El muralismo mexicano – Roberto Montenegro

 

Roberto Montenegro Nervo nació en Guadalajara, Jalisco, México el 19 de febrero de 1887. Fue un pintor, muralista, grabador, diseñó escenografías para teatro, ballet, ópera y cine y escribió poemas, cuentos y una autobiografía, y fue funcionario del Instituto Nacional de Bellas Artes y de la Secretaría de Educación Pública. También fue docente con gran influencia en la vida cultural del México del siglo XX
De niño muy pronto comienza a ilustrar los números de la Revista Moderna de México, publicación del modernismo de esa época. Entre 1904 y 1905 estudió con Félix Bernardelli, artista brasileño radicado en Guadalajara.

Posteriormente ingresó a la Academia de San Carlos o Escuela de Bellas Artes de México.

En 1904 ingresó en Escuela Nacional de Bellas Artes de la Ciudad de México. Desde su ingreso fue un alumno destacado, y en 1905 ganó una beca para estudiar en Europa.

En Madrid se inscribió en la Academia de San Fernando y ahí entró en contacto con las vanguardias europeas. Durante los años que permaneció en Europa, la obra de pintores como Paul Gauguin y Paul Cézanne comenzó a ser valorada, y como muchos de sus colegas, recibió su influencia.

       Mural sin titulo. Ciencia y Tecnologia



De Madrid va a París, donde asiste a la École des Beaux-Arts y a la Académie de la Grande-Chaumière. Los artistas de vanguardia bullen en Montparnasse como Pablo Picasso y Georges Braque, están volcados en los primeros experimentos cubistas. 

Les Demoiselles d’Avignon provoca un escándalo en 1907, los fauvistas, con Henri Matisse  de cabecilla, presentan sus primeras exposiciones y preconizan “usar los colores como cartuchos de dinamita”.

Montenegro se deslumbra ante semejante efervescencia, pero persiste en la fase art nouveau de sus inicios, con voluptuosos retratos femeninos de líneas sinuosas y motivos vegetales y florales que imitan el decadentismo de Aubrey Beardsley .

Regresó a México en 1910 por dos años, para participar en la exposición organizada por la Academia con motivo del Centenario de la Independencia. Las críticas fueron favorables y en 1911 presentó una exposición individual en la Academia de Bellas Artes. Después regresó a París donde colaboró en diversas revistas y comenzó a adquirir prestigio entre el círculo de artistas que también participaban en estas publicaciones, como Juan Gris y Jean Cocteau, entre otros.

Al comenzar la Primera Guerra Mundial, Montenegro decidió regresar a México y partió rumbo a España, pero le fue imposible cruzar hacia América y permaneció en ese país hasta 1920. Se estableció en Mallorca, isla que en aquel entonces se había convertido en refugio de intelectuales y pintores, a los que Montenegro conoció, entre ellos Picasso.

Cabeza Azteca

A su llegada a México, colaboró como ilustrador en Revista de Revistas y trabajó como muralista. Su primer mural se lo encargó Venustiano Carranza, como parte de los proyectos para concluir el Palacio de Bellas Artes. Conoció a José Vasconcelos, rector de la Universidad Nacional, quien lo invitó a pintar los muros de la Secretaría de Educación Pública y después los del anfiteatro, patios y escaleras de la Escuela Nacional Preparatoria.

En 1921, Roberto Montenegro fue maestro de Dibujo en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Ese mismo año fue nombrado jefe del Departamento de Artes Plásticas de la Secretaría de Educación Pública, y organizó la Exposición nacional de arte popular con los festejos de la Independencia. Desde entonces el arte popular formó parte de sus inquietudes, fue un tema recurrente en su pintura, junto con motivos de figuras prehispánicas y personajes con rasgos indígenas. Fue un gran promotor y coleccionista de arte popular.

En 1924 pintó los muros del antiguo templo de la Encarnación, después convertido en Universidad Iberoamericana, y desde entonces fue reconocido como gestor del nacionalismo mexicano y decoró el edificio de Relaciones Exteriores.

En 1937  expuso en varios lugares en México y el extranjero y participó en una muestra de la Fine Arts Gallery en Massachusetts. Exhibió su obra en el Pabellón Mexicano de la Feria Mundial en Nueva York, las Sthendal Art Galleries en Los Ángeles, las Elder Galleries en San Francisco, así como en la ciudad de Chicago; en México, en la Galería de Arte Mexicano y en la inauguración de la Galería de Arte de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Mural. 

Expuso en la colectiva Art mexicain en París en 1958 y dos años más tarde decoró el Banco de Comercio de la Ciudad de México y participó en la Bienal de Pintura del Instituto Nacional de Bellas Artes. Respecto a su obra mural, pintó frescos para el Teatro Degollado en Guadalajara y su última producción la llevó a cabo en la Casa de las Artesanías en Jalisco, en 1963, la tituló La muerte de las artesanías y para elaborarla utilizó mosaico de vidrio.

En 1967 le fue otorgado el Premio Nacional de Arte. En cuanto a su obra de caballete, Roberto Montenegro siempre se enfocó en una búsqueda de retos plásticos, estilísticos y conceptuales. Nunca se encasilló en un estilo o corriente. Experimentó con el surrealismo, la metafísica y la abstracción.

En 1968 realizó una exposición individual en la Galería Nieto y fue nombrado miembro fundador de la Academia de Artes de México. En octubre de ese año, en un viaje a Michoacán, murió repentinamente.

Fue muy controvertido por los vaivenes de sus trabajos. Los críticos lo juzgan anacrónico, híbrido y demasiado teatral, porque amalgama estilos y épocas. Lo tachan de frívolo y de conservador, de mundano y de místico, de experimental sin ser vanguardista.

Desesperacion

Ensaya simultáneamente el impresionismo de Renoir, el cubismo de Picasso y los ángulos caricaturescos de los expresionistas alemanes. Oscila siempre entre el amor por lo clásico y la audacia, entre la perfección académica y la libertad de la experimentación, entre el recato y el exceso ornamental.

 

Odalisca

Reconocido como espléndido retratista, Montenegro es hoy solicitado por empresarios, políticos, gente adinerada y personalidades del mundo empresarial y cultural.

Fue velado en el Palacio de Bellas Artes como homenaje a su extensa creación artística.

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