“Artesanías convertidas en obras de arte”
Algo de historia de Talavera de Puebla
Puebla es la ciudad colonial más grande de México, con un gran centro histórico, lleno de monumentos artísticos, y a nivel mundial es reconocida por su tradición de producción de cerámica de Talavera.
La cultura cerámica en México es milenaria y diversa, como se constata a través de vestigios encontrados en casi todo el territorio nacional, a través de una larga trayectoria histórica.
Hace ya muchos años, en 1550, un pequeño grupo de artesanos procedentes de Talavera de La Reina, de Sevilla y de Génova se establecieron en Puebla, y aprovecharon el conocimiento que tenían los pueblos indígenas en el manejo de las arcillas junto con el del propio personal europeo, e incluso con esclavos negros que comenzaron a producir la loza, dando lugar a la cerámica de Talavera de Puebla.
Para 1620 los talleres ya habían pasado a manos de los hijos de los españoles o aprendices, creando su propio estilo. Unos años después los alfareros poblanos buscaban elaborar piezas más ricas que las traídas de España, y lo consiguieron comerciando con países como Venezuela, Cuba, Guatemala y Santo Domingo.
Las luchas de la independencia de las colonias, la desaparición del comercio entre ellas y la continua importación de loza y porcelana inglesa contribuyeron al cierre de muchos talleres por no poder competir en precio.
Posteriormente, en el siglo XX, y debido a la competencia de cerámica procedente de otros estados de la República, las importaciones baratas y la falta de diseños imaginativos y modernos, se produce un resurgimiento con un sentido de empresa moderno.
En la actualidad, las empresas de Talavera exportan a muchos países europeos, a Estados Unidos, Canadá, y Sudamérica.
¿Cómo se hace la cerámica de Talavera de Puebla?
Producir una pieza de Talavera de Puebla lleva de tres a seis meses en completarse. Se comienza el proceso artesanal con el lavado y filtrado de una mezcla de arena negra y blanca, que se usa para modelar la pieza. Después de varios días de secado, se cuece a 850 °C y se aplica la base vidriada de color marfil. Luego se dibuja el diseño a mano sobre la pieza y se somete a una segunda cocción.
Se utiliza en vajillas, contenedores para los hospitales, para el traslado del vino y del pulque y también se aplicó en los azulejos dentro y fuera de inmuebles, como cocinas y fuentes y en las fachadas de casas.
Su empleo en la arquitectura civil tiene fines decorativos, y se fueron utilizando cada vez en superficies de mayor tamaño, como en el siglo XIII, cuando su empleo se generalizó y se combinó con azulejos y ladrillos llegando a cubrir fachadas completas, jugándose con medidas y formas geométricas, creando diseños de gran originalidad.
Muchas de las fachadas del centro histórico de Puebla están decoradas con estos azulejos, así como fuentes, patios y otros edificios que constituyen la arquitectura
barroca poblana.
Proceso de elaboración
Su elaboración conserva su carácter primitivo, pero su decoración se ha modificado recibiendo influencias como la morisca, la china y las europeas, que mezclados con elementos locales le imprimen características únicas e inconfundibles. A pesar de la complejidad del proceso, prácticamente no ha cambiado desde que la artesanía fue introducida por primera vez en la época virreinal.
El proceso de decoración es realizado por artesanos que poseen gran creatividad y habilidad y los colores empleados en su decoración son el azul, el amarillo, el negro, el verde el naranja y el malva. Se cuentan colores con hasta quince tonalidades diferentes, que se han ido incorporando según demanda del mercado y para su aplicación se utilizan pinceles hechos por los propios artesanos de madera y pelo de cola de caballo. Es algo muy delicado, que aunado a la precisión de los trazos y al relieve de los dibujos, es una característica que diferencia a la loza poblana del resto de la cerámica elaborada en otras partes de México. Los municipios donde se pueden encontrar estas artesanías son Puebla de los Ángeles, Cholula, Tecali y Atlisco.
En el caso de Puebla, que fue uno de los centros alfareros más importantes del México prehispánico, en donde culturas como la choluteca, huejotzingas, tlaxcaltecas y mixtecos producían la conocida “Loza Colorada”, cerámica con fines utilitarios y religiosos. Después de 1521, durante la conquista y colonización, el arte del vidriado o esmaltado de la cerámica pasa de España a México. La producción de objetos cerámicos esmaltados se ve favorecida por la disponibilidad de los materiales dentro del estado de Puebla.
La técnica de producción de la cerámica poblana, Talavera Poblana, o cerámica de Mayólica, debe su origen a los musulmanes que introdujeron el conocimiento del vidriado en la península ibérica, en su dominación durante ocho siglos.
Es en Málaga donde se produjo la mejor cerámica del imperio musulmán, la cual recibió el nombre de “Mayólica”. Esta tradición tuvo influencias orientales y europeas, pero se estableció en los territorios castellanos en Talavera de la Reina, el barrio de Triana en Sevilla y Puente de Arzobispo, y de ello deriva el nombre de Talavera con que se conoce la cerámica hecha en la región de Puebla. El decorado ornamental empezó a introducir motivos geométricos y alusivos a la naturaleza, tales como pájaros y flores, y la aplicación del azul cobalto sobre el fondo blanco.
El procedimiento cuenta con tres fases: preparación del barro, elaboración del diseño de la forma de la pieza y primera cocción y vidriado, diseño del pintado y segunda cocción:
- Preparación del barro: Se compone de la mezcla de barro negro y barro blanco, que al prepararse correctamente proporcionan la plasticidad requerida para manipularse.
- Elaboración del diseño de la forma de la pieza y primera cocción: El formado de piezas se realiza con el torno de pie tradicional o mecánico, el método de la forja con moldes de yeso, o el formado manual como es el pastillaje.
- Vidriado, diseño del pintado y segunda cocción: El vidriado o esmalte vítreo se prepara con una mezcla llamada alarca, conformada de sílice, cenizas sólidas calcinadas, plomo y estaño. Las piezas son cubiertas por aspersión o escurrimiento. Una vez seca la pieza, se procede a trazar el diseño del pintado mediante la técnica del estarcido. Después es decorada a mano con pigmentos naturales compuestos a base de óxidos metálicos policromáticos que tras la segunda cocción realizada a 1.150 °C se funden junto con el esmalte dando como resultado un recubrimiento color marfil grisáceo de gran brillo, y colores brillantes realmente sorprendentes.
La tradición de la Talavera Poblana es una técnica multicultural que reúne los logros adquiridos por distintas culturas a lo largo de la historia, y que los alfareros de Puebla han sabido trabajar y desarrollar durante décadas gracias a su gran habilidad como artesanos.
La cerámica cuenta con denominación de origen, habiendo un Consejo Regulador, organismo encargado de otorgar las certificaciones a los grupos de artesanos que cumplen con los requisitos estipulados para la fabricación de la cerámica. Al día de hoy solo hay nueve talleres reconocidos.
Para más información sobre artesanía en México se pueden dirigir a Diana Vianey Fuentes, cuyo correo electrónico es: vianowsky@hotmail.com
Ángel Villazón Trabanco es ingeniero, escritor y periodista cultural y te brinda la posibilidad de leer algunos de sus libros:
- Goces y sufrimientos en medievo
- Los tacos de huitlacoche
- Los enanos
- El sueño de un marino cántabro y el sueño de un orfebre andalusí
- Senderos de Libertad
También puedes leer otros artículos y relatos suyos en esta misma página web: www.angelvillazon.com
Ángel Villazón Trabanco
Ingeniero Industrial
Doctor en Dirección y Administración de Empresas
