Pintura flamenca – Jan van Eick – Obra – IX

Jan van Eyck fue un pintor que trabajó en Brujas, considerado como uno de los mejores pintores del norte de Europa del siglo XV y uno de los más importantes de los primitivos flamencos, junto con Roger Campin y Rogier van Weyden, que fueron las figuras de transición desde el gótico  a la llamada escuela flamenca.

El estilo flamenco que se dio en los Países Bajos en el siglo xv se ha considerado como la última fase de la pintura gótica, o pre renacimiento que anuncia el renacimiento nórdico de Europa, también conocido Ars nova.

La obra de Jan van Eyck está formada sobre todo por retratos y por representaciones de la virgen. 

Van Eyck, detalles del políptico de San Bavón abierto

Anunciación

La Virgen del Canciller Rolin  y la Virgen del canónigo Van der Paele. La primera fue ejecutada entre 1434 y 1435, siendo un encargo del canciller del duque de Borgoña y con destino su capilla en la catedral de Autun.

La virgen del Canciller Rolin refleja la fuerte desacralización que la pintura flamenca propuso ya que se ve una coexistencia entre los santos y los vivos. Como vemos Rolin y la Virgen María, no tienen ninguna distinción de tamaño, como se hacía hasta esa fecha por orden de importancia, y no hay nada que les separe. Podemos observar la maestría de Jan van Eyck que pinta las texturas de la ropa y las lejanías en la ventana posterior, de una manera formidable

La escena se desarrolla en el interior de un ambiente cerrado, con una arcada en el fondo que crea un complejo juego de luces y de sombras. Las dos figuras principales, la Virgen y el donante, están perfectamente equilibradas y dispuestas una frente a la otra. Las arcadas dejan asomar una vista de una ciudad fluvial reproducida en todos sus detalles que en la composición contribuía a su visión de dentro y era considerada como la solución ideal para combinar la representación de un interior con el paisaje exterior que se abre al fondo.

La Virgen del canónigo Van der Paele es la tabla más grande de las que pintó Jan van Eyck.

 

 

 

 

La virgen del canciller Rollin

Del año 1433 es la Virgen con Niño, último período de actividad del pintor como la Virgen de la fuente 1439, que es conocida como la Virgen de Lucca.

Políptico del Cordero

Se le considera el fundador del retrato occidental, sus modelos casi siempre están representados en busto, la cara, vistos tres cuartos, se vuelve hacia la izquierda, y los ojos fijan a menudo al espectador, lo que constituía en la época una innovación. Su obra maestra dentro de este genero, y una de las cumbres de la pintura flamenca, es el Retrato de los esposos Arnolfini de 1434.  Representa el momento de la boda, de un rico negociante  Giovani Arnolfini, y su esposa. Existe una búsqueda de la superación que la bidimensionalidad del cuadro impone a la representación de los espacios, reforzando una integración del espectador dentro del espacio representado en su obra. Como en casi todas sus obras, abundan las alegorías y las simbologías.

Otros retratos son una serie de oleos evocadores e inquietantes, como el retrato de su esposa, Margarita, y lo que se cree que es su autorretrato, Retrato de un hombre, a menudo titulado  como Retrato de un hombre con turbante rojo. El fondo oscuro exalta el rostro del hombre que tiene un enorme turbante sobre su cabeza, sobre el que recae la mirada del espectador con gran habilidad para representar los pliegues del paño a través del contraste entre las luces y las sombras.

El espacio de la Crucifixión está organizado según un punto de vista realzado que aumenta la sensación de profundidad; a los pies de la cruz se reúne una gran cantidad de personajes entre los que se ven soldados y dignatarios de la corte retratados con distancia, contraponiéndose a la desesperación de la Virgen arrodillada en primer plano y envuelta en un largo vestido azul que deja descubierto mostrando el rostro. El sentido de dramatismo está acentuado por la posición del ladrón sobre la derecha representado con el cuerpo doblado sobre la cruz, mientras que el cielo plomizo anuncia la inminente muerte de Cristo; la ciudad que se ve sobre el fondo, con sus numerosos edificios que recuerdan las construcciones flamencas de su época, representa la Nueva Jerusalen.

La tabla del Juicio Final en cambio, está construida según un modelo de derivaciones medievales, con una disposición en tres planos y con las figuras de grandeza según su grado de importancia; en lo alto se encuentra Cristo rodeado por ángeles que portan los instrumentos de la Pasión, por la Virgen y San Juan y debajo los doce apóstoles con

Retrato del matrimonio Arnolfini  1434

santos y beatos a los lados. En la parte inferior de la pintura se ven los muertos que emergen de la tierra y del mar en atención del juicio con el arcángel Miguel que queda por encima del esqueleto de la Muerte representado con alas de murciélago usadas para delimitar el espacio de los infiernos donde los condenados son lanzados para alimentar a monstruos que rompen los cuerpos en pedazos.

Fueron los flamencos quienes lograron nuevos y destacados efectos a través del uso de veladuras, técnica de pintar con finas capas de pintura húmeda sobre capas previas completamente secas. Jan van Eyck aumentó la proporción de aceite transparente en la mezcla, lo que le permitía superponer varias veladuras, de manera que lograba mayor luminosidad y colores intensos.

Llevó la técnica de la pintura al óleo y el realismo de los detalles a una cumbre nunca alcanzada antes. Estas capas de óleo se aplicaban sobre un sopporte que consta de una tabla de madera pulida y pintada de blanco, con lo que se logra una reflexión de la luz con el consecuente brillo de la pintura y una sugestión de profundidad.

Van Eyck se atrevió con estos métodos que se llamaría trampantojo. Por su maestría en la técnica al óleo, se le conoce tradicionalmente como el «padre de la pintura al óleo».

Era minucioso y sus obras, generalmente de pequeño tamaño, tienen un extraordinario detalle propio del mundo de la miniatura. Aunque minuciosidad recuerde a la iluminación, hay rasgos que hacen ver claramente un anticipo del Renacimiento.

Este periodo del arte flamenco se caracteriza por el natiralismo de vívidos colores, la meticulosidad de los detalles, la precisión de las texturas y la búsqueda de nuevos sistemas de representación del espacio tridimensional. Las figuras humanas se enmarcan en un espacio naturalista, no recurriendo tanto a la perspectiva con un punto de fuga, a dar cierta impresión de tridimensionalidad mediante la técnica de las veladuras. También es muy detallista y minucioso cuando representa las joyas y los tejidos de sus modelos. Inaugura el retrato moderno que procura reflejar fielmente al modelo.

Van Eyck fue un hombre ilustrado, que conocía los escritos de Plinio el Viejo sobre pintura. Su habilidad técnica y la precisión en los detalles, fueron muy admiradas por sus contemporáneos, y su obra ha sido copiada por pintores e iluminadores. Sus compatriotas todavía le seguían considerando el rey de los pintores en el siglo xvi. De este modo ejerció enorme influencia en el arte flamenco y europeo en general.

 

 

 

 

 

 

 

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