Pintura Italiana del Renacimiento – Sandro Botticelli

Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, Sandro Botticelli, nació en Florencia el año 1445 y fue el pintor favorito de la Corte de Lorenzo de Médicis, en un momento importante para el florecimiento de las artes conocido como la «Edad de Oro florentina». 

Sandro pudo entrar como aprendiz en el taller que Filippo Lippi tenía en Prato en 1464, el mismo año que moría el patriarca de los Médicis, Cosme. 

Autorretrato

Sandro se aplicó en la tarea de pintar tanto, que a los tres años logró entrar en el taller de uno de los grandes pintores de la ciudad, Verrocchio, y muy poco después, alrededor de 1470, ya tenía su propio taller. En ese mismo año pintó su famosa Fortaleza para el Tribunal de la Mercanzia de Florencia, que forma parte de la serie las Virtudes.

El pintor vivió momentos dificiles como durante las prédicas del monje dominico Girolamo Savonarola,  una crítica al poder bajo un enfoque religioso y moral.

Lorenzo el Magnífico, un Medici, fue uno de sus principales mecenas. Botticelli participó activamente en el círculo de humanistas de la corte de esta figura esencial del mecenazgo y coleccionismo renacentista.

Pintó temas religiosos y profanos, y desde un punto de vista del pensamiento neoplatónico, de naturaleza mística, está la base de la pintura de Botticelli, opuesto a las tendencias naturalistas en auge en esta época.

Botticelli concedía más importancia al dibujo que al color, usando formas sinuosas y fluidas, más bien planas. y realizando figuras elegantes, casi etéreas, y tendencia hacia la melancolía. Exalta a la mujer en sus obras, siendo el paisaje algo secundario, y dando mucha importancia a la expresividad.

Por eso se le daban muy bien los retratos femeninos, las madonnas y diosas mitológicas, mujeres ideales que afianzan sus ideas neoplatónicas pero no descuida el dominio de la perspectiva y su magnífica obtención de volúmenes.

Fue animado para que pintara los mitos de la antigüedad y alegorías paganas, siendo uno de los primeros artistas en hacerlo, gozando de gran prestigio aunque no tendría la veneración posterior de otros maestros del quattrocento.

Tuvo enemigos que no veían con buenos ojos su exaltación del paganismo, entre otros, del fanático religioso florentino Girolamo Savonarola, que organizaba sus «hogueras de las vanidades» para quemar joyas, libros, objetos de lujo… y cuadros. 

Botticelli cayó algunos años preso de su secta, hasta que el Savonarola fue quemado en una hoguera. Homosexual que sería denunciado por ello anónimamente, algo parecido le ocurriría a Leonardo da Vinci, ya que en 1502 la denuncia anónima era una práctica habitual.
Boticelli se salvó de la hoguera y siguió pintando, aunque sería superado por las nuevas generaciones de artistas, y finalmente moriría olvidado y pobre a los 78 años.

Al final de su vida, su estilo resultaba algo arcaico y murió casi completamente olvidado, teniendo que pasar cerca de cuatro siglos para que, durante la segunda mitad del siglo XIX fuera reivindicado y se situara en el nivel de gran popularidad que hoy alcanza.

El nacimiento de Venus

El nacimiento de Venus es una obra de su primera etapa, derivado de la literatura homérica de la Metamorfosis de Oviedo, basado en un tema mitológico, en un paisaje primaveral y bucólico, lleno de referencias clásicas.

Este nacimiento de Venus puede ser también, el del alma cristiana surgiendo del agua del bautismo, prescinde de la perspectiva, estiliza las figuras, y pinta la naturaleza como decoración buscando ante todo la belleza: en La Primavera hace casi un inventario botánico de especies de flores.

La Primavera.

Entre sus obras de comienzos de la década de 1470 destaca la pintura Historia de Judit o las dos Adoración de los Reyes Magos. En 1475 incluye su propio retrato en uno de sus cuadros más célebres, Adoración de los Reyes Magos en el Palacio de los Uffizi, en Florencia. Junto a su propio autorretrato también están representados muchos miembros de la familia Médicis y otros destacados personajes de su corte.

A principios de la década de 1480 recibe el encargo de participar en la Capilla Sixtina, gracias a las buenas relaciones que se habían establecido entre el Papa y los Médicis, Una gran representación de artistas florentinos fueron llamados a pintar al fresco las paredes de la nueva Capella Magna Palatti.

Hasta octubre del mismo año para poder contemplar las diez historias enfrentadas del Antiguo Testamento. A Botticelli le correspondió pintar algunos de los episodios más representativos del paralelismo de Moisés y de Cristo.

Escena de la obra Nastagio degli Onesti, 1483.

Al año siguiente, realiza la historia de Nastagio degli Onesti, con la que se celebra la boda de Gianozzo Puci y Lucrecia Binni. Este cuadro es interesante porque confirma que Sandro participó también en el mercado de la decoración de los cassoni matrimoniales.

En estas mismas fechas realiza algunos de sus cuadros más famosos, La primavera, El nacimiento de Venus, Venus y Marte o Palas y el centauro. Conjunto de obras que podrían definirse como mitologías neoplatónicas, convertido en iconos, capaces de ilustrar, lo que podemos considerar como la síntesis estético-figurativa del alma del Renacimiento».

Venus y Marte, 1483.

Su obra, La Calumnia, es considerada por muchos críticos el punto de referencia para entender la involución de los años tardíos de Botticelli. En esta «obra las dudas sobre el neoplatonismo del pintor toman forma figurativa».

Al año siguiente, Sandro Botticelli empieza a dibujar las ilustraciones que hizo para la Divina Comedia de Dante, confirmando que a pesar de sus nuevas convicciones ideológicas motivadas por las predicaciones de Savonarola, seguía siendo un pintor de éxito que contaba con el favor de la familia Medicis, muy poderosa de la ciudad.

En 1498, Savonarola fue quemado en la hoguera y Botticelli continuó trabajando para los Vespucci en la decoración de una nueva casa familiar. 

Dos años después comienza a pintar unas obras que sobresalen por su extraordinaria modernidad, las Historias de san Cenobio, un óleo en el que el espacio se convierte en el principal instrumento de negación de los equilibrios renacentistas. 

Este mismo aspecto lo vuelve a repetir en La Natividad, una obra que tiene una gran carga de misticismo religioso. Según Matteo Mancini, «bajo una aparente y sospechosa recuperación de motivos formales de origen medieval, nos encontramos con una verdadera declaración a favor de la Renovatio de Savonarola».

El 17 de mayo de 1510 muere en la ciudad de Florencia. Ese mismo año, los jóvenes artistas Rafael y Miguel Ángel asombran a Roma y al Papa y trasladan allí la capitalidad artística de Europa.

Bautismo de san Cenobio y nombramiento como obispo. 

Su genio, que había brillado en la Florencia de Lorenzo el Magnífico, se fue apagando, hasta ser imborrable de la historia de Florencia, debido a la importancia de sus pinturas.

Todavía queda pendiente rehabilitar su integridad y la coherencia. Un Botticelli que utiliza las imágenes para hablar a sus coetáneos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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