, perros, niños, burros, armadillos, toros, tulipanes, libélulas, peces, gallinas y demás elementos de la naturaleza combinan perfectamente con grecas y algunos otros símbolos prehispánicos.
Tradiciones hechas hilo
Es el lienzo perfecto que armoniza la cultura y la vida de la comunidad en distintos eventos importantes como el matrimonio, la cosecha, algunas fiestas, el nacimiento y otros momentos de la vida otomí-tepehua.
El bordado tradicional de un tenango es un diseño creativo que se puede plasmar en una servilleta, un mantel, una blusa, cortinas, sabanas, sillas tapizadas y murales que tengan como lienzo una tela digna de exhibirse.
Estos símbolos, dibujos, lenguaje y representaciones figuradas en coloridos hilos, son un simple recordatorio de la existencia de una cultura que se resiste a olvidar sus raíces, sus celebraciones y viven en cada pieza para recordar nuestras raíces.
Cada color utilizado para el bordado tenango es seleccionado en relación con el significado de la imagen a bordar. En el pasado solo se utilizaban los hilos rojos y negros, que representaban el bien y el mal y posteriormente se empezó a experimentar más con el bordado y los colores que se deseaban, mucho más vívidos, pensado en dar un significado especial a cada uno. Se utiliza el color verde como nuevo representante de la vegetación, el naranja como el fuego, el azul, el café tierra, etc.
Características y proceso
Para realizar el bordado, este debe de ser hecho con hilos de algodón y bordado sobre un textil de fibra natural como lo es la seda, el algodón, el lino ó la lana. El proceso de bordado puede tardear desde un par de semanas a un año en ser terminado.
El proceso de bordado consiste en dibujar una serie de patrones inspirados de algún acontecimiento o inspirado en la flora y fauna de la región. Después se comienza a bordar, asegurando que la distancia de un hilo a otro es precisa, para que en la tela de fondo no se perciba ni se abra en ningún momento. La técnica de bordado consiste en dos puntadas de hilo en línea recta, no marcando el contorno de la figura. El bordado y la forma de la figura deben ser marcadas con el hilo cuidadosamente y de forma progresiva.
En el pasado los hombres eran los encargados de trazar los dibujos y las mujeres eran quienes lo bordaban. Ahora son las mujeres las encargadas de trazar los dibujos.
Para más información sobre artesanía en México se pueden dirigir a Diana Vianey Fuentes, cuyo correo electrónico es: vianowsky@hotmail.com
Ángel Villazón Trabanco
Ingeniero Industrial
Doctor en Dirección y Administración de Empresas
Ángel Villazón Trabanco es escritor y te brinda la posibilidad de leer algunos de sus libros:
- Goces y sufrimientos en medievo
- Los tacos de huitlacoche
- Los enanos
- El sueño de un marino cántabro y el sueño de un orfebre andalusí
- Senderos de Libertad
Además te ofrece multitud de relatos y artículos en esta misma página web: www.angelvillazon.com