Pintura flamenca. Características de la pintura flamenca – V

Fueron unos maestros que abrieron sus talleres en las ciudades flamencas, en Flandes, entre los siglos XIV al XVII, abarcando los estilos del Gótico final, Renacimiento, Manierismo y Barroco. Este término genérico se extendería por un amplio territorio, aproximadamente con la actual Bélgica. Una escuela de carácter urbano y consecuencia del importante desarrollo económico y social de la burguesía comerciante. Un movimiento a caballo entre el gótico y el Renacimiento, que surgió como respuesta a las fórmulas del gótico internacional.

El auge económico de Flandes, especialmente las ciudades de Brujas, Gante e Iprés, a consecuencia del desarrollo de la industria textil de paños, trajo aparejado el enriquecimiento de la burguesía y un florecimiento del arte de la mano del incremento de la demanda de obras del arte.

Tiene un precedente en las miniaturas, sobre las cuales posee una larga tradición de calidad. Esto determina algunas características del arte flamenco, como el empleo de colores brillantes, que recuerdan a los pigmentos usados para la iluminación de las miniaturas y el detallismo aplicado a estas pequeñas obras maestras que se transmite a la pintura de gran formato. Esto permite en gran medida el avance técnico sobre el óleo, que ya se conocía, pero tenía un proceso de secado muy lento que no lo hacía demasiado útil.

Los pintores flamencos del s. xv se encargaron de aplicar la pintura al oleo, contribuyendo a su difusión durante los siglos xv y xvi. Utilizaban tintas fluidas y transparentes, aplicadas por medio de veladuras para obtener las luces, para sombrear delicadamente o para matizar el color del fondo.

Usaban una técnica mixta de temple y óleo con una primera capa al temple, para definir el dibujo y el modelado con sus luces, y una ligera indicación del color. La siguiente capa, al óleo, servía para que el artista se dedicase exclusivamente a los efectos cromáticos.

Conservaron como soporte la tabla, que había sido utilizada durante la Baja Edad Media, a pesar de que en Venecia ya se estaba empezando a generalizar el uso del lienzo. Esto es indicativo de lo íntimamente unidos que estaban los conceptos de artista y artesano aún en aquella época.

Fue un avance técnico y artesanal, que poco tiene que ver con el carácter intelectual y reflexivo de las primeras aproximaciones al Renacimiento que se dan en ese momento en la Toscana. Los pintores de la Escuela Flamenca no recuperan la Antigüedad Clásica como modelo, ni se cuestiona el concepto artesanal del oficio. Tenían clientes entre la burguesía y los comerciantes que residían en las ciudades.

Siguen trabajando como en la edad tardía medieval, aunque ciertos autores, como Jan van Eyck, empiezan a tener conciencia clara de su arte particular y empiezan a firmar sus obras.

Recuperan la perspectiva lineal y la aérea, un proceso de transición del planismo medieval a la perspectiva lineal del Quattrocento que es lento, y los últimos siglos del Medievo transcurren entre experimentos, tanteos y ensayos imperfectos para romper el plano pictórico y recuperar la tercera dimensión.

La duquesa fea

Entre estos tanteos experimentan con la perspectiva caballera, representan la escena como si el pintor se hallase situado en un punto de vista elevado, de manera que los objetos más próximos al espectador se disponen en la parte inferior del cuadro, en primer plano, desde donde se van superponiendo en vertical a medida que se les supone más alejados, escalando el cuadro hasta su parte más alta, donde con frecuencia se dibuja la línea del horizonte.

Ya en el siglo xv, los pintores flamencos y alemanes utilizaban experimentalmente todo tipo de sistemas perspectivos. Mientras que en los cuadros del Renacimiento italiano la luz tiene la función de hacer visibles los objetos y arquitecturas resaltando los valores volumétricos, en la pintura flamenca, en la que la perspectiva se aproxima más a la visión natural, el aire se palpa sensorialmente, como un elemento más que está presente en el cuadro. Se apuesta así por el uso de la gradación de color hacia grises azulados para los objetos lejanos, como haría Leonardo da Vinci en su perspectiva aérea.

El tema religioso predomina en esta etapa, desde la recreación de pasajes bíblicos, hasta los referentes a la vida de santos o anacoretas, como El Bosco o Brueguel el Viejo, que pintan cuadros ejemplarizantes donde describen los pecados y sus consecuencias, o concepciones filosóficas del mundo basadas en creencias o dichos populares. Para ello se ayudan de una fantasía de elementos y composición que logra comunicar a través de un lenguaje muy simbólico y sofisticado.

Un  san José

En muchos cuadros flamencos encontraremos una escena que siempre remite al paisaje, bien sea a través de una ventana, bien porque se desarrolle efectivamente al aire libre. Estos paisajes se realizaban sin apuntes del natural, con lo cual sus elementos estaban completamente estereotipados, la forma de las rocas, aristadas y sin vegetación, las ciudades en la lejanía, torreadas y de colores, los árboles en forma de pluma, con troncos delgados y largos, etc.

Los personajes se distribuían equilibradamente, bien en el centro si era uno sólo, bien simétricamente si eran varios. Las acciones eran muy comedidas y apenas se dejaban lugar al movimiento. Los personajes podían compartir protagonismo, pero jamás robarlo al paisaje.

 

La torre de Babel

Flandes es, además, una de las primeras regiones en llevar a cabo retratos con penetración psicológica del modelo. El retrato típico flamenco, que será adoptado con éxito en España durante siglos, es el que capta al personaje de menos de medio cuerpo, no frontalmente, sino ligeramente girado sobre sí mismo, sobre fondo neutro de color oscuro, e incluyendo el rostro y las manos con algún símbolo.

El hecho de que el personaje aparezca levemente girado permite involucrarle en el espacio, el cual no se representa mediante trucos de mobiliario o fondo arquitectónico. Tan sólo la presencia de la figura, sobre un fondo perdido, insinúa la existencia del volumen y el espacio que ocupa.

Posteriormente, ya en el siglo xvii, en la Escuela de Amberes el retrato flamenco evolucionaría hasta su máximo esplendor en un estilo más naturalista y colorista.


Influyeron en la obra de artistas contemporáneos, y generaciones muy posteriores. Dentro de la pintura flamenca encontramos autores de la talla de Jan Van Eyck, Rogier van der Weyden, Hans Memling, Hugo van der Goes, El Bosco, Robert Campin, Peter Paul Rubens, Anton van Dyck, Jacob Jordaens o Pieter Brueguel el Viejo.

En definitiva, la pintura flamenca es una  pintura realista pensada para exponerse en las casas de los compradores, encargándose sobre todo retratos y es por ello un arte dirigido a la burguesía, la clase pudiente y con capacidad de pagar por las obras de arte y emplearlas como símbolo de la riqueza y estatus social de quiénes las adquieren. La composición es armoniosa, distribuyéndose las figuras y los objetos de manera equilibrada

La joven de la perla. Vermeer

Busca plasmar la belleza material de las cosas y se inspiran en el paisaje, y siempre aparece alguna referencia a la Naturaleza, apareciendo incluso en los interiores a través de puertas o ventanas.

El gusto por el Naturalismo lleva a los pintores flamencos a plasmar todos los detalles de los objetos que representan, siendo muy minuciosos y detallistas.

El óleo fue una herramienta ideal para el estudio de los detalles de los ropajes, plasmando la riqueza de los tejidos y los brocados, además de los pliegues de estos. El color cobra gran relevancia, al igual que la perspectiva y la pintura tridimensional. Pintan en óleo sobre tabla, realizando reflejos y transparencias, consiguiendo crear atmósferas, zonas de luces y sombras, además de lograr colores intensos y brillantes, de aspecto esmaltado.

Dentro de los aspectos técnicos que constituyen una novedad se destaca la introducción de las preladuras o capas de un mismo color, empleadas para crear la sensación de profundidad, algo utilizad para pintar cielos y plasmar la sensación de transparencia. Otro recurso novedoso es el empleo de un barniz de secado rápido que permite que la pintura adquiera brillo y se conserve mejor, técnica introducida por los hermanos Van Eyck.

Por último, también se recurre a otra técnica para aportar más luminosidad a la pintura que es la imprimación de la tabla con estuco y cola animal, para brindar un efecto esmaltado.

Las diferentes etapas en las que se divide este arte son las siguientes:

  • Escuela flamenca de primera generación, una etapa que va desde finales del siglo XIV a mediados del XV y que tiene como principales representantes a los hermanos Van Eyck, Van del Weyden o el Maestro Flémalle (Robert Campin). Jan Van Eyck está considerado como pionero de la pintura flamenca, constituyendo con el resto un ejemplo de virtuosismo en el uso del óleo.
  • Escuela flamenca de segunda generación.Una etapa que ocupa la segunda mitad del siglo XV y en la que se destacan los pintores Hans Memling, Van der Goes y Gerard David.
  • Escuela flamenca del Renacimiento. Se extiende durante las primeras décadas del siglo XVI y tiene como principales figuras a El Bosco, Quentin Metsys, Joachim Patinir y Pieter Brueghel el Viejo. En este siglo y el XVII, Amberes se convertirá en la capital del arte, siendo allí donde surjan los primeros cuadros en los que el paisaje es el único protagonista.
  • Escuela flamenca Barroca,siglo XVII, con Rubens como figura clave, además de Jordaens y Van Dyck

 

Ángel Villazón Trabanco

Dr. Ingeniero Industrial

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