
Giotto di Bondone, fue un pintor y arquitecto italiano de Florencia, que nació alrededor de 1267 y es conocido por ser el primero de los maestros pintores italianos. Fue el primer creador en superar las tendencias bizantinas de la pintura de su tiempo y explorar unas orientaciones que acabaron por desembocar en la gran revolución artística del Renacimiento.
Existen discrepancias en cuanto a sus orígenes y su formación, pero parece seguro que se formó con Cimabue, en cuya tradición iconográfica se inscriben algunas de sus creaciones, como el Crucifijo de Santa Maria Novella, donde la figura de Jesucristo está dotada de un sentido humano más profundo que en su maestro.
Está documentada la presencia de Giotto en Asís, hacia 1290, pero existen demasiadas diferencias estilísticas entre esta obra, compuesta por veintiocho escenas de la vida de San Francisco de Asís, y otras asignadas con seguridad al maestro.
En 1304 se trasladó a Padua para pintar los frescos, que la familia Scrovegni le encargó en una capilla de su propiedad, y son los únicos que se asignan con certeza al maestro. Incluyen un Juicio Final, una Anunciación, y escenas de la vida de la Virgen María, y de la Pasión de Cristo, bajo los cuales figuran personificaciones de virtudes y vicios pintadas en grisalla con objeto de crear efectos de relieve.
La obra denota una nueva concepción de la pintura, por la creación de efectos de perspectiva como unificación del espacio, que integra las figuras con los elementos arquitectónicos que les sirven de marco. Realza la solemnidad y el dramatismo que impregnan estas escenas el empleo de colores puros y matizados.
La adoración de los reyes magos. Fresco Capilla de los Scrovegni, c. 1305
Desde la finalización de la capilla de Padua hasta el comienzo de su otra gran obra al fresco, Giotto se ocupó en realizaciones de orden menor, como la Madonna de Ognissanti y el Crucifijo del templo Malatestiano de Rímini.
A partir de 1317, el maestro trabajó en Florencia, en la decoración de dos capillas de la iglesia de la Santa Croce. Las escenas de la vida de San Francisco pintadas en la capilla Bardi anuncian los ideales pictóricos del Quattrocento, y los frescos sobre la vida de San Juan Bautista en la capilla Peruzzi, anticipan las conquistas espaciales de Masaccio.
Con posterioridad, Giotto trabajó para Roberto de Anjou, en Nápoles, y para los Visconti, en Milán. Pero la obra más relevante de los últimos años de su vida fue el campanile de la catedral de Florencia, del que trazó los planos y comenzó la construcción. El arte profundamente innovador del maestro no dejó indiferentes a sus coetáneos, y ya en su tiempo gozó de una fama inmensa. Figuras de su época como Dante o Boccaccio lo elogiaron, y muchos discípulos perpetuaron sus conquistas hasta finales del siglo XIV, aunque se considera que sus verdaderos epígonos artísticos fueron Masaccio y Miguel Ángel.
Su obra fue la primera en pintar sus temas «según la naturaleza», y se separó de la pintura de la época bizantina. Es conocido por ser el primero de los grandes maestros italianos y marcar el comienzo de la pintura de la época del Renacimiento. Sus obras se separaron de la pintura de la era bizantina y fueron más realistas, mostrando personas tal como aparecen en la naturaleza, y no con los fondos dorados al estilo bizantino, por ejemplo.
Giotto fue influenciado por Cimabue, que fue quien lo descubrió, y fue su mentor. Cimabue, fue un pintor italiano y el último de la era bizantina que descubrió a Giotto pintando imágenes reales cuando este era un hombre joven. Las imágenes eran tan realistas e impresionantes que Cimabue tomó a Giotto como aprendiz.
Existe muy poca evidencia para confirmar su vida y sus influencias, por lo que los informes de sus relaciones con Cimabue son especulativos y provienen del pintor italiano del siglo XVI Giorgio Vasari.
Está asociado con el período gótico, el período proto renacentista y los períodos de pintura del Renacimiento italiano. Todo su trabajo es de temática religiosa y está considerado el fundador de la pintura moderna al romper con la tradición italobizantina. Sus obras se caracterizan por la observación de la naturaleza que precedió su elaboración y que contribuye a preparar el espíritu científico del Renacimiento.
Sus contemporáneos lo llaman el alumno de la Naturaleza. Pintó retablos y frescos para muchas iglesias, la mayor parte han desaparecido por completo o han tenido que restaurarse casi en su totalidad. Las caras y los gestos de sus figuras son naturales y significativos y los paisajes siguen mostrando cielos ideales, y la naturaleza también es expresiva, asociándose a los sentimientos de los personajes.
A los treinta años, era un maestro reconocido y su taller es muy concurrido y había alcanzado cierta prosperidad económica. Fue el primero de los pintores toscanos llamados a trabajar en la Italia del Norte.
Giotto era un hombre campechano y de vida hogareña, gran conversador y de ánimo bromista. Casado, dejó seis hijos que le sobrevivieron. Fue un hombre de gran austeridad. Esta costumbre, junto con los beneficios que obtendrá por su obra, le permitieron ahorrar dinero, al revés que la mayor parte de los artistas de la época, y morir como un hombre acaudalado.
Se relacionaba con soltura tanto con los ricos y nobles como con los hombres del pueblo. Se sabe que tuvo mucha confianza con el papa Bonifacio, y el rey Roberto I de Nápoles escribió de él que era su «gran amigo». En la Divina Comedia, Dante afirma que Giotto fue superior a su maestro Cimabue. Boccaccio le retrata en el Decamerón y en el año 1400 Cennino Cennini escribió que «Giotto tradujo el arte de la pintura del griego al latín.
Residió en Roma, Padua, Arezzo, Rímini, Asís y Nápoles.
En 1334 fue nombrado maestro mayor de las obras de la Catedral de Florencia, empezando los trabajos, pero le sorprendió la muerte el 8 de enero de 1337.