Nació en la Ciudad de México, en 1892, y fue pintor, ilustrador, grabador, educador y uno de los pioneros del movimiento del muralismo mexicano.
Estudió en la Academia de San Carlos y asistió a la Escuela de Pintura al Aire Libre de Santa Anita. Se unió al movimiento de muralistas como miembro del Sindicato de Pintores, convocado por José Vasconcelos, rector de la Universidad Nacional,
Museo del Paisaje. Ramón Alba de la Canal
José María Velasco. Alba de la Canalpara cumplir con el propósito de conformar un arte nacional de carácter monumental para satisfacer los requerimientos didácticos de la política de educación federal propugnada por la recién creada Secretaría de Educación.
Pintó además cuatro murales para la Secretaría de Defensa Nacional: “La paz”, “La Guerra”, “El dolor humano” y “La Victoria”. Su obra más grande e importante fue de cincuenta y seis paneles de frescos en el monumento a José María Morelos en Janitzio, en Michoacán en 1938.
Academia de Artes
Realizó grabados en madera de hilo, acercándose a Jean Charlot. La mayor parte de este trabajo de grabado estuvo relacionado con sus actividades políticas.
Su trabajo se dividió como artista y como profesor de pintura en San Carlos hasta 1921, posteriormente, en 1928 participó como dirigente del Grupo ¡30-30!, y perteneció también al grupo de los Estridentistas, estando su obra enfocada mayormente a la gráfica.
Ramon Alba de la Canal.
En sus grabados, resalta la perfección geométrica de la arquitectura urbana mostrando a la ciudad como el lugar donde el ser humano alcanza su máximo desarrollo, y sin nostalgia por una relación cercana con la naturaleza.
En 1932, creó un grupo de teatro en el Palacio de Bellas Artes y se convirtió en jefe del departamento de Teatro Infantil de la Secretaría de la Educación Pública en 1934, también el teatro de marionetas en México.
A finales de 1950, su labor docente fructificó en la designación como director de la Escuela de Artes Plásticas de Xalapa, en Veracruz. Murió en 1985 en la Ciudad de México.
Ramón Alva de la Canal (Ciudad de México ). El Café de Nadie.
Desde la perspectiva histórica y artística contemporánea al grupo de escritores, poetas, pintores y escultores que, amparados por los chisporroteos de café y el humo de cigarrillo, dieron la pauta para el nacimiento, en el diciembre de 1921, de nuestra vanguardia estridentista.
Era el México de los años veinte del siglo pasado que, bajo la tutela caudillista del presidente Álvaro Obregón y el liderazgo intelectual de José Vasconcelos, buscaba la institucionalización de su gesta revolucionaria a través del establecimiento de icónicas dependencias, como la recién inaugurada Secretaría de Educación Pública, que habrían de configurar el rostro moderno del país.
La llamada Escuela Mexicana de Pintura, con un derrotero de reivindicación de ideales obreros y campesinos, se miró frente a otros asuntos, de índole más cosmopolita, como la apuesta de los Contemporáneos.
Vasconcelos, promotor de los temas mexicanistas en la pintura mural y de caballete, vio nacer un conjunto de escritores y artistas que se reunía en un viejo café de la colonia Roma, barrio aristocrático porfiriano y paradigma de la modernidad progresista del régimen de Díaz.
Con ecos del futurismo italiano, pero anclados en un presentismo posrevolucionario, Manuel Maples Arce, Germán List Arzubide, Arqueles Vela, Ramón Alva de la Canal, a quienes se sumarían Germán Cueto, Leopoldo Méndez, Jean Charlot y otros miembros, abordaron la temática proletaria y campesina con el sesgo de una nueva realidad urbana que se enmarcaba en la convulsa década de los veinte, donde la fábrica, el automóvil, las comunicaciones y la transformación de la vida cotidiana fueron algunos de los tópicos exaltados, tanto en imagen como en palabra, por las nuevas voces de la estridencia.
Cambio, subversión, ruptura, innovación, eran las principales consignas de una generación de jóvenes cuyo pensamiento y acción, cabe señalar las referenciales publicaciones del grupo: Horizonte e Irradiador, se volcaron durante seis años en el andamiaje de una cultura hermanada con las vanguardias europeas y latinoamericanas.
“En este movimiento de vanguardia hubo bastante observación del ambiente político-literario, utilización oportuna de medios propagandísticos y otros cálculos que involucraban una sensibilidad política”.
Para esta nueva orquesta de voces, la apropiación del espacio era algo emergente. No se trataba ya de academias, aulas institucionales o palestras, sino de resignificar latitudes para el encuentro libre e incluyente. Es ahí donde cobra estatura la presencia del Café de Nadie, de la colonia Roma, siendo el lugar de charlas, discusiones, manifiestos e, incluso, exposiciones.
En relacion con los ambientes culturales de la vanguardia europea, como el emblemático Café Voltaire de Zúrich que atestiguó el despertar de la sensibilidad dadá, el Café de Nadie reunía numerosas disciplinas del arte y el pensamiento con una meta en común, ponderar el espíritu crítico y moderno.
Ramón Alva de la Canal, en una evocación del señero Café de Nadie, realizó hacia 1930 un óleo y collage en planos geométricos que integran a algunos de los miembros del movimiento estridentista. Obra heredera de la iconografía cubista y futurista, que resguarda la colección del Museo Nacional de Arte en la Ciudad de México, recrea la “seductora atmósfera” de café, alcohol y humo que esquematiza a los personajes inmersos en sendas reflexiones sobre arte y poesía.
Aunque para 1927 sus agremiados siguieron caminos distintos, el legado estridentista continuaría durante varias décadas más, en forma y en fondo, en el arduo proyecto de construcción del México moderno.
El desembarco de los españoles. Ramon Alba de la Canal