Inició su formación con Ghirlandaio, a cuyo taller acudió con 13 años. Un año mas tarde Lorenzo de Médici lo acogió bajo su protección admirado por las obras de este artista. Tras la muerte de este, regresa a Caprese, de donde saldrá para volver a Florencia bajo las órdenes de Pedro de Médici, pero sus desavenencias con el sucesor de Lorenzo hacen que inicie el camino a Roma.
Allí realizará la Piedad, que lo hará famoso. Después y fuera de Florencia, retorna a la ciudad del Arno para acometer la que es su obra escultórica más impresionante, el David, donde pueden apreciarse todos los detalles técnicos de la talla, detalles que quedarán evidentes en otra de sus producciones, el Moisés.
Sus obras rompen con el clasicismo imperante y plasman el realismo, pero también expresividad y movimiento. La serie de los Esclavos son la mejor muestra de ese anhelo que parecen mostrar las figuras trabajadas por el artista renacentista, que se contorsionan como si lucharan por salir del bloque de piedra que las retiene.
En el David, la sensación de movimiento la consiguió con una estrategia propia de la escyltura griega. Las figuras se representan con las extremidades opuestas, una de las piernas aparece adelantada, como si fuera a caminar, mientras que la otra está en reposo. Y lo mismo sucede con los brazos. El peso del cuerpo parece descansar en la cadera, que se muestra más elevada, y la cabeza está girada a un lado, en un intento de reproducir el movimiento que hacemos con la cabeza cuando andamos.
Los protagonistas de sus obras expresan sus sentimientos y expresiones de manera dramática. Las características de este estilo lo encontramos en los rostros del David o del Moisés, que dejan ver ira contenida, dureza, excesiva expresividad, fortaleza. Con solo observar las figuras el espectador se siente empapado de ese vigor que desprenden. Sus personajes muestran miradas penetrantes y profundas.
También los cuerpos expresan tensión contenida, fuerza. Son tallas donde podemos apreciar los profundos conocimientos que el artista de Caprese tenía sobre anatomía, sobre musculatura. Las manos del David son buena prueba de ello, con sus venas y tendones bien definidos. También el torso, las piernas… Toda la musculatura, todos los detalles anatómicos están representados de manera excepcional en esta escultura, salvo un espacio situado en la espalda entre la columna y el omóplato derecho. En el año 2004, una investigación, realizada por Massimo Gulisano y Pietro Antonio Bernabei, especialistas en anatomía humana, puso de manifiesto que en la escultura no se había tallado un relieve o cavidad muscular en esa área del cuerpo y apuntan a que ello no se debió a que el artista florentino lo desconociera, sino a que no contaba con mármol en esa zona de la espalda para esculpir este hueco.
Denota un profundo conocimiento del material y de las vetas de la piedra, lo que le daba una gran ventaja a la hora de trabajarla, porque sabía el mejor modo de conseguir el resultado que ansiaba. Además, se aventuró a esculpir algunas obras, como el David, en un solo bloque, cuando lo normal era tallar las esculturas por piezas y luego unirlas.
Con dieciséis añosMiguel Ángel ya había realizado al menos dos esculturas en relieve, el Combate de los lapitas y los centauros, y la Virgen de la Escalera. Realizó su primera escultura a gran escala, el monumental Baco (1496-1498, Museo del Barguello, Florencia). En esa misma época esculpió también la Pietà (1498-1500) para San Pedro del Vaticano, que aún se conserva en su emplazamiento original y es la única obra en la que aparece su firma.
De carácter huraño y desconfiado, él mismo seleccionaba el mármol, lo transportaba y lo trabajaba para asegurarse de que era la pieza correcta.
Como arquitecto no comenzó hasta 1519, cuando diseñó la fachada de la Iglesia de San Lorenzo en Florencia, ciudad a la que había regresado tras su estancia en Roma. Durante la década de 1520 diseñó también la Biblioteca Laurenciana, anexa a la citada iglesia, aunque los trabajos no finalizaron hasta varias décadas después.
Emprendió, entre 1519 y 1534, el encargo de hacer lastumbas de los Medici en la Sacristía Nueva de San Lorenzo.
En 1501, Miguel Ángel decide ponerse a esculpir el David con 26 años. Se pasó tiempo mirando el bloque, que estaba en el patio del Departamento de Obras de la catedral, comido por la maleza. Dio vueltas a su alrededor durante meses.
Cabeza de David
A las pocas semanas de comenzar, el escultor pidió que levantaran cuatro muros alrededor del bloque, para poder protegerlo de los curiosos. Cuatro años pasó esculpiendo la obra. Cuando mostró la pieza, se derribaron los muros como en un gran espectáculo, y la gente quedó estupefacta.
Torso de David
Era una colosal escultura que sobrepasaba los 5 metros. Lo que en principio era una escultura religiosa, tomó inmediatamente connotaciones políticas.
Los Médicis habían sido expulsados de Florencia y la ciudad se había transformado en una república, por lo que el David fue visto como un símbolo de libertad, una obra de arte que recordaría a los gobernantes que debían proteger a Florencia de la injusticia, como había hecho el rey David.
La desnudez del joven, llamó la atención, pero eran otros tiempos. Hace 500 años había una cierta libertad artística que incluso permitía el desnudo en el arte religioso. Miguel Ángel no quiso vestir a su David porque para él la desnudez simbolizaba al hombre en armonía con la naturaleza.
El David, rey de los judíos, no está circuncidado. Muchos dicen que esa es la prueba de la visión que tenía el arte renacentista del ser humano, menos ligado a la religión y más a los valores de la belleza.
Es considerado el ápice de la obra escultórica de Michelangelo, y se encuentra actualmente en la Galería de la Academia en Florencia y definitivamente es una meta que no te puedes perder en tu visita a esta maravillosa ciudad.
El David posee la energía que caracteriza el trabajo de Miguel Ángel, esta escultura transmite dramatismo a través de sus ojos con un cuerpo lleno de tensión, la marca de sus tendones, los músculos y las venas no tienen gestos violentos, pero son los elementos que podemos ver en otras obras de este artista del Renacimiento.
Es una de las obras más representativas del Renacimiento italiano además de ser una de las esculturas más famosas del mundo. Grandes escultores florentinos como Donatello, Ghiberti y Verrocchio realizaron obras tomando el tema de la biblia donde se representa a David como un adolescente, después de haber decapitado a Goliat.
Sin embargo, Miguel Ángel decidió representar con esta obra el momento previo al enfrentamiento. Por ello vemos un David joven para golpear al gigante sosteniendo una piedra en su mano derecha con una honda apoyada sobre su hombro izquierdo.
La tensión de este joven pastor frente a su enemigo fue representada por Miguel Ángel con detalles como una intensa expresión en sus ojos, una contracción precisa de los músculos mostrando las venas en relieve por donde parecería que la sangre corriera. Definitivamente, el David de Michelangelo es una obra maestra de la historia del arte florentino y una de las obras más famosas de la historia de la humanidad.
En el Museo del Bargello se conservan esculturas que corresponden al inicio de Miguel Ángel. Se encuentra el Bacco, una de las primeras esculturas del artista y una de sus raras obras profanas, el Tondo Pitti y el Ritratto di Bruto.
La Nueva Sacristía de las Capillas de los Medici fue diseñada por el propio Miguel Ángel y construida a inicios del siglo XVI.
Miguel Ángel consideraba que la escultura del Moisés era su obra más realista, insufla vida. El artista, utiliza de nuevo el recurso de la cabeza vuelta hacia la izquierda concentrando una expresión de tremenda ira que le embarga el rostro contraído en un gesto ceñudo y que se refleja en la poderosa constitución de la estatua, sobre todo en sus ojos.
La obra fue concebida como parte del conjunto escultórico de la tumba del Papa Julio II. Un episodio bíblico, refleja el momento en que el profeta Moisés, al regresar de su estancia en el monte Sinaí portando las tablas de la ley, contempla con cólera e indignación cómo los israelitas han abandonado el culto a Jehová entregándose a la idolatría.
La obra representa el instante en que Moisés lleno de profunda ira, contenida y airada, piensa en el castigo que desatará sobre un pueblo infiel y desagradecido. La relevancia impuesta en los detalles del cuerpo y en los pliegues de los ropajes provocan cierta tensión psíquica que se puede apreciar detallando la escultura, la prominencia de los músculos, la hinchazón de las venas, las grandes piernas pesadas y a punto de incorporarse nos hace temer lo que será tener frente a sí la fuerza de un titán.
Junto con el David, el Moisés de Miguel Ángel, son el punto culminante y de mayor expresividad de la terribilitá miguelangelesca.
El desequilibrio a favor de lo expresivo se plasma por medio del movimiento contenido que se hace visible al espectador a través de la tensión de la anatomía y que se libera en la vehemencia de su mirada.
El Moíses
Es la expresión de su rostro la que nos elevan a una estética que supera su propia formalidad y las tendencias artísticas de la época. Miguel Ángel experimentaba dentro de sí la necesidad de elevar la belleza a su verdadera esencia, de naturaleza inmaterial. Cuando el Papa Julio II llamó al rasgo más notable de Miguel Ángel se refirió a esa fuerte expresividad iracunda de sus obras, y al carácter personal del artista, conocido por sus rasgos de genio irascible, hombre terco, violento.
La tensión dramática del Moisés relacionada con el uso de la exageración anatómica utilizada como recurso expresivo, le servía como herramienta de captación psicológica. Estos principios creadores de tensión y drama marcaron las obras del genio, su concepción del mundo y de la vida hicieron que Miguel Ángel tuviese su propia interpretación del arte y generó una estética marcada por su carácter y temperamento: la terribilitá.